In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

Si deseas saber más sobre esta historia, accede mediante este link

https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


lunes, 20 de septiembre de 2021

NOHEDA, UNA VILLA DE LUJO

 

En busca de saber cómo vivían en la villa romana de Noheda entre los siglos IV y VI



Un proyecto de la UCLM en este yacimiento, además de las excavaciones, arqueológicas, pretende recomponer el ecosistema de esos 300 años




El yacimiento de la Villa Romana de Noheda es mucho más que sus magníficos mosaicos. Y así lo entiende la Universidad de Castilla-La Mancha, que este año, con la financiación del Gobierno regional, está desarrollando un proyecto de investigación que va más allá de las excavaciones y que pretende recomponer el ecosistema de la villa monumental, estudiando en profundidad no solo sus restos arqueológicos, sino también la vegetación y la fauna.

Todo ello para conocer cómo era la vida de los habitantes de la villa romana, cuál era su dieta, etcétera; en definitiva, el modus vivendi no solo del dominum de Noheda, sino ante todo de las entre 150 y 200 personas que residían y trabajaban allí entre los siglos IV y VI. Algo que “no se suele hacer en los yacimientos de otras villas romanas, porque se excavaron en los años 50 y en aquel momento buscaban únicamente los mosaicos”, tal y como explica el director científico de las excavaciones, el arqueólogo Miguel Ángel Valero.

Con esta metodología del siglo XXI, tras las labores de excavación, llega el momento del análisis en profundidad de los restos encontrados, pero no solo de los mármoles o las teselas, sino también de las piedras, morteros, restos de fauna e, incluso, del polén de las distintas épocas objeto de estudio. Para ello la UCLM cuenta en este proyecto de investigación con la colaboración de organismos como el Consejo Superior de Estudios Científicos (CSIC), que se encarga de analizar los morteros, piedras y polen; la Universidad de Valencia, que se centra en la fauna; y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), que hace lo propio con las teselas de los mosaicos, al igual que la Universidad de Alicante, con los mármoles. 





Como consecuencia, se puede decir que en Noheda hubo un primer asentamiento íbero en el siglo IV a.C.; posteriormente, en el siglo I se erigió una villa de negocio, con la explotación de cereales y olivo, que desaparecería en favor de la construcción en el mismo lugar, e incluso utilizando sus propias piedras, de la actual villa monumental, de ocio y negocio, en el siglo IV, agregando a la actividad económica el cultivo de la uva (probablemente bobal) y una explotación ganadera de entidad. Ocupación que se prolongaría dos siglos más, pero, eso sí, dejando a un lado la opulencia y apogeo inicial de la villa por una etapa de declive y subsistencia, que obligó a sus moradores a tener una resiliencia supina. De hecho, según detalla Valero, en esa época, cuando el dominum ya había abandonado la villa, los habitantes se dedicaron a adecuar cada estancia para otros usos, como por ejemplo, el gran comedor (triclinium), donde se encuentra el impresionante mosaico de la villa, como zona de extracción de mármoles para su venta, o las termas (balneum) como espacio de producción, ubicando en ellas desde silos para el grano hasta una herrería.

Del estudio de la basura, se ha podido saber que en el siglo IV los moradores de Noheda comían animales jóvenes asados, en especial jabalí y ciervo, mucho pescado y ostras de río. Dieta que nada tenía que ver con la predominante en los siglos V y VI, con el declive de la villa, cuando se comían animales viejos, no asados sino guisados.

Y con el análisis de los materiales encontrados (más de una treintena de mármoles procedentes de todo el Arco Mediterráneo, teselas, piedras y morteros) se pretende conocer el coste de la villa monumental y hasta la duración de su construcción.

 

EXCAVACIONES

Como es lógico todas estas investigaciones no se han podido acometer sin unas excavaciones arqueológicas previas. Trabajos que este año daban comienzo, en un primer momento, a mediados del mes de junio con alumnos del taller de empleo del proyecto de Recualificación y Reciclaje Profesional (RECUAL), si bien no sería hasta el pasado 30 de agosto cuando comenzarían de lleno, no solo con las ocho personas del RECUAL, sino también con alumnos de la Facultad de Humanidades del Campus de Cuenca y de la Universidad de Mayores ‘José Saramago’, que se prolongarán hasta mediados de este mes.


Yoan Rostislavov y Manuel Aparicio son dos de los participantes en las excavaciones de este año. El primero, estudiante de segundo curso del grado de Humanidad: Historia Cultural, y el segundo, alumno de la Universidad de Mayores ‘José Saramago’. Ambos se muestran encantados con la oportunidad de poder trabajar en un yacimiento de las características de Noheda, a pesar de lo cansado del trabajo. Y es que no dudan en asegurar que “la experiencia merece la pena”.

Las excavaciones de este año han permitido localizar un edificio de más de 800 metros cuadrados, con muros de hasta 1,2 metros de anchura y una altura conservada de 2 metros, que, en la actualidad se encuentran bajo tierra. A tenor de la anchura de sus muros, Valero apunta que este edificio podría tener una altura conservada de unos 6 metros. “Queda mucho por hacer”, tal y como recalca, pero son muchas las expectativas puestas en este edificio del siglo IV, entre otros motivos, por todo lo que puede llegar a ofrecer una vez se excaven los dos metros de profundidad de su interior.

En todo caso, se trata de un edificio de dimensiones extraordinarias, de cuyas características no hay nada igual en otros yacimientos similares, según recalca el director científico de las excavaciones, por lo que manifiesta que aún es pronto para saber cuál era su funcionalidad.

 Si bien barajan dos hipótesis, por un lado, que se trate de un elemento de la parte urbana de la villa, por lo que podría tratarse de un salón de recepciones, o, por otro, que forme parte del complejo productivo y en ese caso cabría la posibilidad de tratarse de un edificio de almacenaje o una almazara (torcularium). Pero, tal y como remarca, “no dejan de ser dos teorías que, por el momento, no podemos corroborar”.



Fuente: https://www.lasnoticiasdecuenca.es/



encuentran un nuevo edificio en la opulenta villa romana de noheda

En este yacimiento de la provincia de Cuenca se ha empezado a excavar una extensa estructura durante la campaña anual realizada bajo la dirección del arqueólogo Miguel Ángel Valero Tévar.


El rector de la Universidad de Castilla la Mancha visita las excavaciones en compañía de Miguel Ángel Valero (en la zanja).




La campaña llevada a cabo durante el pasado mes de agosto en el sitio arqueológico de Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), ha sacado a la luz una nueva estructura hallada junto al ya excavado triclinio. Presenta una planta cruciforme y cubre una superficie de 800 m2, con muros de metro y medio de grosor por dos de alto levantados con hiladas de bloques de piedra.

A la espera de empezar a excavar este ámbito en profundidad, Valero no aventura cuál podría ser su uso, aunque se ha sorprendido ante el excepcional estado de conservación de las paredes, algo sin precedentes en el yacimiento.

55 AÑOS DESPUÉS

Aunque el yacimiento ya se conocía desde el 1966 no fue hasta los ochenta que apareció en el radar de los arqueólogos, cuando el propietario dio con parte de un mosaico romano en el curso de unos trabajos agrícolas. Todo apuntaba a que se encontraban delante de una lujosa villa, pero los trabajos de recuperación no empezaron hasta el 2005, cuando salió a la luz un espectacular hallazgo que asombró a todos.


Tras el descubrimiento del pavimento los arqueólogos procedieron a su restauración, eliminando rápidamente las concreciones de cal y volviendo a pegar las teselas que se habían soltado.



Los mosaicos más espectaculares se han encontrado dentro del comedor de la villa. En sentido horario desde arriba: actuación de un grupo de mimos, procesión báquica (derecha), juicio de Paris y rapto de Helena (izquierda), otro grupo de actores y finalmente Pélope e Hipodamía. 



Los arqueólogos desenterraron un hermoso mosaico que cubría la superficie de una gran sala de 290 m2 interpretada como un triclinio o comedor. El pavimento se dividía en seis registros en los que se representaba el mito de Paris, el de Pélope e Hipodamía, dos grupos de actores y músicos, deportistas, un cortejo dionisíaco y un conjunto de animales y pescadores rodeando un estanque central.

Tras fechar los restos, se determinó que la villa había sido construida en el siglo IV de nuestra era, época en la que los potentados abandonaban las ciudades para establecerse con todo lujo en el campo durante la decadencia del Imperio Romano.


En esta teatral escena un grupo de músicos acompaña la interpretación de los actores (a la derecha).



Junto a las áreas residenciales se encontraron numerosas zonas relacionadas con la explotación agrícola como estos silos de grano.


Precursoras de los castillos feudales estas mansiones se convirtieron en lujosas residencias rodeadas de viviendas para los trabajadores y zonas de procesamiento y almacenamiento de productos agrícolas. Al mismo tiempo las villas se establecían siempre cerca del agua y entre campos de cultivo, para que fueran autosuficientes en unos tiempos convulsos marcados por la crisis y las invasiones bárbaras.

UN YACIMIENTO DE REFERENCIA

Tras el descubrimiento del impresionante mosaico, la villa se convirtió en el yacimiento romano más famoso de Cuenca, atrayendo la atención tanto de instituciones académicas como de la administración.

Así pues se acordó que la Consejería de Cultura correría con los gastos a cambio de que los estudiantes de arqueología de la Universidad de Castilla la Mancha pudieran hacer prácticas en el lugar. Las campañas arqueológicas se han sucedido año tras año, desenterrando gran parte de la villa y empezando a explorar los edificios del poblado que la rodeaba.


Además la campaña de este año cuenta con un nuevo cuadro de especialistas que están analizando los restos vegetales recuperados para conocer que tipo de plantas y cultivos había en la zona, y así poder comprender mejor las tareas realizadas por los habitantes de la villa.


Estudiantes manchegos trabajando en el muro durante la campaña de verano.



Fuente:  
https://historia.nationalgeographic.com.es/

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