Fue miembro de la gens Ulpia de Itálica, que era la patria de su familia, aunque hay discrepancias entre los especialistas respecto a la procedencia del clan. Para una parte, siguiendo una opinión de antiguos, sus antepasados se habrían asentado a finales del siglo III a. C. en la localidad.
Parece ser que fueron veteranos itálicos oriundos de Tuder, en la región italiana de la Umbría, que se establecieron en la provincia de la Hispania Ulterior tras la II Guerra Púnica.
Frente a esta opinión, otros estudiosos abogan por un origen autóctono, siendo Trajano un hispanus, un descendiente de una de las familias que, en virtud de su riqueza o linaje, fueron tempranamente romanizadas y se asentaron en las colonias y municipios romanos de la península Ibérica.
Su padre fue Marco Ulpio Trajano, senador partidario de los Flavios y su hermana Ulpia Marciana. Su padre, fue un soldado de carrera. Había sido gobernador de provincia Bética y de Siria. Siendo un comandante durante la Guerra Judía de los años 67 y 68 d. C., así como también un senador y cónsul romano.
El joven Trajano ingresó al ejército siendo muy joven, sirviendo como tribuno bajo el mando de su padre en España y fue comandante de la Séptima Legión Gémina en el norte de España.
Respecto a su madre, hay diferentes opiniones. Tradicionalmente se la ha llamado Marcia y estaba emparentada con los Marcios Bareas, aduciendo la nomenclatura de su hija, Marciana, y de cierta unión a la familia imperial relacionadas con los Marcios.
Otra propuesta indica que era una Ulpia y que el padre del emperador ingresó en la gens de su esposa por adopción, quizá testamentaria. Se asienta esta propuesta en las propias fuentes clásicas, en concreto en el Epidome de Caesaribus. Por último, una tercera propuesta simplemente se limita a certificar que la madre de Trajano es aún una Ignota.
Trajano estuvo casado con Pompeya Plotina, quien es considerada oriunda de Nemausus o de la propia Itálica, siendo que en este último caso también se la tiene por una posible prima del emperador.
SUS INICIOS
Como su padre, Trajano era fiel a la casa de los Flavios. Hombre joven y trabajador, ascendió por méritos en la escala del ejército romano, sirviendo en algunas de las partes más polémicas de la frontera imperial, en diversos lugares del Imperio, desde su nativa Hispania hasta Siria, el Danubio y Germania. El padre de Trajano fue gobernador de Siria como hemos visto entre los años 76 y 77 d. C. Allí, con solo veinticuatro años, Trajano estuvo al mando de una legión.
Siguió las diversas etapas del cursus honorum senatorial ordinario. Fue cuestor, pretor y legado. Esto le dio la posibilidad de adquirir cierto conocimiento sobre las fronteras y la vida del soldado, primero, y de los oficiales después. Destacó en el ejército romano en tiempos de Domiciano.Fue tribuno militar en Siria, y legado de la Legio VII Gemina en Hispania, con cuyos efectivos aplastó con éxito en Germania Inferior la revuelta de Antonio Saturnino en el año 89 d C. Más tarde fue cónsul en el año 91, junto con Manio Acilio Glabrion. En torno a ese año, llevó consigo a Apolodoro de Damasco a Roma.
Se convirtió en gobernador de Germania Inferior en el año 96 d. C., prestando servicio sobre la frontera romana, una de las más problemáticas del imperio, a lo largo del río Rin. Residió en las ciudades alemanas de Maguncia y Colonia.
Tomó parte en las guerras del emperador Domiciano contra los pueblos germanos, y era conocido como uno de los mejores comandantes del imperio cuando, en el año 96 d.C., fue asesinado Domiciano.
TRAJANO SUBE AL PODER
El dieciocho de septiembre del año 96 d. C, Nerva sucedió a Domiciano. Era un senador viejo y sin descendencia que resultaba muy impopular en el ejército y necesitaba hacer algo para obtener su apoyo.
Nerva, pertenecía a la vieja aristocracia senatorial. Tenía más de sesenta años y carecía de descendencia directa. Era un hombre de prestigio en el Senado, pero no contaba con experiencia militar que le granjeara la confianza del ejército, con lo que la estabilidad de su mandato quedaba en entredicho.
Después de un breve y tumultuoso año en el poder, una revuelta de miembros de la Guardia Pretoriana obligó a Nerva a adoptar al muy popular Trajano, entonces gobernador de la Germania Inferior, como heredero y sucesor en la primavera o el verano del año 97 d. C., prefiriéndolo a Marco Cornelio Nigrino Curiacio Materno.
Ante estos problemas, Nerva tomó una sabia decisión, la mejor forma de arreglar las relaciones con el ejército era adoptar a uno de sus jefes. Fue una decisión bastante inteligente por parte del emperador ya que le otorgó el apoyo necesario del ejército. Poco después de su nombramiento, en octubre del año 97 d.C., Trajano recibió una nota escrita a mano de Nerva notificándole de su adopción.
El emperador le hizo participar en su gobierno. Su rápido ascenso se debió a diversos motivos. Nerva estaba en dificultades por la revuelta de los pretorianos, y el viejo grupo de senadores, no comprometidos en los últimos tiempos de Domiciano, pudo haber considerado oportuno el ascenso de un buen general, de nobleza reciente, pero sólida, popular, y sobre todo al frente de las legiones más cercanas a Italia.
Es posible que otros miembros de élites ibéricas, Lucio Licinio Dura sobre todo, luego elegido por Trajano como sucesor suyo en la Germania Superior, hubiera tenido un peso en el ascenso. Según “la Historia Augusta”, fue el futuro emperador Adriano quien llevó a Trajano la noticia de su adopción.
Nerva murió inesperadamente, el veintiocho de enero del año 98 d. C., y su muy respetado hijo adoptivo, le sucedió sin incidentes. Trajano se mantuvo cerca de las fronteras del río Rin y del Danubio. Con el gobierno terrorífico de Domiciano aún reciente, fue recibido con los brazos abiertos por el Senado.
Como consecuencia, el gobernador de Siria, Marco Cornelio Nigrino Curiacio Materno, barajado por Nerva como posible sucesor y con una prestigiosa carrera militar bajo Domiciano, fue evaluado como potencial rival de Trajano y fue fulminantemente cesado.
TRAJANO COMO EMPERADOR
Fue el segundo emperador de la tradicionalmente llamada dinastía Antonina.
Trajano se encontraba en la ciudad alemana de Colonia cuando su sobrino segundo Adriano, futuro emperador y entonces tribuno, le comunica el fallecimiento de Nerva. Se convirtió en emperador, el veintiocho de enero del año 98 d. C., a la edad de cuarenta y cinco años.
Cuando Trajano fue coronado, el escritor y político Plinio el Joven le recordó cortésmente ante el Senado, que debía su elección a los senadores y que, por tanto, debía dirigirse a ellos para cualquier decisión. El nuevo emperador asintió. Pocos esperaban que este gesto, fuera más allá del momento y del protocolo.
Plinio escribió al nuevo emperador: “Que usted entonces, y a través de sus medios, disfrute de toda la prosperidad digna de su reinado: a lo cual permítame agregar mis deseos, excelentísimo emperador, en cuenta tanto privada como pública, que su salud y sus espíritus sean preservador firmes e inquebrantables”.
Sin embargo, Trajano siguió la línea política fijada por Nerva y mantuvo buenas relaciones con el Senado, al que reconoció como máximo órgano consultivo y participativo.
Esto no significaba que no ejerciera un poder absoluto. Pese a las apariencias, Trajano era quien tomaba las decisiones, con la ayuda de un estrecho círculo de consejeros elegidos por él mismo. Sus ideas políticas eran las de un conservador que creía en la buena administración.
Fue el primer emperador no itálico, que demuestra que la península Itálica estaba perdiendo su papel central en la política romana. Una vez nombrado emperador, no regresó rápidamente a la capital, sino que se limitó a sustituir algunos hombres infieles, a castigar a los pretorianos involucrados en la revuelta contra Nerva, reduciendo a la mitad el tradicional donativo para celebrar el ascenso al trono.
Una de sus primeras actuaciones fue mejorar la red de carreteras entre Maguncia y Augsburgo. Inició la construcción de un limes para asegurar los Campos Decumanos, que eran las tierras germanas en el lado derecho del río Rin, que habían sido ganadas para el imperio bajo el emperador Domiciano.
Cuando estuvo satisfecho con la seguridad del territorio entre los ríos Rin y el Danubio, regresó a Roma, donde hizo su entrada triunfal dos años después de ser nombrado emperador, tras de haber asegurado la frontera renana.
TRAJANO Y SU RELACIÓN CON EL SENADO
El nuevo Emperador romano fue acogido por el pueblo de Roma con gran entusiasmo, que justificó gobernando bien y sin el derramamiento de sangre que había marcado el reinado del emperador Domiciano.
Aunque mantuvo una excelente relación con el Senado, Trajano todavía era considerado como un gobernante absoluto pero no al grado de Domiciano o incluso Nerva. Dion Casio escribió, “Trajano se destacó por su justicia, por su valentía, y por la simplicidad de sus hábitos”.
Liberó a muchas personas que habían sido encarceladas injustamente por Domiciano y devolvió buena parte de propiedad privada que Domiciano había confiscado. Fue un proceso ya comenzado por el emperador Nerva antes de su muerte. Su popularidad fue tal, que con el tiempo el Senado Romano le confirió al emperador Trajano el título honorífico de optimus, esto es, Óptimo.
Durante la ceremonia en el Senado, con motivo de su ascenso al trono imperial, el senador Plinio le dedicó un famoso e interminable Panegírica en el que pedía que se concediera al Senado una mayor implicación en la conducción de los asuntos de la administración pública del Estado.
Siempre conservó un control muy fuerte, ocupándose escrupulosamente de los asuntos de las diversas provincias y arrogándose, los permisos para la construcción de edificios públicos.
Esto le permitió desenmascarar y castigar a muchos senadores reos del delito de malversación, que habían aprovechado la política indulgente del precedente emperador Nerva.
Trajano se valió de un órgano judicial creado por él para investigar estos delitos, el Consilium Principis, del cual formaron parte los mejores juristas de la época. Fueron numerosos los investigados por casos de mal gobierno de las provincias, si bien el mismo Senado dictó generalmente sentencias favorables.
Desde antes de ser emperador, estaba casado con Pompeya Plotina, aunque no tuvieron hijos. El historiador Dión Casio sugiere que Trajano bebía mucho y que tenía cierta debilidad por los muchachos y decía:
“Sé, por supuesto, que se dedicaba a los chicos y al vino, pero si él cometió o soportó algún acto abyecto o infame como resultado de esto, habría incurrido en censura; en cambio, bebió todo el vino que quiso, pero permanecía sobrio, y en relación con los chicos no hirió a nadie”.
Esta sensibilidad influyó en su gobierno al menos en una ocasión, lo que le llevó a favorecer al rey de Edesa por el aprecio que tenía a su hermoso hijo:
“En esta ocasión, sin embargo, Abgaro, inducido en parte por la persuasión de su hijo Arbandes, que era hermoso y en plena y orgullosa juventud y por lo gozando del favor de Trajano, y en parte por miedo de la presencia de este último, lo encontró en el camino, se excusó con él y obtuvo el perdón, pues tenía un poderoso intercesor en el chico”.
Por otro lado, fue uno de los emperadores más serios y correctos, características que hicieron de él el mejor de los príncipes que sabía gestionar bien los asuntos públicos. El poder no lo corrompió, ni usó jamás su título y su poder para eludir la ley, reconociendo siempre la primacía de esta última incluso sobre su cargo.
Eliminó de la etiqueta todos los rituales traídos de Oriente, como el abrazo de los pies o el besamanos. Supo hacerse querer por todos, especialmente las dos clases más importantes: el Senado y el ejército. Era un conservador, convencido de que el progreso derivaría más de una ordenada administración que de imponentes reformas.
Una política de bienestar
Fue un mandatario que supo recuperar la felicidad para los romanos, como recuerda el historiador Plinio el Joven: “Trajano nos ha ordenado que seamos felices y nosotros lo seremos”.
Y a esta augurada condición contribuyó el bienestar social. Se dictaron muchas disposiciones que hacían hincapié en mejorar las condiciones de vida de la población:
- Se disminuyeron algunos impuestos, como el de sucesión introducido por Augusto.
- Se activaron algunas condonaciones de deudas.
- Se ofreció una frumentatio que era una dádiva de trigo a los hijos de la plebe de Roma, extendida después a las ciudades itálicas.
Trajano puso en marcha un sistema de asistencia estatal absolutamente innovador. Su antecesor Nerva sentó sus bases, pero fue mérito suyo que este alcanzase pleno desarrollo. Aprovechando los recursos del fisco y apelando a las contribuciones de particulares, se aseguró de que los niños huérfanos y los de familias pobres recibieran subsidios mensuales.
Gracias a ello, un total de 5.000 niños necesitados de la ciudad de Roma pasaron a formar parte de la lista de personas a quien distribuir el pan gratuitamente. El emperador completó la asistencia con una generosa distribución de vino y grasas que propagó a varias localidades. Estas medidas no llegaron solas, sino acompañadas de una política agraria comprometida y rompedora.
Trajano obligó a los senadores procedentes de provincias a invertir un tercio de sus bienes en la adquisición de tierras en Italia. De esta forma se garantizaba una triple recompensa:
- Vincular al senador de provincias con la central.
- Fomentar la inversión de nuevo capital en la economía agraria.
- Incentivar a los propietarios ítalos a vender sus inmuebles a un precio más alto y adquirir tierras a bajo coste en otros territorios del Imperio.
Enemigo de políticas centralistas e interesado en el desarrollo provincial a gran escala, el emperador procedente de Hispania siempre tuvo en mente todos sus dominios. De esta forma pudo llevar a cabo el reequilibrio territorial.
Estaba decidido a acabar con las desigualdades entre Italia y las provincias, tanto si eran occidentales, tradicionalmente mejor consideradas y con mayor peso económico y social, como orientales. Para ello envió curatores, expertos administradores, que se encargaron de poner orden en las finanzas municipales.
Trajano era un hombre de Estado pero también erudito y sobre todo soldado, encontró la respuesta en una palabra: conquista. Así, la base de su gobierno se asentó en una política exterior eficaz y rentable que garantizó ricos botines, aumentó las entradas del Tesoro y contribuyó de paso a la exportación del modelo romano.
Trajano se preocupaba tanto por el buen gobierno como el bienestar público. Instituyó una excelente política doméstica, proveyendo para los niños de los pobres, restaurando el arruinado sistema de caminos, así como construyendo nuevos puentes, acueductos, baños públicos, y un moderno puerto en Ostia.
Finalmente, continuó la política de su predecesor de deshacer gran parte del daño hecho por Domiciano al liberar prisioneros y llamar a exiliados.
Para financiar estas intervenciones, Trajano recurrió al patrimonio imperial. Si bien la disposición administrativa y social más significativa, celebrada posteriormente en el famoso Arco de Benevento, es la Institutio Alimentaria,sacada inicialmente del patrimonio imperial.
L’institutio consistía en un préstamo al 5 por ciento concedido a los agricultores, cuyo interés habría servido al mantenimiento y a la instrucción de la infancia. En este terreno, la conquista de Dacia había procurado al Estado romano no solo la gloria militar y el crecimiento territorial, sino que además se pudo financiar los grandiosos programas monumentales y el botín de guerra aportó una gran suma de dinero a la Institutio.
En materia económica y social encontró la forma de organizar la burocracia y promulgó leyes a favor de la pequeña propiedad campesina, cuya base estaba amenazada al extenderse el latifundio.
Trajano favoreció la repoblación de campesinos libres en la península Itálica, invirtiendo capitales y proporcionando a los colonos los medios para sustentarse y trabajo en los campos. Los colonos debían invertir una parte de las cosechas como pago de la deuda.
Este sistema, conocido como colonato, necesitó control estatal para poder funcionar. Por un lado, había que impedir que los recaudadores de impuestos depredaran a los colonos o que los latifundistas exigieran más de lo debido reduciendo a la miseria y la semiesclavitud a los campesinos.
Por otro lado, necesitaba defender a los colonos de los bandidos y los invasores que hubieran podido devastar las tierras obligándoles al abandono del campo y marchar a la ciudad dejando las tierras sin cultivar.
Puso límites a la emigración de la península, intentando incentivar la presencia de la clase social empresarial y la mano de obra en una Italia que estaba perdiendo su centralidad y que estuvo a punto de encaminarse a una fase de decadencia.
Trajano hizo quemar los registros de los impuestos retrasados para aliviar la presión fiscal sobre las provincias, acto que se encuentra representado en los llamados Plutei de Trajano de la Curia Julia.
Abolió algunas tasaciones que cargaban tanto sobre los provinciales como sobre los itálicos. Se creó así un tipo de caja de ahorros popular que concedió préstamos a los pequeños campesinos y empresarios romanos que se beneficiaron así de amplias concesiones; así se favorecieron las primeras cooperativas y asociaciones profesionales.
Con los beneficios y las rentas de las reformas emprendidas, Trajano edificó colegios y orfanatos para los hijos ilegítimos y los huérfanos de sus soldados garantizándoles un subsidio mensual y una instrucción adecuada.
Las guerras contra los dacios
Trajano siempre destacó como comandante militar, particularmente por sus conquistas en Oriente Próximo, pero inicialmente por las dos guerras contra Dacia, en lo que hoy es Rumania que fue conquistada entre los años 101-102, luego su reconquista demorada del reino fronterizo transdanubiano de Dacia, una región que había perturbado el pensamiento romano desde hacía más de una década con la desfavorable paz negociada por los servidores del emperador Domiciano.
El prefecto pretoriano Cornelio Fusco cruzó el río Danubio con cinco o seis legiones sobre un puente de barcas y avanzó hacia Banato en Rumanía. Fueron sorprendidos por un ataque dacio en Tapae, cerca del pueblo de Bucova. La Legión V Alauda fue aplastada y Cornelio Fusco fue sacrificado.
El general victorioso se llamaba en un principio Diurpaneo, pero después de esta victoria fue llamado Decébalo el valiente.
El emperador Domiciano había hecho campaña contra Dacia entre los años 86 y 87 d.C., sin asegurarse un resultado decisivo, y Decébalo había desobedecido descaradamente los términos de la paz del año 89 d. C., que había pactado al término de esta campaña.
Trajano dejó Roma, en el año 101 d.C. para luchar contra los dacios, rápidamente los derrotó en Tapae. Después de otro ataque fallido, los dacios inmediatamente pidieron la paz. Esta vez, sin embargo, Decébalo fue forzado a ceder un territorio considerable al norte del Danubio, pero el rey dacio nunca había sido alguien que respetara un acuerdo de paz.
Con esta ofensiva para ampliar territorios, Trajano acababa con una política seguida desde los tiempos de Augusto de mantener el Imperio dentro de ciertos límites y hacer simples guerras defensivas.
La única excepción había sido la conquista de Britania en tiempos de Claudio. Hacia marzo del año 101 d. C., Trajano inició su primera guerra contra los dacios liderados por Decébalo.
Para ello, Trajano pasó a la orilla septentrional del río Danubio sobre un puente de piedra que había construido, cruzó las Puertas de Hierro y se dirigió hacia la capital, Sarmizegetusa.
Atacó el reino de Dacia con cuatro legiones, Derrotó al ejército dacio cerca del puerto de Tapae, en la llamada segunda batalla de Tapae. Las tropas de Trajano, sin embargo, quedaron dañadas en el encuentro, y desistió de cualquier otra campaña durante el resto del año, para curar a los heridos, recibir refuerzos y reagruparse.
Durante el invierno posterior, el rey Decébalo lanzó un contraataque cruzando el Danubio más lejos corriente abajo, pero fue rechazado. El ejército de Trajano se adentró más en territorio dacio y forzó al rey Decébalo a someterse el año siguiente, después de que Trajano acampara a pocos kilómetros de la capital, Sarmizegetusa Regia.
Al volver a Roma, obtuvo el título de “Dácico” y se conmemoró el triunfo, celebrado en el Trapaeum Traiani. No obstante, Decébalo, al que habían dejado que se las arreglase solo, en el año 105 d. C., emprendió una invasión contra territorio romano intentando levantar a algunas de las tribus del norte del río contra Roma.
Trajano se puso de nuevo en marcha, partiendo de Ancona y llegando a las riberas del Danubio. Las fuentes hablan de trece legiones trasladadas para someter definitivamente aquella tierra rica en oro y aquel pueblo que durante el reino de Domiciano había pasado Mesia a hierro y fuego.
Creó dos nuevas legiones, la Legio II Traiana fortis y la Legio XXX Ulpia Victrix. Hizo construir, con el diseño de Apolodoro de Damasco, su macizo puente sobre el río Danubio, empresa muy parecida por otra parte a la de César con Ariovisto.
Conquistó Dacia completamente en el año 106 d. C., a pesar de la fuerza y la vehemencia de los dacios, guerreros que si no caían en la batalla se suicidaban por su dios Zalmoxis. El avance del ejército de Roma hasta la capital Sarmizegetusa Regia no se encontró con obstáculos gracias a su superioridad numérica, a la logística y a las tácticas ya consolidadas por siglos de guerras y asedios.
La comprobada formación en tortuga, por ejemplo, fue el centro de las tácticas de asedio en Dacia. Con ocasión de estas batallas, además, Trajano introdujo una nueva arma, el carrobalista, el verdadero antepasado del cañón de campaña, un medio que reunía la movilidad necesaria en batalla con una gran potencia y que contribuyó a la victoria romana.
Los romanos tomaron la capital dacia, Sarmizegetusa, y la destruyeron. Decébalo se suicidó, y su cabeza cortada fue exhibida en Roma en los escalones que llevaban al Capitolio.
Fundó una nueva ciudad, Colonia Ulpia Traiana Augusta Dacica Sarmizegetusa, en otro lugar distinto a la de la previa capital dacia, aunque llevó el mismo nombre, Sarmizegetusa. Colonizó Dacia con romanos y la anexionó al imperio como una nueva provincia.
Las campañas dacias de Trajano beneficiaron las finanzas del Imperio a través de la adquisición de las minas de oro de Dacia. Además, descubrió el tesoro escondido de Decébalo, que ascendía a 165 toneladas de oro y el doble de plata. Estas guerras se conmemoran en la columna de Trajano, que se levantó conjuntamente con el Foro de Trajano donde fue colocada para celebrar la gran victoria.
Expansión en el este
Rabbel II Sóter, que era uno de los reyes clientes de Roma, murió. Este acontecimiento pudo haber impulsado la anexión del reino nabateo, aunque la manera y las razones formales de la anexión son inseguras.
Ciertas evidencias epigráficas sugieren una operación militar, con fuerzas de Siria y Egipto. Lo que resulta claro sin embargo es que para el año 107 d.C., se establecieron legiones romanas en la región que rodea Petra y Bostra, como se muestra en un papiro encontrado en Egipto.
Este reino de los nabateos se convirtió en provincia romana con el nombre de Arabia Pétrea, que abarca el sur de la actual Jordania y el noroeste de Arabia Saudí. Con la anexión del reino nabateo se aseguró la continuidad territorial entre Egipto y las provincias asiáticas.
Todo el mar Mediterráneo quedaba desde entonces en manos de los romanos, los cuales lo consideraron un lago privado, confiriéndole el título de mare Nostrum. Judea y la Arabia Nabatea serían dos excelentes plataformas de partida para las futuras campañas orientales de Trajano.
Período de paz
Los siete años siguientes, Trajano gobernó como un emperador civil, pero con el mismo éxito que antes. Fue en esta época cuando mantuvo correspondencia con Plinio el Joven sobre el tema de cómo manejar a los cristianos del Ponto, diciéndole Plinio que los dejara en paz a menos que practicaran abiertamente su religión.
Construyó varios edificios nuevos, monumentos y carreteras en Italia y su Hispania natal. Su magnífico complejo en Roma se alzó para conmemorar sus victorias en Dacia y en gran medida se financiaron con el botín de esa campaña.
Estaba formado por un foro, la Columna Trajana y el mercado de Trajano que todavía se conservan en la Roma actual. También fue un prolífico constructor de arcos triunfales, muchos de los cuales se conservan y reconstructor de carreteras como la vía Trajana y la vía Trajana Nova.
En el año 107 d. C., tras volver de Oriente celebró un triunfo en Roma por sus victorias en Dacia y Arabia.
Un acto destacado de Trajano fue celebrar unos juegos de gladiadores de tres meses de duración en el gran Coliseo de Roma, aunque la fecha exacta se desconoce. Combinando carreras de carros, lucha con animales y luchas de gladiadores, se dijo que este espectáculo sangriento había dejado once mil muertos, en su mayoría esclavos y criminales, por no mencionar a las miles de bestias feroces muertas junto con ellos. Atrajo a un total de cinco millones de espectadores durante los juegos.
Otro acto importante fue su creación formal de los alimenta, un programa de bienestar que ayudaba a niños huérfanos y pobres por todo el imperio romano, como ya hemos visto. Proporcionaba fondos generales, así como comida y educación subvencionada.
El programa se vio apoyado inicialmente por los fondos de la guerra dacia, y más tarde por una combinación de impuestos estatales y filantropía. Así favorecía al tiempo el desarrollo de la natalidad, que había caído hasta índices alarmantes, de manera que se corría el peligro de que hubiera escasez de soldados.
Sobre el arco de Benevento está representada la distribución de víveres entre la población y sobre todo a los niños pobres sobre la base de la Institutio Alimentaria. También en relieves conservados en el Foro Romano se hace referencia a la institución de los Alimenta Italiae en favor de los pueri et puellae alimenticios.
Con ello se pone en evidencia que Trajano no solo concentró sus energías y las del Imperio en campañas militares y la construcción de edificios públicos. También fue un cauteloso estadista y filántropo, interesado a las condiciones de sus ciudadanos y por tanto atento en las reformas sociales y políticas.
En materia judicial disminuyó los tiempos de los procesos, prohibió las acusaciones anónimas, así como las condenas con falta de pruebas sólidas o en presencia de cualquier duda.
Trajano garantizó a los emperadores siguientes una clase social dirigente hábil y capaz. Los problemas económicos se solucionaban en el campo de batalla, que tenía la doble finalidad de establecer la paz en las fronteras y encontrar el oro y la plata necesarios para las construcciones, las reformas y para colmar el déficit económico de los emperadores precedentes. Su sucesor, Adriano se encontró que le tocaba en suerte un imperio económicamente activo.
Sus prolongadas estancias en la guerra exterior no impidieron pues a Trajano llevar a cabo una intensa política interior, motivo de encendidos elogios en la historiografía romana.
El ascenso al poder de Trajano supuso para el Senado la recuperación de la libertad perdida, un tiempo nuevo, dice Plinio. Con la colaboración del Senado, se instauró el voto secreto. Trajano trazó un plan de regeneración moral y política que tuvo consecuencias en la administración, la justicia y la economía.
Las guerras contra los partos
Trajano comenzó una campaña contra los partos en el año 113 d. C., provocada por la decisión del rey parto Osroes de colocar a un rey títere inaceptable en el trono de Armenia, un reino sobre el cual habían compartido hegemonía los dos grandes imperios desde los tiempos de Nerón unos cincuenta años antes.
Probablemente, la idea del emperador nacía también de su deseo de llevar a cabo las campañas que tenía ideadas Julio César antes de morir que era pasar al norte del río Danubio y contra los partos.
La primera fase fue un completo éxito. Los partos fueron derrotados y Armenia, Asiria y Mesopotamia fueron integradas en el Imperio. Comenzó por Armenia, deponiendo en el año 114 d. C., a su rey parto Partamasiris y convirtiendo a Armenia en provincia romana.
Luego marchó hacia el sur, entrando en la propia Partia, tomando las ciudades de Babilonia, Seleucia y finalmente la capital Ctesifonte en el año 116 d.C. Siguió hacia el sur, hasta alcanzar el golfo Pérsico, lamentando ser demasiado viejo para seguir los pasos de Alejandro Magno y alcanzar la propia y distante India.
Fue el punto oriental más lejano al que llegó el Imperio romano. No solo quedó ocupada toda Mesopotamia sino que la vanguardia del ejército romano, dirigida por Lusio Quieto se asomó a las primeras cadenas montañosas de Persia.
Con las nuevas provincias de Mesopotamia y Asiría, el Imperio alcanzó su máxima extensión, fijando su frontera oriental en el río Tigris y no, como hasta entonces, en el río Éufrates.
Más allá de estos límites no pudo proseguir, ante todo, por problemas logísticos. La vastedad de los territorios ocupados y la presencia de puntos de resistencia y la táctica de la guerrilla con arqueros a caballo, usada por los partos, ponían en peligro la conquista.
Trajano, consciente de las dificultades, decidió adoptar las armas de la política, en el año 116, depuso al rey parto Osroes I y puso su propio gobernante títere, Partamaspates en el trono. Por otro lado, su salud comenzó a fallarle.
La ciudad fortaleza de Hatr, con el río Tigris en su parte posterior, seguía resistiendo contra los repetidos asaltos romanos. Estuvo personalmente presente en el asedio y es posible que sufriera un golpe de calor con esas elevadas temperaturas.
Poco después, los judíos del interior del Imperio romano se alzaron en rebelión una vez más, como hizo el pueblo de Mesopotamia. Los judíos se rebelaron por todo Oriente Próximo: Egipto, Chipre, Cirenaica, Judea y Mesopotamia desde el año 115 d. C., en plena campaña contra los partos.
La rebelión entre la población judía estalló en Cirenaica, expandiéndose hacia Egipto y Chipre; sin embargo, cuando surgieron problemas en la frontera norte, Trajano dejó su ejército en Siria y se retiró a Roma.
El emperador se vio obligado a retirar su ejército para aplastar las revueltas. Lo consideró simplemente como un contratiempo pasajero, pero estaba destinado a no volver nunca a mandar a un ejército en el campo de batalla, entregando sus ejércitos orientales al legado de alto rango y gobernador de Judea, Lusio Quieto, quien se hizo cargo junto con Quinto Marcio Turbón. Las conquistas de Trajano hicieron crecer el imperio de cinco millones de km² a más de seis millones.
Más tarde en el año 116 d.C., Trajano cayó enfermo y emprendió el viaje de vuelta hacia Italia. Su salud empeoró en la primavera y en el verano del año 117 d. C. tuvo que parar en la ciudad de Selinunte en Cilicia, que más adelante se llamó Trajanópolis en su honor. Murió repentinamente de un edema a inicios del mes de agosto.
Las cenizas de Trajano se colocaron debajo de la Columna Trajana, el monumento que conmemoraba su éxito, derogando la antigua ley que impedía las sepulturas en el interior del perímetro ciudadano. La urna se perdió durante las invasiones bárbaras, y se perdió su rastro, siendo presumiblemente fundida.
Adriano al convertirse en emperador, devolvió Mesopotamia al imperio parto, como parte de un tratado de paz en el 125 d. C., pero se conservó el resto de territorios conquistados por Trajano.
SU SUCESION
Justo antes de morir, Trajano adoptó a Adriano como sucesor. Era hijo de un primo de Trajano y estaba casado con una sobrina nieta del emperador. Había luchado, además, en las guerras dacias, donde tuvo una participación destacada.
Los historiadores romanos recogieron el rumor de que fue su mujer, Pompeya Plotina, la que fingió tal adopción, escondiendo un esclavo bajo las sábanas del emperador muerto, quien susurró la adopción como presunta última voluntad del moribundo.
No obstante, parece que ya había dado muestras de su preferencia por Adriano como sucesor en años anteriores, desde el año 100 d. C. o en torno al año 106 d. C., pues aunque sus relaciones habían sufrido altibajos, en realidad Adriano era el único familiar varón directo de Trajano y, por tanto, el único heredero posible para la continuación de una verdadera dinastía.
SU OBRA CONSTRUCTIVA
La memoria de Trajano permaneció en Roma durante las generaciones siguientes, principalmente debido a dos regalos que le dio a la ciudad, el Foro de Trajano y la Columna de Trajano. El Foro de Trajano, financiado con el botín dacio, fue construido en el año 112 d.C.
La población de Roma, en el tiempo de Trajano y Nerva, había crecido hasta su punto más alto, cerca de un millón, y necesitaba un nuevo foro, no solo un mercado y centro comercial, sino también un centro para la política, el comercio y la religión. El foro estaba entre las colinas Quirinal y Capitolina.
Había dos edificios semicirculares de seis pisos en ambos lados de la plaza, que contenían grandes salones y salas para oficinas. Al norte del foro se encontraba la nueva basílica, la Basílica Ulpia, que albergaba los tribunales.
Después de la muerte de Trajano, el emperador Adriano añadiría una gran entrada y una estatua de Trajano montado en un carro de seis caballos. El arquitecto del foro, Apolodoro de Damasco, también había diseñado el Puente de Trajano sobre el Danubio, el puente de arco más grande del mundo hasta su destrucción en el año 275 d.C. Desafortunadamente para el arquitecto, Adriano lo exiliaría y, más tarde, ejecutaría.
Trajano fue un buen mecenas, especialmente en el campo arquitectónico, tanto en Italia como en las provincias, y muchos de sus edificios fueron obra del talentoso arquitecto Apolodoro de Damasco.
Realizó construcciones necesarias para facilitar la romanización y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Así, reforzó la red viaria, restaurando las principales calzadas que se expandían desde Roma, uniéndola con el resto del imperio.
Levantó edificaciones que contribuyeron a perpetuar su memoria al tiempo que buscaban el embellecimiento de Roma y un aumento en las posibilidades de diversión de los romanos, como teatros o circos.
Entre las construcciones que realizó se cuentan el celebérrimo puerto de Trajano hexagonal en la zona de Fiumicino, y cuyos restos aún son hoy en día imponentes. Este nuevo puerto en Ostia unía Roma con las regiones occidentales del Imperio.
La obra estuvo entre las más importantes para la ciudad, que obvió así sus problemas de aprovisionamiento fuera del ya existente puerto de Claudio. Amplió el puerto de Ancona con la construcción de un embarcadero para facilitar la navegación hacia Oriente, puerto que fue adornado mediante un arco. Procuró un nuevo trayecto de la vía Apia hacia el puerto de Brindisi, que partía de otro arco edificado en Benevento. También intervino en las Lagunas Pontinas.
Renovó el centro de Roma con la construcción de un inmenso foro y del edificio de ladrillo contiguo a él, destinados a la administración pública, para cuya realización hizo nivelar grandes zonas de las laderas de las colinas circundantes, Quirinal y Campidoglio.
El extraordinario complejo del foro Trajano resolvía los problemas de congestión de la zona centro de la ciudad antigua en torno a la vía Sacra. Las dimensiones extraordinarias de la obra, también supervisada por Apolodoro, eran tales que sobrepasaban en grandeza la de todos los otros foros juntos.
Además de la pública basílica Ulpia, la plaza, la columnata, las oficinas, las bibliotecas y el templo del divino, Trajano, erigió en su foro la columna de Trajano como celebración de sus conquistas militares en la campaña de Dacia, aún hoy uno de los símbolos de Roma.
Tiene cerca de treinta metros de alto y cuatro de ancho, en su origen estaba coloreada. Su interior dispone de una escalera de caracol que lleva a la cima. En el exterior se desarrolla una espiral sobre la columna, con un mosaico de 200 metros de largo que alberga más de 2.000 figuras esculpidas en bajorrelieve.
La columna estaba coronada por una estatua del emperador, que fue sustituida en el año 1588 por una de San Pedro, y en la base se colocó la urna funeraria de oro que contenía las cenizas del difunto emperador que recibió así el honor excepcional de ser sepultado dentro del pomerium, esto es, los muros de la ciudad. La urna de oro fue cogida por los visigodo en el saqueo de Roma en el año 410 y se perdió para.
A Trajano se debe la construcción de otro acueducto que aumentaba aún más los recursos hídricos de Roma, que estaban ya asegurados en abundancia por los acueductos construidos con anterioridad y sobre todo por el llamado Anio Novus construido bajo el emperador Claudio.
Las labores se iniciaron en el año 109, recogiendo la estructura, agua que surgía en los montes Sabatinos, cerca del lago de Bracciano. La longitud total era de cerca de 57 kilómetros y llevaba diariamente cerca de 2.848 quinarie, esto es, un poco más de 118.000 m³.
Llegaba a la ciudad después de un recorrido en gran parte subterráneo a lo largo de las vías Clodia y Triunfal y luego sus arcos a lo largo de la vía Aurelia. Llegaba a Roma sobre la colina del Janículo, sobre la ribera derecha del río Tíber.
La extensión de la red hídrica fue incentivada no solo en Roma, sino también en Dalmacia, en su nativa Hispania y en Oriente, esto es, en los climas áridos que precisaban un mayor aprovisionamiento de agua.
En Roma, Trajano hizo que se ampliaran los canales subterráneos y los desagües de la Cloaca Máxima, para que corrieran con más eficiencia las aguas de lluvia y las que acababan descargando en el río Tíber.
También se reforzaron las orillas del río para evitar desbordamientos que afectaran a la ciudad. Para el ocio y el placer de la plebe hizo que se ejecutaran algunos trabajos que dieron a Roma el aspecto que a grandes rasgos tienen todos en el imaginario común de la ciudad.
Mandó reconstruir y ampliar definitivamente el Circo máximo del cual los tres primeros anillos en la base de la estructura fueron erigidos con calcestruzzo y revestidos de mattoni y mármoles, solo el anillo superior permaneció en madera; la estructura se hizo así segura y contra incendios, y favoreció la construcción de talleres y negocios a sus lados.
Sobre la colina Oppio hizo que se erigieran unas grandiosas termas sobre los restos de la Domus Aurea de Nerón. Se accedía por un gran propileo que llevaba directamente a la piscina a cielo abierto.
Sobre la orilla derecha del río Tíber, donde se levanta el actual Castillo de San Angelo construyó un área para las naumaquias, esto es, reproducciones de batallas navales. Los esfuerzos edificatorios del emperador no se concentraron solo en la capital sino en todo el imperio.
En Egipto unió el río Nilo con el mar Rojo con un gran canal, llamad el río de Trajano. Fundó muchas colonias por todos los lados del Imperio. En Dacia, después de haberla sometido, favoreció la colonización y fundación de nuevas colonias que romanizaron rápidamente la provincia.
La Colonia Ulpia Traiana surgió sobre las cenizas de la bárbara Sarmisegetusa Regia. Construyó puentes, entre los que destacan el que tendió sobre el río Danubio, el más largo de 1. 135 m, cerca de Drobeta.
Este puente tenía una doble finalidad: por un lado garantizaba una vía de abastecimiento a las legiones y por otro impresionaba y desanimaba a los enemigos por ser una demostración de superioridad tecnológica, logística y militar.
También levantó varios en Hispania entre los que destaca el puente cerca de Alcántara sobre el río Tajo. Otros puentes serían el puente romano de Salamanca y posiblemente los puentes de Alconétar y del Bibey.
En lo que se refiere a las construcciones levantadas en Hispania, la provincia occidental que formaba parte de su eficaz acción política, se recuerda que las principales ciudades fueron erigidas a principios del imperio.
De manera que las intervenciones de Trajano están relacionadas a elementos decorativos o a cambios en los espacios públicos existentes, como las restauraciones en Augusta Emerita durante su reinado. Mientras la datación del acueducto de Segovia se ha remontado siempre a la edad trajana.
El Optimus Princeps fue uno de los mayores artífices del desarrollo de la red de comunicaciones hispánica. Sus obras se evidencian en diversos puntos, aunque es en la llamada Vía de la Plata, hacia el año 105, donde se evidencian las mayores inversiones.
A este período pertenece el puente de Alconétar, así como los puentes de Capera y de Salamanca en la citada Vía de la Plata. Entre todas las obras de Lusitania se destaca el famoso puente de Alcántara, prodigio técnico al tiempo que funcional y de carácter propagandístico.
Un puente que surge para vigilar el territorio y para tutelar las conexiones en una zona sin grandes ciudades, cuya inscripción en el ático del arco, dedicada a Trajano, fija la construcción del monumento alrededor del mismo año.
Este famoso puente sirvió de modelo para otros proyectos como el de Salamanca o de Segura, un excelente ejemplar con grandes restauraciones durante su existencia.
LA RELACIÓN DE TRAJANO CON ADRIANO
Adriano procedía de una familia adinerada de migrantes italianos que se habían asentado en Hispania. Conocía perfectamente, gracias a la educación clásica que había recibido, la filosofía helena y sus clásicos.
Trajano, su predecesor, había apostado por él en todo momento, ya que eran familia. Adriano era sobrino segundo por línea materna de Trajano. Sin embargo, su relación no siempre gozó de cercanía y afectividad.
El motivo que enfrentó a los dos familiares fue amoroso. Ambos estaban casados y a su vez era ampliamente conocido por los ciudadanos del imperio que mantenían relaciones sexuales con otras personas fuera de sus respectivos matrimonios.
De esta manera, una vez nombrado emperador, Adriano tenía a Sabina como esposa mientras que a la vez tenía una gran cantidad de amantes, tanto hombres como mujeres.
El problema era que el joven Adriano comenzó a fijarse en los jóvenes con los que yacía el emperador Trajano. Tal y como se explica en la Vida de Adriano, “estuvieron a punto de romper relaciones porque a Adriano le gustaban los jóvenes con los que se acostaba Trajano”.
Trajano dedicaba su vida privada al vino y a todo tipo de vicios. Sentía debilidad por jóvenes a los que sometía sexualmente, como lo hicieran los antiguos helenos. Fue entonces cuando Adriano trató de ganarse el afecto de los amantes, entrometiéndose directamente con su familiar y máximo dirigente de Roma.
Este hecho hizo peligrar el apoyo del por entonces emperador para nombrar a Adriano como su sucesor. Sin embargo, siempre dejó entrever que él era su favorito y según indican los historiadores Trajano eligió a Adriano como emperador del Imperio romano momentos antes de morir.
Adriano fue nombrado emperador de Roma en el año 117 d.C. y su reinado se caracterizó por reforzar las fronteras más inestables del Imperio. Además, renunció a la política militar que Trajano había iniciado en Mesopotamia.
Su obra política
A diferencia de otros gobernantes apreciados a lo largo de la historia, la reputación de Trajano ha perdurado sin menoscabo durante casi dos mil años, hasta la actualidad. Fue recordado por sus contemporáneos como uno de los más grandes emperadores, equiparable solo a Augusto.
Recibió el título de Optimus Princeps por parte del Senado, tanto por sus conquistas, como por sus construcciones a lo largo de todo el Imperio y el buen trato que tuvo con los senadores.
La cristianización de Roma dio como resultado un embellecimiento aún mayor de su leyenda. Se decía en la época medieval que el Papa Gregorio I, a través de la intercesión divina, resucitó a Trajano de entre los muertos y lo bautizó en la fe cristiana, pero Santa Matilde de Hackeborn, en su: Libro de la Gracia Especial, 5ª parte, Cap. XVI: “De las almas de Salomón, Sansón, Orígenes y Trajano” anota:
“A ruegos de un religioso pregunta al Señor dónde están las almas de Sansón, Salomón, Orígenes y Trajano; y el Señor le contesta: Quiero que permanezcan ocultas a los hombres las disposiciones de mi piedad para el alma de Salomón, a fin de que eviten con más cuidado los pecados carnales.
Y es, asimismo, voluntad mía no sean conocidas las decisiones de mi Piedad para con el alma de Sansón a fin de que tiemblen los mortales saciar sus instintos de venganza en sus enemigos; y también quiero se ignore lo que ha hecho mi voluntad con el alma de Orígenes para que nadie se atreva a entonarse fiado de su ciencia; e igualmente decidí no sepa el hombre el fallo de mi liberalidad con el alma de Trajano, para exaltación de la Fe Católica, ya que ese emperador, aunque dotado de todas las virtudes naturales, careció sin embargo de la Fe cristiana y del bautismo”.
Entre los teólogos cristianos medievales, como Santo Tomás de Aquino, fue considerado como ejemplo de pagano virtuoso. En la Divina Comedia de Dante, siguiendo esta leyenda, ve el espíritu de Trajano en el Cielo de Júpiter con otras personas históricas y mitológicas destacadas por su justicia, entre los seis espíritus justos que forman el ojo del águila mística.
También aparece en Piers Plowman. Varias obras de arte reflejan el episodio conocido como la justicia de Trajano. La anécdota se refiere a una viuda que lo paró mientras se dirigía a la campaña de Dacia. Esta lo detuvo con su llanto, suplicándole que le concediera justicia encontrando y castigando justamente al culpable de la muerte del hijo. Trajano le aseguró que se ocuparía del caso a su vuelta.
La viuda entonces le recordó que podría no volver, por lo que Trajano le garantizó que en tal caso actuaría su heredero en su lugar. Entonces la viuda le señaló que en ese caso no habría mantenido su promesa, porque entonces el caso no lo hubiera resuelto él y, aunque obtuviese justicia, no sería por mérito suyo. Entonces Trajano bajó del caballo, buscó y castigó al culpable, concedió justicia a la viuda y marchó a la guerra.
Para estar más cercano al pueblo romano, Trajano hizo que sobre la puerta de su residencia se escribiera: Palazzo Pubblico, para que todo el mundo pudiese entrar en él libremente.
Solía recibir, personalmente y sin cita previa, a quien quisiera conseguir de él justicia. De lo que deriva otra anécdota célebre: ante las protestas de su secretario, que se quejaba de que su señor confiase incautamente en todo el mundo, Trajano le contestó: “Trato a todos como quisiera que el Emperador me tratase a mí, si fuese un ciudadano particular”.
El historiador del siglo XVIII, Edward Gibbon incluyó a Trajano entre los cinco emperadores que gobernaron el gran territorio del Imperio romano “por un poder absoluto, guiado por la virtud y la sabiduría”.
También dijo que el emperador Trajano fue “un príncipe virtuoso y activo que había recibido la educación de un soldado y poseía el talento de un general”, lo que lo convirtió en un modelo irrepetible.
En el momento de su muerte su onomástica completa era “Imperator Caesar Divi Nervae filius Nerva Traianus Optimus Augustus Germanicus Dacicus Parthicus”. Tras su apoteosis oficial se le llamó “Divus Traianus”, a veces añadiéndosele alguno de los demás cognomina, especialmente “Augustus y Parthicus”.
Si se pidiera a cualquiera que determinara el período de la historia del mundo en que la condición humana fue más próspera y feliz, mencionaría sin dudar la que se extiende entre la muerte de Domiciano hasta el ascenso de Cómodo.
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/