In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

Si deseas saber más sobre esta historia, accede mediante este link

https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


martes, 31 de agosto de 2021

A CLASE CON SANTIAGO POSTEGUILLO

 

A clase con Santiago Posteguillo




El autor superventas explica en Instagram los secretos de sus novelas ambientadas en la Antigua Roma



Solo le faltó lucir una túnica como los maestros de la Antigüedad. Santiago Posteguillo, el novelista histórico –y, bueno, casi que sin adjetivo– que más vende en España en estos momentos, se ha sumado al alud de escritores que mantienen el contacto con sus seguidores a través de las redes sociales. Hasta 370 personas se han congregado en Instagram para asistir a su taller sobre cómo construir una novela histórica, donde ha desgranado detalles del andamiaje de Y Julia retó a los dioses (Planeta) y revelado sus dotes docentes, que hasta ahora solo conocían sus alumnos de la Universitat Jaume I de Castellón.

De pie, bebiendo alguna vez de un vaso de agua y con sus estanterías repletas de libros detrás, Posteguillo ha explicado, desde su domicilio en Valencia, cómo se documentó para el personaje de Julia Domna (160-217 d.C.), la emperatriz consorte que protagoniza sus dos últimas novelas. Sus pesquisas le llevaron a la biblioteca de la Universidad de Cambridge, una institución donde, por cierto, vio que todo el mundo se refiere a lo que proceda de sus rivales de Oxford sin nombrarlos nunca, simplemente lo llaman “el otro lugar”. Detalló cómo trabajar con los diferentes tipos de fuentes, y cómo lidiar con las contradicciones, la sobreinformación y los vacíos históricos, “que para un novelista no son un problema sino una posibilidad, pues debes decidir si haces una elipsis o bien si los rellenas con una hipótesis probable”.

Sobre la inverosimilitud, dijo que “la realidad se permite cosas que parecen increíbles, como estos momentos que ahora mismo vivimos. Sin embargo, a una novela se le exige credibilidad, por lo que en aquellos episodios más insólitos suelo incluir una cita de un historiador o testimonio de la época”. La exigencia sobre los novelistas actuales es mayor que antes, “y hoy no podríamos hacer como en Ben-Hur, que sitúa una carrera de cuadrigas en Jerusalén, un lugar donde no había hipódromo”.

Los invitados al directo se enteraron de chismes, como su conversación en México con George R.R.Martin, el autor de Juego de tronos. “¿Y tú qué haces?”, le preguntó el estadounidense. “Lo mismo que tú, pero con romanos”, le respondió rápidamente Posteguillo, causando las risas de Martin e iniciando así una amigable conversación. “A veces me acusan de copiarle, pero mis escenas sangrientas tienen una base histórica real”.

Aunque Posteguillo, para preparar su libro, viajó a la muralla de Adriano en Gran Bretaña y navegó por el Nilo “para contemplar los mismos atardeceres que vio Julia, eso me permite relatar las escenas con mayor intensidad”, opinó que no es necesario trasladarse a los lugares pues Emilio Salgari, “que nos ha trasladado a todos a los mares del sur y Malasia con sus historias de piratas, el único mar que cruzó en su vida fue el Adriático una sola vez”. O Bram Stoker, el autor de Drácula, “jamás pisó Transilvania y se documentó sobre ella en la biblioteca del Museo Británico y en la de su ciudad”.

A preguntas de los asistentes, recomendó libros sobre Roma, que iba extrayendo de su biblioteca para mostrarlos. Anoten estos tres: Vida religiosa en la antigua Roma (UOC) de Xavier Espluga y Mònica Miró i Vinaixa; la biografía Trajano (Ariel) de José María Blázquez; y SPQR (Crítica) de Mary Beard.

“Cuídense mucho todos, de esta saldremos y volveremos a tener la vida que teníamos”, se despidió el autor entre vítores virtuales y emoticonos de sus alborozados fans.


Fuente:  https://www.lavanguardia.com/






"Hoy tenemos los mismos problemas que el Imperio romano"

Tras mostrar el rápido crecimiento y el portentoso esplendor del Imperio romano en sus trilogías sobre Trajano y Escipión, Santiago Posteguillo finaliza su retrato de Julia Domna, una emperatriz con más poder y presencia política de la que muestra la historia, que la invisibilizó durante siglos. "La historia ha sido escrita por los hombres. Para reconstruir a Julia he tenido que, como vulgarmente se dice, buscarme la vida porque toda la información estaba mezclada con otras cosas. Todos los materiales clásicos que he consultado hablan de Julia, pero siempre de forma indirecta, no hay un solo capítulo dedicado a ella. Tuve que buscar en los capítulos que protagoniza el emperador Septimio Severo y ahí encontré referencias a la esposa, y en los que se ocupan de Caracalla o Geta, que son sus hijos, me ofrecieron referencias sobre la madre".

Dice Posteguillo que ha regresado literariamente a Julia Domna porque "una vez reunida la información sobre su vida, cuando comencé a escribir la novela que presenté al Planeta me di cuenta de que tenía demasiado material y debía de acotar un periodo concreto. Y entendí que tenía lógica, que funcionaba perfectamente como una unidad explicar su ascenso: una mujer, siria, extranjera, que llega al poder".

Una novela, Yo, Julia, con la que obtuvo el Planeta, reeditada en multitud de ocasiones, cosechando un gran éxito de público, hasta el punto de que, según explica el autor, "muchísimos lectores me escribían pidiéndome que les contara el desenlace de la historia de Julia. El material lo tenía y además, el personaje estaba muy fresco, lo acababa de escribir. Nada más comenzar, me di cuenta que la segunda parte de su vida era aún más emocionante: mantenerse en el poder es más complicado que llegar. Tengamos en cuenta que tras ella se pasa a la anarquía militar y los emperadores se suceden en cuestión de meses, hay enfrentamientos internos que los debilitan internamente y por eso el de Julia supone, en gran medida, el último periodo de esplendor del Imperio Romano".

No duda Posteguillo en afirmar que escribir sobre la Antigua Roma es hacerlo también, en cierto modo, sobre el presente, "ya que la naturaleza humana es la misma, y seguimos teniendo muchos problemas sin resolver que tenían ellos, como, por ejemplo, la eutanasia, o las epidemias y virus, como nos sucede hoy; o el de mujeres que deben luchar por hacerse un hueco en un mundo de hombres, o el de xenofobia, tan presente en los dos periodos. O sea, tenemos los mismos problemas que tenían hace 1.800 años".

Entre el conjunto de personajes que rodean a Julia Domna, destaca Galeno, que para Posteguillo representa "el conocimiento, el avance científico, y que el poder en numerosas ocasiones coarta. Severo y Julia acuden a él ante el avance de la epidemia de viruela, pero sin embargo no le permiten seguir avanzando en sus investigaciones. Galeno, además, me parecía un narrador fascinante, porque es un gran intelectual y ofrece reflexiones muy interesantes sobre lo que le sucede a la emperatriz Julia, a la que termina admirando".

Y Julia retó a los dioses comienza, precisamente, con la explicación de Galeno a Julia sobre la enfermedad que padece, "de una manera pedagógica, con la intención de que el lector aprenda el origen del nombre de esta enfermedad (el cáncer), a la que, por cierto, se enfrenta la emperatriz con una gran dignidad: Si he de morir de algo, que sea de un enemigo tan implacable como yo, proclama ella en sus últimos momentos".

La obra de Posteguillo se caracteriza por el rigor histórico, pero a pesar de eso en su nueva novela le concede un gran protagonismo al Más Allá, lo que le ha dado al autor "una relativa libertad creativa, ya que he tenido que hacerlo dentro de la congruencia de su mundo mitológico, de su Olimpo". "He tenido que ensamblar muy bien estos capítulos con la tradición homérica de los dioses que aparecen en la Ilíada y la Odisea, ya que hay muchos guiños a esos enfrentamientos que se reproducen entre los dioses, y que vienen desde antiguo. Me ha halagado especialmente que le haya gustado mucho a Carlos García Gual, que lo ha considerado como un bonito guiño teatral a Homero. Además, esto me ha permitido no finalizar la novela cuando Julia muere, que hubiera sido de una gran tristeza para el lector. He podido continuar más allá de su vida real, en el Reino de los Muertos, y en paralelo seguir contando como conseguía su gran victoria post mortem: que su dinastía continuara a pesar de los muchos enemigos. Quería que la novela tuviera un final muy en alto y con justicia poética; ya tenemos bastantes problemas en este mundo como para que encima acabe la novela con la tristeza de la muerte de Julia".

La documentación realizada para definir el personaje de Julia Domna ha propiciado el nuevo proyecto de Posteguillo: "He encontrado otras mujeres con un peso importante en el Imperio romano, hay bastantes, en realidad, y estoy trabajando en una serie documental para televisión (Movistar), de momento de seis episodios y titulada El corazón del imperio, en la que vamos a hablar de otras muchas mujeres de la Antigua Roma que también fueron muy importantes y cuya historia no es tan conocida como debiera".

También ha comenzado Posteguillo la redacción de "una nueva novela sobre el Imperio romano, y lo único que puedo decir es que tal vez se trate de mi proyecto más ambicioso. Hace unas semanas escribí el capítulo final, que es algo que a veces hago, porque me sirve de guía, de estrella polar, de referencia a lo que quiero llegar, y ya veremos si llego y no me disperso por el camino".


Fuente:  https://www.diariodesevilla.es/




viernes, 27 de agosto de 2021

UNA DIETA DIFERENCIADA

 

Los hombres y las mujeres de Pompeya no seguían la misma dieta, según un estudio




El vesubio desde Pompeya


Un estudio encabezado por la Universidad de York revela que los hombres de las antiguas ciudades de Pompeya y Herculano basaban su dieta en pescado y cereales, mientras que las mujeres comían huevos, lácteos y legumbres.


La erupción volcánica más famosa de la historia, la del monte el Vesubio en el año 79 que arrasó las ciudades de Pompeya y Herculano, continúa ofreciendo hilo directo al pasado para conocer más detalles sobre los usos y costumbres de sus habitantes. El último descubrimiento es sorprendente: hombres y mujeres no seguían la misma dieta. Para ellos, pescado y cereales; para ellas, huevos, lácteos y legumbres.

Así lo asegura un estudio encabezado por la Universidad de York (Reino Unido) en el que ha participado la Universidad Autónoma de Barcelona publicado este miércoles en la revista 'Science Advances'. El hallazgo se ha logrado a partir del análisis del colágeno de los restos óseos de 11 hombres y 6 mujeres víctimas que quedaron sepultadas por la ceniza volcánica y que ha permitido descubrir que en la vecina ciudad de Herculano había un consumo "sorprendentemente alto" de aceite de oliva si lo comparamos con el consumo actual.

La investigación ha permitido poner cifras claras a esta dieta. Los hombres comían 1,6 veces más proteínas de alimentos procedentes del mar que sus compañeras y además comían más cereales. Las mujeres, en cambio, obtenían la proteína de productos de origen animal, que fundamentalmente eran lácteos y huevos, aunque también complementaban su alimentación con legumbres, frutos secos o verdura local.

Varias fuentes históricas ya habían apuntado estas diferencias de alimentación según el sexo, pero faltaba información contundente para respaldar la teoría. Así hasta ahora, con esta revolucionaria reconstrucción de la dieta.

La pregunta inmediata es clara: ¿Por qué ocurría esto? Los investigadores no tienen una respuesta única y clara, pero sí ponen encima de la mesa varias hipótesis como las diferentes ocupaciones, prohibiciones culturales o las restricciones propias de un desigual reparto del poder.


Se analizaron los aminoácidos de 17 esqueletos de adultos encontrados tras la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.


Un rasgo que sí parece claro es que "el acceso a la comida estaba diferenciado según el género". El mayor consumo de pescado observado en los varones, para la autora principal, Silvia Soncin, podría deberse a que éstos tenían un papel "más prestigioso" en la sociedad de la época y contaban con mayor capacidad para acceder al consumo de animales marinos, mejor valorados.

En el caso de que los sujetos hubiesen sido esclavos, los hombres lograban la libertad a una edad más temprana, sobre los 30 años, que les posibilitaba conseguir cierto poder económico antes que a ellas, que, en el caso de conseguir librarse de la esclavitud, lo hacían de media una década después.

Además, el tercer factor esbozado por la investigación es que los varones se dedicaban de manera más frecuente a la pesca.


Fuente: https://www.antena3.


Arqueólogos que han examinado los restos óseos de las víctimas de la erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo en Herculano aseguran haber contribuido a arrojar nueva luz sobre los hábitos alimentarios de los antiguos romanos, con una alimentación diferenciada por sexos que revela que las mujeres comían más productos animales y frutas y verduras cultivadas localmente, mientras que los hombres tomaban pescado más caro. 

Los investigadores, dirigidos por el equipo BioArCh de la Universidad de York, en Reino Unido, desarrollaron un nuevo enfoque para analizar los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, de 17 esqueletos de adultos encontrados tras la erupción. 

Mediante la medición de los isótopos de carbono y nitrógeno en los aminoácidos de los huesos, pudieron reconstruir la dieta de las personas que vivieron contemporáneamente con mucho más detalle de lo que se creía posible, según publican en la revista 'Science Advances'. 

El autor principal, el profesor Oliver Craig, director de BioArCH del Departamento de Arqueología, subraya que "los restos de los que perecieron en Herculano en el año 79 d.C. ofrecen una oportunidad única para examinar los estilos de vida de una antigua comunidad que vivió y murió junta. Las fuentes históricas aluden a menudo a las diferencias en el acceso a los alimentos en la sociedad romana, pero rara vez proporcionan información directa o cuantitativa", recuerda. 

"Nosotros encontramos diferencias significativas en las proporciones de alimentos marinos y terrestres consumidos entre hombres y mujeres, lo que implica que el acceso a los alimentos estaba diferenciado según el género", destaca.  

En total, se han excavado 340 individuos de la playa y de nueve fornici (bóvedas de piedra) adyacentes que corren paralelas a la orilla del mar en Herculano, cerca de Pompeya, donde la gente buscaba refugio del flujo piroclástico. 

Los investigadores afirman que pudieron cuantificar con mayor precisión la diferencia entre sexos dentro del grupo, ya que los varones obtuvieron, por término medio, aproximadamente un 50% más de sus proteínas alimentarias del marisco en comparación con las mujeres. 

Los hombres también obtuvieron una proporción ligeramente mayor de proteínas procedentes de los cereales en comparación con sus coetáneas femeninas, mientras que las mujeres obtuvieron una mayor proporción de proteínas procedentes de productos animales y de frutas y verduras cultivadas localmente. 

La autora principal, la estudiante de doctorado Silvia Soncin, del Departamento de Arqueología, destaca que esta investigación se basa en lo que sabemos de que los hombres tenían un mayor acceso a los peces marinos en Herculano y más ampliamente en la Italia romana. 

"Los hombres tenían más probabilidades de dedicarse directamente a la pesca y a las actividades marítimas, ocupaban por lo general posiciones más privilegiadas en la sociedad y se liberaban de la esclavitud a una edad más temprana, lo que les proporcionaba un mayor acceso a productos caros, como el pescado fresco", prosigue. 

Gracias a su nuevo enfoque, los investigadores pudieron cuantificar con mayor precisión las dietas antiguas para poder compararlas con los registros nutricionales recientes. El equipo sugiere que el pescado y el marisco contribuían en mayor medida a las dietas de Herculano en comparación con la dieta media mediterránea moderna, en la que predominan cada vez más los productos animales. En cambio, se consumía una proporción similar de cereales entre los antiguos y los modernos.


Ruinas de Herculano

Fuente:  
https://www.lavanguardia.com/

domingo, 22 de agosto de 2021

SUB LUCE MALIGNA

 Terrores de la antigüedad en una brillante antología del mundo romano

Gonzalo Fontana Elboj edita en Contraseña 'Sub luce maligna (Antología de textos de la antigua Roma sobre criaturas y hechos sobrenaturales)'




La originalidad literaria es una virtud que rara vez puede premeditarse. Quien busca ser diferente suele caer en lugares comunes, y es quien no lo intenta el que lo logra. Parafraseando al profeta Isaías: la originalidad se deja encontrar por aquellos que no la buscaban... Aventuro que este pudo ser el caso del profesor Fontana Elboj -filólogo clásico e historiador de las religiones de la Universidad de Zaragoza-, cuando decidió escribir 'Sub luce maligna. Antología de textos de la antigua Roma sobre criaturas y hechos sobrenaturales'. Es esta una obra singular que no puede reducirse a patrón alguno. Quizá el autor de la edición comenzara seleccionando diversos fragmentos y, en el proceso, advirtiera la riqueza y variedad de interpretaciones del material que tenía entre manos.

Los clásicos romanos compilados tratan sobre casas encantadas, hombres lobos, brujas, muertos vivientes, maldiciones… Todos ellos presentes en la antigüedad, pero con significados muy distintos a los de hoy. A desentrañar el sentido actual de estos relatos, poemas y crónicas se dirigen tanto la introducción como las glosas de Fontana Elboj, que preceden a cada uno de los textos y constituyen en sí mismas un auténtico ensayo.

Mientras en la cultura contemporánea lo sobrenatural remite a nuestra propia psique, a nuestros temores y deseos; en la antigua Roma lo natural y lo sobrenatural estaban unidos: todo fenómeno físico tenía un trasfondo espiritual, encarnaba una superstición. En especial entre las clases populares: “Una heterogénea y oscura multitud de gentes anónimas, preocupadas por sacar adelante sus vidas (…) Son precisamente estos romanos (…) quienes, con sus miedos, sus relatos fantásticos y su peculiar sentido del humor van a protagonizar este libro”, afirma el autor.

No obstante, debe tenerse en cuenta que la práctica totalidad de la literatura latina conservada hoy es obra de un selecto grupo de aristócratas, que denostaban al vulgo y se burlaban de sus supersticiones; como Horacio, quien en sus epístolas se pregunta: “¿Esta libre tu pecho de ambiciones vanas? ¿Libre del miedo a la muerte, de la ira? ¿Te ríes de los sueños, de los terrores mágicos? ¿De los portentos, de las hechiceras? ¿De los fantasmas nocturnos…?”.

Otra idea interesante del prólogo, que entronca con la anterior, es aquella que distingue los relatos de terror actuales de los de la antigua Roma. Los primeros proceden en la literatura anglosajona del siglo XIX y son, en el fondo, una celebración del hogar frente al gélido mundo exterior. El miedo a morir y a ser devorado resulta sumamente atractivo si lo conjugamos con la seguridad del fuego de la chimenea en invierno. Además, la cultura cristiana observa el más allá como fuente de esperanza para aquellos que no pecan y cumplen con los mandamientos de Dios. Frente a estas visiones actuales y cristianas, los romanos no encontraban consuelo en los dioses, que apenas se preocupaban de ellos; ni siquiera existía un paraíso, tan solo un inframundo poblado de sombras y sufrimientos al cual temían.

De este modo, la literatura romana de terror, a diferencia de la actual, no aterroriza para provocar el placer de la ficción, sino para aleccionar, para advertir sobre hechos temibles que realmente sucederán o, en el caso de los grandes escritores procedentes de la aristocracia, para satirizar lo que consideran supercherías del pueblo. Entre estos últimos destacan Apuleyo y su 'El asno de oro', o Petronio y su 'El Satiricón', auténticas fuentes creadoras de la narrativa occidental, ambas cuajadas de relatos sobre fantasmas, brujas y magos.

Pero a las obras principales 'Sub luce maligna' añade auténticas rarezas, como un largo relato inédito hasta ahora en castellano con el título de 'El sepulcro encantado', donde una madre invoca a su hijo adolescente fallecido, cuyo fantasma la visita cada noche; hasta que el padre, celoso, contrata a un mago para que encierre el espíritu en la tumba. Se trata de un largo cuento atribuido a Quintiliano, que recuerda al terror romántico, con exhortaciones al lector y con voces en primera y tercera persona.

Otro texto singular y valioso lo contiene una epístola de Plinio el Joven dirigida a su amigo Licinio Sura, donde le da cuenta, con tintes terroríficos, de los extraños sucesos acaecidos en una cosa encantada de Atenas. O la sátira de Séneca contra el emperador Nerón titulada: 'La calabacificación del divino Claudio', que cierra el volumen.

Podría citar muchos textos compilados de Marcial, Ovidio, Tíbulo, Propercio, Suetonio, Tácito… con la interpretación que de todos ellos, a la luz de la cultura actual, pero es mejor que sea el lector quien los descubra. En sus glosas iniciales, Fontana Elboj consigue convertir este libro en un auténtico laboratorio de experimentación literaria, donde se desentraña el pasado a la luz del presente.

LA FICHA

'Sub luce maligna'. (Antología de textos de la antigua Roma sobre criaturas y hechos sobrenaturales). Gonzalo Fontana Elboj. Editorial Contraseña. Zaragoza, 2021. 361 páginas.

Gonzalo Fontana


FUENTE: https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/

miércoles, 18 de agosto de 2021

UNA MOMIA EN POMPEYA

 

Marcus Venerius, el nuevo mecenas que emerge de entre las ruinas de Pompeya




Investigadores de la Universidad de Valencia encuentran el esqueleto de un magistrado romano que es el mejor conservado de cuantos se han hallado en la ciudad sepultada por el Vesubio y el único con signos evidentes de momificación


Marcus Venerius Secundio tomó el ascensor social en el siglo primero. Esclavo del templo de Venus en Pompeya (Italia), obtuvo su liberación para unirse después a la magistratura augustal, guardiana del culto imperial. Aquella posición de privilegio le fue como anillo al dedo para desarrollar sus inquietudes de mecenas ­—”liberalidad con la que Roma seducía a sus oponentes”, escribió el historiador antiguo Tito Livio— y en esos días comenzó a financiar obras de teatro. Las inscripciones que incorpora su tumba, en la necrópolis de Porta Sarno, dan cuenta de esta trayectoria. Los investigadores de la Universidad de Valencia comenzaron a excavarla en julio y hace solo dos semanas lograron acceder a su interior, dos metros y medio de cavidades donde reposaban los restos humanos mejor conservados de cuantos se han hallado en este yacimiento inagotable. Y los únicos con signos evidentes de momificación.




La cremación constituyó el rito funerario mejor establecido en Roma hasta el siglo segundo, por lo que aquí solo se habían encontrado inhumaciones de época samnita. Venerius falleció con más de 60 años, cuando la esperanza de vida rondaba entonces los 45. La conservación de su cabello, del cartílago de su oreja y de sus huesos constituye un milagro biológico que se suma a la riqueza arquitectónica de la tumba. Decorada con el fresco de un vergel, presenta en su fachada principal un tímpano de estuco labrado en el que puede leerse: “Ofreció actuaciones en griego y latín durante cuatro días”. El antropólogo valenciano Llorenç Alapont, director científico de la investigación, coordinada por el Parque Arqueológico de Pompeya, asegura que nunca antes se había podido acreditar la representación de obras helenas en esta tierra. “Otro indicio de que era una ciudad global”, anota.



Alapont lleva más de una década interviniendo en Pompeya y califica este hallazgo como el más relevante de todos los que ha efectuado: “Cambia la idea que teníamos sobre los rituales funerarios en la cultura romana”. La gestión de la muerte define la identidad de una comunidad, refleja las creencias y el estatus de los vivos, convierte el hecho natural en un fenómeno cultural. Entonces, ¿por qué Venerius decidió enterrarse y embalsamar su cuerpo en contra de las ceremonias instituidas? “Se trata de un misterio en el que tendremos que trabajar durante los próximos meses”, responde el arqueólogo. Con todo, el equipo baraja una hipótesis: que el origen del liberto estribara en Grecia, donde solo el entierro del cadáver podía prolongar su existencia más allá de la muerte. Una posibilidad que también explicaría su promoción de espectáculos en lengua helena.

Despista, sin embargo, el segundo apellido del difunto o cognomen, cuya raíz léxica es latina. Esto impide que los investigadores abonen sin titubeos la tesis de un origen griego. La amplia cámara funeraria y la preservación del cuerpo recuerdan, incluso, a las tradiciones egipcias, agrega Alapont. “Todavía tenemos que estudiar si la momificación parcial del fallecido se debe a un tratamiento buscado o solo es consecuencia del sellado hermético de la tumba”, aclara. No son pocos los textos de la época que detallan el uso de ciertas fibras, como el asbesto, durante los procesos de embalsamamiento. Solo la ciencia podrá arrojar evidencia sobre su posible aplicación para el desecado de Venerius. Sus restos descansan, mientras tanto, en la cámara frigorífica del laboratorio biológico de Pompeya, similar a la que albergó en 2018 a Ötzi, aquella momia prehistórica encontrada en un glaciar alpino.


En esas mismas dependencias científicas, a la espera de que Alapont y los arqueólogos italianos prosigan con su labor en otoño, permanecen guardadas las dos urnas fúnebres que acompañaban a Venerius. La primera de ellas, hecha de terracota, custodia las cenizas de un adulto, mientras que la segunda, fabricada con vidrio dentro de una caja de plomo, guarda lo que queda de dos niños y otra persona mayor. Esta última luce una inscripción con el nombre de Novia Amabilis, tal vez familiar del magistrado. “Estos recipientes también resultan inusuales”, describe Alapont. “Los más pequeños sí solían inhumarse en la Antigua Roma. Queremos estudiar qué relación existía entre los diferentes cuerpos encontrados”. Las muestras de estas cenizas, así como los restos orgánicos implicados en la momificación de Venerius, viajarán durante las próximas semanas hasta la Unidad de Análisis Químico de la Universidad de Valencia, bajo supervisión de Gianni Gamello.





Además, se han recuperado ajuares funerarios, entre ellos dos ungüentarios —utilizados como recipientes para almacenar aceite, aunque también dispensaban polvo— y numerosos fragmentos de tejidos que quizá formaron parte de la vestimenta. Objetos analizados con recelo por los arqueólogos tras un descenso a la tumba más bien aparatoso, como relata Alapont. La cuadrilla de 15 investigadores implicados insertó en la piedra una puerta de acceso que, desde dentro, pudiera cerrarse, evitando los cambios bruscos de temperatura y humedad. Estas variaciones pueden degradar los restos orgánicos con mucha rapidez. Gracias al uso de técnicas como la fotogrametría o la realidad virtual, pudieron intuir que el sellado hermético estaba contribuyendo a crear unas delicadas condiciones ambientales en el interior. “Nuestra prioridad era preservar ese microclima”, asevera el valenciano.



Después aplicaron a todo el entorno un tratamiento fungicida que detuviera el proceso de descomposición. A raíz del hallazgo de Venerius, el parque arqueológico ha iniciado una serie de trabajos de estabilización, dirigidos a mantener la necrópolis de Porta Sarno —al Este del antiguo núcleo urbano de Pompeya— que aún permanece cerrada a los visitantes. La línea ferroviaria separa este gran recinto del resto de yacimientos, pero la dirección quiere incluirlo en el recorrido abierto al público, para lo que ha encargado un estudio de viabilidad que ofrezca distintas opciones. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, define el descubrimiento como “otra tesela de un gran mosaico, a saber, la Pompeya multiétnica de principios de la Edad Imperial, donde el griego, entonces lengua franca del Mediterráneo oriental, se encontraba con el latín”. Una civilización que, desde aquella volcánica jornada en tiempos de Tito, aguarda a ser descubierta.

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Según la tradición los cuerpos de los adultos siempre se incineraban en Pompeya, la ciudad destruida por la erupción del Vesubio en el 79 a. C. Sin embargo, el hallazgo de los investigadores de la Universidad de Valencia de una tumba magníficamente conservada y con el cuerpo parcialmente momificado de un hombre ha descolocado a los arqueólogos: ¿Por qué Marcus Venerius Secundio quiso ser inhumado?

Las excavaciones se han realizado en el marco del proyecto que investiga la arqueología de la muerte en la necrópolis de Porta Sarno con la dirección científica a cargo de Luana Toniolo, arqueóloga funcionaria del Parco de Pompeya y de Llorenç Alapont, investigador del departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia.



"Se trata de un hallazgo importantísimo y único. Es la única tumba en Pompeya con cámara para la inhumación y además con una inscripción que cuenta no sólo la vida del difunto sino también su afición al teatro y a las obras artísticas sobre todo en griego, por lo que es la primera vez que se comprueba que en la ciudad se realizaban espectáculos en este idioma", explica su descubrimiento Alapont en una entrevista a EFE.

Un descubrimiento excepcional

En la losa de mármol del frontón de la tumba se puede leer una inscripción que conmemora al difunto Marcus Venerius Secundio, pero además también arroja detalles de que en el teatro de Pompeya también se realizaron actuaciones en griego, algo que nunca antes se habían atestiguado directamente.

La tumba, que se supone es de las últimas décadas de la vida de la ciudad, consiste en una mampostería en cuya fachada se conservan restos de pintura: se vislumbran plantas verdes sobre un fondo azul.



El personaje de Marcus Venerius Secundio aparece en el archivo de tablillas de cera pertenecientes al banquero pompeyano Cecilius Jucundus, propietario de la domus del mismo nombre en la Vía Vesubio y era un esclavo público y guardián del templo de Venus que una vez liberado había alcanzado un cierto estatus social y económico, como muestra la tumba bastante monumental y también, como se deduce, por la inscripción.

Se convirtió en Augustal, es decir, en miembro del colegio de sacerdotes dedicado al culto imperial, como recuerda el epígrafe, "Diede ludi de griego y latín durante cuatro días".

"Los 'Ludi graeci' deben entenderse como actuaciones en lengua griega", indica el director del parque arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, que explica que es el primer testimonio cierto de actuaciones en la ciudad en lengua helénica, pues hasta ahora solo se tenían hipótesis. 



"Se trata de uno de los esqueletos mejor conservados encontrados en la antigua ciudad". El fallecido fue enterrado una pequeña celda de 1,6 x 2,4 metros detrás de la fachada principal, mientras que en la parte restante del recinto, se encontraron dos incineraciones de urnas, una de ellas en un hermoso recipiente de cristal perteneciente a una mujer llamada Novia Amabilis, que podría ser la mujer de Marcus Venerius.

Pero el entierro de Marcus Venerius es, por tanto, "altamente inusual también en cuanto al rito funerario adoptado, considerando que era un hombre adulto de más de 60 años", explican y además el hallazgo se completa con la recuperación de objetos del ajuar funerario incluyendo dos ungüentarios de vidrio y numerosos fragmentos de lo que parece ser tela.

El misterio de la decisión

Para el investigador de la Universidad de Valencia "ahora el gran misterio es porqué eligió ser inhumado y no incinerado como los dos miembros de su familia" cuyos restos están en la tumba en dos urnas.

"Tenemos varias hipótesis, la primera es que se trataba de una persona que tenía una afiliación griega o una debilidad por el arte y cultura griega porque en estos momentos en Grecia se prefería la inhumación", destaca a EFE.



Pero otra parte, explica, "seguimos investigando si fue una elección personal el conservar incorrupto el cuerpo, esto significaría que respecto a los funerales se tenía una cierta libertad de culto y que no se tenían en cuenta reglas estrictas o temor por romper los ritos y las amenazas de los Dioses" añadiendo "Supondría que había una libertad ideológica en el momento de elegir tras la muerte".

Sobre los detalles de la momificación explica que aún queda mucho trabajo, pues ahora se tendrán que analizar las sustancias que cubrían el cuerpo y una especie de tejido también hallado en la tumba.

"Esta tela, plantas o sustancias que favorecieron la momificación nos puede dar la clave si fue intencional o simplemente se ha momificado por el ambiente sellado que tenía la tumba: con dos muros de malta y piedra volcánica y arcilla. O si incluso el sellado fue intencional para conservar mejor el cuerpo", añade.

Los restos orgánicos del tejido encontrado y otros elementos del cadáver de Marco Venerio Secundio serán estudiados en la unidad ArchaeChemis, unidad de Análisis Químico de la Universidad de Valencia, bajo la supervisión de Gianni Gallelo, investigador del departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de dicho centro.

"Nos queda mucho trabajo por delante para desvelar este gran misterio que ha aparecido en Pompeya y que podría cambiar lo que sabíamos de las tradiciones funerarias en el mundo romano", concluye Alapont.



Fuentes :  https://elpais.com/

https://www.abc.es/cultura

https://www.elespanol.com/

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