In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

Si deseas saber más sobre esta historia, accede mediante este link

https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


viernes, 30 de septiembre de 2022

SILFIO, CONDIMENTO MILAGROSO

 

¿Vuelve el silfio? Cómo 'resucitar' el condimento milagroso extinguido por el hombre

El silfio curaba enfermedades y hacía que los alimentos fueran sabrosos, pero, supuestamente, el emperador Nerón consumió el último tallo. Ahora, un investigador turco cree haber encontrado un superviviente botánico.





Desde antes del auge de Atenas hasta el apogeo del Imperio Romano, uno de los productos más codiciados del mundo mediterráneo fue una planta de flores doradas llamada silfio. Para los antiguos médicos griegos, el silfio era un remedio para todo, desde el dolor de estómago hasta la eliminación de verrugas. Para los cocineros romanos, era un producto culinario básico, crucial para condimentar una olla de lentejas cotidiana o para coronar un extravagante plato de flamencos escaldados. Durante el gobierno de Julio César, se almacenaban más de 450 kilos de la planta junto con el oro en los tesoros imperiales de Roma, y los plantones de silfio se valoraban al mismo precio que la plata.

Pero sólo siete siglos después de que la adorada planta creciera por primera vez a lo largo de la costa de Cirenaica, en la actual Libia (según un cronista, fue en el año 638 a.C. después de que cayera una "lluvia negra"), el silfio desapareció del antiguo mundo mediterráneo.

"Sólo se ha encontrado un tallo", se lamentaba el cronista romano Plinio el Viejo en su Historia Natural del siglo I d.C., "y ha sido regalado al emperador Nerón".




Desde la Edad Media, los exploradores botánicos inspirados por los antiguos relatos de esta notable planta la han buscado en tres continentes, y siempre en vano. Muchos historiadores consideran que la desaparición del silfio es la primera extinción registrada de una especie, ya sea vegetal o animal, y un ejemplo de cómo el apetito humano puede eliminar una especie de la naturaleza.

Pero, ¿se ha extinguido realmente el silfio? Gracias a un afortunado encuentro hace casi 40 años, y a décadas de investigación posterior, un profesor de la Universidad de Estambul (Turquía) sospecha que ha redescubierto los últimos reductos de la antigua planta más de 1000 años después de que desapareciera de los libros de historia, y a casi 1600 kilómetros de donde crecía.

Una "mina de oro química"

En una soleada mañana de octubre del año pasado, Mahmut Miski estaba de pie en las estribaciones de un volcán activo en la región de Capadocia, en el centro de Turquía, extendiendo un brazo hacia un matorral de tallos acanalados de color marrón claro a la sombra de los pistachos silvestres. Bienvenido a la "tierra del silfio", dijo el profesor de 68 años, mientras se agachaba para sacar un tallo y su nudosa raíz del suelo rocoso. El cepellón (la fábrica química de la planta) perfumaba el aire con un olor agradable y ligeramente medicinal, a medio camino entre el eucalipto y la savia de pino. "Para mí, el olor es estimulante, además de relajante", explicó Miski. "Puedes ver por qué todo el mundo que se encuentra con esta planta se encariña con ella".



Miski, cuya especialidad en la Universidad de Estambul es la farmacognosia, el estudio de los medicamentos derivados de fuentes naturales, había visto por primera vez la planta moderna, que ahora cree que es el silfio de los antiguos, mientras realizaba una investigación postdoctoral 38 años antes. Había recibido una beca para recoger especímenes de Ferula, un género de plantas con flores de una familia (Apiaceae) que incluye las zanahorias, el hinojo y el perejil, y que tiene fama de producir muchos compuestos novedosos para combatir enfermedades.

Un día de primavera de 1983, dos chicos de una pequeña aldea de Capadocia condujeron a Miski por un escarpado camino de tierra hasta las laderas del monte Hasan, donde su familia se ganaba la vida cultivando cebada y garbanzos. Detrás de los muros de piedra que protegían las plantas del ganado, los hermanos le mostraron a Miski varias plantas de Ferula inusualmente altas con tallos gruesos que rezumaban una resina de sabor acre. Las investigaciones del profesor acabaron revelando que sólo se había recogido otro espécimen de esta planta, en 1909, en un lugar situado a 240 kilómetros al este del monte Hasan, y que posteriormente se identificó como una nueva especie: Ferula drudeana.

La corazonada de Miski de que la Ferula drudeana sería una mina de oro química resultó ser correcta: los análisis del extracto de la raíz identificaron 30 metabolitos secundarios, es decir, sustancias que, aunque no contribuyen a la actividad principal de ayudar a una planta a crecer o reproducirse, le confieren algún tipo de ventaja selectiva. Entre los compuestos, muchos de los cuales tienen propiedades anticancerígenas, anticonceptivas y antiinflamatorias, se encuentra la shyobunona, que actúa sobre los receptores cerebrales de las benzodiazepinas y puede contribuir al olor embriagador de la planta. Miski cree que los futuros análisis de la planta revelarán la existencia de docenas de compuestos de interés médico aún no identificados.

"Se encuentran las mismas sustancias químicas en el romero, el pabellón dulce, la alcachofa, la salvia y el gálbano, otra planta de Ferula", se maravilla el profesor. "Es como si combinaras media docena de plantas medicinales importantes en una sola especie".





Similitudes convincentes

Está claro que la Ferula drudeana tiene un gran potencial médico, pero no fue hasta una nueva visita al monte Hasan en 2012 cuando Miski empezó a reflexionar sobre sus similitudes con la planta silfio sobre la que había leído en antiguos textos botánicos. Los jóvenes cuidadores de las plantas de Ferula le habían contado al profesor cómo a las ovejas y cabras les encantaba pastar en sus hojas, lo que le recordó una descripción de la Historia Natural de Plinio sobre el engorde de ovejas con silfio. Miski también observó que, tras ser atraídos por la savia de color perla, los insectos voladores comenzaban a aparearse, lo que le hizo pensar en las leyendas que celebraban las cualidades afrodisíacas de la antigua planta.

En un artículo de 2021 publicado en la revista Plants, Miski describió las similitudes entre el silfio, descrito en los textos antiguos y representado en las monedas de Cirenaica para celebrar el producto de exportación más famoso de la región, y la Ferula drudeana: raíces gruesas y ramificadas, similares al ginseng; hojas basales parecidas a las de una fronda; un tallo acanalado que se eleva hacia extravagantes racimos circulares de flores; hojas parecidas al apio; y frutos de papel, o mericarpos, en forma de corazones invertidos.

La similitud en el aspecto no era el único vínculo convincente. Se dice que el silfio original apareció de repente, tras un gran aguacero. Miski observó que, cuando las lluvias llegaban a Capadocia en abril, la Ferula drudeana brotaba del suelo y crecía hasta dos metros en poco más de un mes.





Dado que el silfio antiguo se resistía al cultivo, había que recolectarlo en la naturaleza, tarea que los nobles cirenaicos encomendaban a los nómadas del desierto; dos intentos (relatados por Hipócrates) de trasplantarlo a la Grecia continental fracasaron. Miski también encontró que la Ferula drudeana era difícil de trasplantar; sólo mediante el uso de la estratificación en frío, una técnica en la que se engaña a las semillas para que germinen exponiéndolas a condiciones húmedas e invernales, su equipo pudo propagar la planta en un invernadero.

Desde principios del siglo XIX, se han propuesto tres especies contemporáneas como posibles candidatas a ser el silfio perdido. El tallo y los frutos de la Ferula tingitana, conocida como hinojo gigante, se parecen a la planta representada en las monedas cirenaicas, y su resina se utiliza como medicina popular en Marruecos, pero el alto contenido de amoníaco de la planta la hace prácticamente incomible. La Cachrys ferulacea tiene frutos en forma de corazón y produce una resina agradablemente perfumada, pero sus hojas no se corresponden con las descripciones antiguas; también es una planta común en Italia y Grecia, lugares en los que las fuentes antiguas dejaban claro que no crecía el silfio. La Margotia gummifera se acerca tentadoramente a las imágenes representadas en las monedas, pero el área de distribución de la planta (que incluye el noroeste de África y la Península Ibérica) no coincide, su tallo es demasiado fino y varios estudios han concluido que tiene poco valor como planta medicinal.

"Morfológicamente, la Ferula drudeana parece ser la candidata más probable", afirma Shahina Ghazanfar, investigadora asociada especializada en la taxonomía de las plantas de Oriente Medio en el Real Jardín Botánico de Kew, en Londres. "Los tallos estriados, los frutos y posiblemente la raíz parecen apuntar a la idea de que esta especie de Ferula podría ser una planta cultivada remanente en Anatolia que se conocía como silphion". Ghazanfar destaca la forma distintiva en que las hojas están dispuestas en lados opuestos del tallo. "Las hojas opuestas, que no se encuentran en las otras especies, son particularmente convincentes".

¿Un superviviente lejano?

Aunque la Ferula drudeana se ajusta a las antiguas descripciones de la planta silfio más que cualquier otra especie propuesta hasta ahora, hay un problema: las descripciones antiguas eran unánimes en cuanto a que el mejor silfio procedía exclusivamente de una estrecha zona alrededor de la ciudad de Cirene, un lugar que ahora ocupa el moderno asentamiento de Shahat en Libia. Las estribaciones del monte Hasan están a 1287 kilómetros al noreste, en línea recta, a través del Mediterráneo. Cuando Miski presenta sus investigaciones en conferencias, hace hincapié en el hecho de que la planta se ha registrado en dos lugares de Turquía, ambos con poblaciones históricas griegas que se remontan a la antigüedad.




El pasado mes de octubre, Mehmet Ata, que de niño llevó a Miski al huerto donde crecía la planta, nos dirigió a una aldea cercana y nos mostró la casa de su infancia, ahora abandonada, que consistía en un laberinto de habitaciones oscuras talladas directamente en la roca volcánica. Ata, que ya es abuelo, nos explicó que su familia tomó posesión de la casa en algún momento después de la expulsión de los griegos de la región en 1923; antes de eso, la aldea había estado habitada por griegos capadocios que habitaban aldeas en el centro de Anatolia desde la época de Alejandro Magno, y Miski especula que hace unos 2000 años, un comerciante o agricultor griego intentó plantar semillas de silfio que le habían enviado desde el norte de África.

"Como tarda al menos diez años en madurar, es posible que la plantaran y luego se olvidaran de ella. Pero la planta siguió creciendo en la naturaleza y acabó poblando esta pequeña zona", ofrece. "Los descendientes de los agricultores originales no habrían sabido qué demonios era".

Erica Rowan, profesora asociada de arqueobotánica en la Universidad Royal Holloway de Londres, considera plausibles las especulaciones de Miski. "Los antiguos eran muy buenos transportando cosas", señala Rowan. "No hay ninguna razón por la que la gente de Cirenaica no pudiera haber traído las semillas a Capadocia y haberlas plantado. Son bastante similares, con un clima mediterráneo. Y esta especie de Ferula sí se parece a la que aparece en las monedas".

Alain Touwaide, historiador especializado en plantas medicinales de la antigüedad, es más escéptico, y cuestiona el razonamiento de que "se trata de algo griego, porque antes había griegos allí". Touwaide sostiene que el equipo de Miski tendría un argumento más sólido al aislar los compuestos de la Ferula drudeana que desempeñan una función médica similar a las que se prescribían para el silfio.

El problema es que las autoridades antiguas parecían prescribir la planta para casi todo. El silfio era una cura para la calvicie y el dolor dental, para la pleuresía y la epilepsia, y un bálsamo, según una traducción lírica, tanto para los "mordidos por el perro" como para los "heridos por el escorpión".

La única forma real de confirmar si son una misma cosa es si tuviéramos restos de la antigua planta para compararlos para su análisis, por ejemplo, de un frasco claramente etiquetado como "silfio" que se haya excavado en un yacimiento arqueológico, dice Lisa Briggs, investigadora posdoctoral del Museo Británico y Exploradora de National Geographic. Un artículo reciente del que es coautora recomienda la ciudad costera libia de Susa, la isla de Malta y el puerto griego del Pireo como buenos lugares para que los arqueólogos busquen restos de naufragios que puedan haberse hundido mientras transportaban silfio.

El "Santo Grial" culinario

A falta de un frasco bien etiquetado de silfio sacado de las profundidades, la mayoría de los expertos coinciden en que hay una forma prometedora (aunque no segura) de apoyar la idea de que la Ferula drudeana se corresponde con el silfio de los antiguos: alguien tendría que comerlo. "Sus propiedades médicas eran importantes para los antiguos, pero la característica que definía al silfio era que era un condimento", dice Rowan.

(Relacionado: Los neandertales ya se curaban con plantas medicinales)

A diferencia de los textos médicos clásicos, que suelen ser imprecisos en cuanto a los detalles, los libros de cocina que se conservan de la antigüedad suelen ser explícitos en cuanto a cantidades y técnicas. El más famoso, un manual de 475 recetas que tomó su forma definitiva en el siglo IV d.C., se conoce como Apicius, en honor a un célebre gastrónomo que vivió bajo el reinado del emperador romano Tiberio (r. 14-37 d.C.). En decenas de recetas de la recopilación se pide silfio, en una de sus tres formas: resina de goma pura, denominada laser vivum; resina mezclada con harina (laserpicium); o la raíz seca (laseris radix), que generalmente se corta en trozos y se machaca en un mortero con otros condimentos.

Para Sally Grainger, investigadora que coeditó la traducción autorizada al inglés de Apicius, "encontrar el silfio original, y experimentar de nuevo las recetas antiguas con él, es una especie de Santo Grial".

Grainger, que trabajó como jefa de pastelería en el Hotel Atheneum de Londres durante cinco años antes de licenciarse en historia antigua, demuestra las técnicas de cocina romana en su canal de YouTube "A Taste of the Ancient World". Hasta ahora, recreaba las recetas que requerían silfio libio utilizando un sustituto de menor calidad mencionado en Apicio: El "láser de Partia", que se cree que es la asafétida, una resina derivada de otra especie de Ferula que crece en Afganistán y que se utiliza en la cocina india contemporánea con el nombre de hing. Cuando el silfio original se hizo difícil de encontrar, los cocineros romanos empezaron a sustituirlo por la asafétida, más barata y abundante, y Apicius hace una clara distinción entre la planta libia de alta calidad y su prima oriental, más picante y sulfurosa.

En una soleada mañana de mayo en el Jardín Botánico Nezahat Gökyiğit de Estambul, el más importante depósito de biodiversidad vegetal de Turquía, Grainger y Miski se reunieron en una improvisada cocina al aire libre para averiguar si la Ferula drudeana puede ser realmente el Santo Grial de la historia culinaria.





El profesor acababa de regresar con muestras de plantas de las estribaciones del monte Hasan, donde Ata había estado supervisando el desarrollo de la planta. La nieve derretida había regado abundantemente el lugar, y el campo era un derroche de flores amarillas brillantes: las plantas de Ferula en plena floración significaban que las raíces estarían en su punto más activo desde el punto de vista farmacológico. Grainger había viajado desde el Reino Unido con un mortero y una maja, así como con todas las especias y condimentos necesarios para recrear las recetas de Apicio, incluidos los vinos dulces, la salsa de pescado fermentada garum y hierbas como la ruda y el apio de monte.

Ahora, mientras ollas de terracota llenas de lentejas se guisaban sobre braseros de carbón, Miski le presentó al chef un grueso y estriado tallo de Ferula drudeana, cuya savia de color perla rezumaba de un corte fresco. Grainger dejó caer un trozo de resina endurecida recogida de la planta en una sartén con aceite de oliva calentado, el primer paso para hacer el laseratum, un sencillo aderezo a base de silfio. Un olor característico llenó el aire.

"Es intenso y delicioso", dijo Grainger. "Cuando lo hueles, te fluye la saliva".

Cuando las mesas de picnic empezaron a llenarse con platos de media docena de recetas romanas (cada una con una versión aromatizada con Ferula drudeana y otra con el antiguo sustituto del silfio, la asafétida), una multitud, entre la que se encontraban los directores y el personal del jardín botánico y los estudiantes de Miski, se reunió en torno a las muestras. Un cuenco de aliter lenticulum, lentejas hechas con miel, vinagre, cilantro, puerro y Ferula drudeana, fue considerado complejo y delicioso, mientras que el mismo plato hecho con la penetrante resina de asafétida provocó muecas y quedó prácticamente intacto. La calabaza salteada con la raíz rallada de la planta también se comió con gusto, al igual que un delicado plato de albóndigas de langostinos que en Apicius se denominan isicia, bañadas en la salsa laseratum. El mayor éxito, sin embargo, fue el ius in ouifero fervens, una salsa para el cordero elaborada con vino dulce y ciruelas aderezadas con una amplia dosis de Ferula drudeana.

"¡Es precioso!", dijo Grainger, mientras descansaba en una silla de jardín después de un largo día de pie. "Aunque la salsa es rica y densa, el sabor del silfio no queda sepultado por las frutas y las especias. Tiene este intenso sabor "verde" que realmente resalta las cualidades de las otras hierbas de la salsa". Una versión elaborada con asafétida resultaba odiosamente picante. Era obvio que Grainger creía que la Ferula drudeana tenía un gran mérito gastronómico y era una buena candidata a ser la planta perdida de los griegos y los romanos.

Miski parecía complacido con los resultados de los experimentos de Grainger y sorprendido por el sabor, aunque confesó que le preocupaba lo que pudiera pasar después.

"Sólo hay 600 plantas individuales que conocemos en todo el mundo", señaló. Trescientas de ellas crecen en la naturaleza. Un número igual se cultiva ahora a partir de semillas en los jardines botánicos, aunque pasarán varios años antes de que alguna de ellas esté lo suficientemente madura como para producir cuerpos fructíferos. "Habría que cultivar mil veces más plantas para producir un suministro comercial".

Dos mil años después de que se cortara el suministro original de silfio, la legendaria planta puede haber resurgido sólo para enfrentarse a la amenaza de su antigua némesis: el apetito humano. Por el momento, su número es tan bajo que la Ferula drudeana se considera oficialmente una especie en peligro crítico.

"Eso es lo que me estresa", dice Miski, con una nota genuina de alarma en su voz. "Si todo el mundo empieza a hacer salsa de sifón, ¡espera! No vamos a tener suficiente para todos".



Fuente: https://www.nationalgeographic

viernes, 23 de septiembre de 2022

QUE CARA LA DE LOS ANTIGUOS

 

Cómo eran las caras de Julio César, Nerón, Calígula y otros grandes personajes de la Historia

A partir de bustos y cuadros, y gracias a una técnica hecha por computadora, se logró reconstruir cómo eran los rostros de emperadores, filósofos, generales y grandes artistas del pasado


Calígula



Tal vez como ninguna otra disciplina, la Historia es capaz de contarnos cómo éramos, cómo somos y, por añadidura, cómo seremos. Los profesores de Historia saben que tiene la llave para abrir la puerta del entusiasmo y la curiosidad en sus estudiantes. Y así, además de contar los grandes procesos que se han producido en las diferentes épocas —lo que es un objetivo clave de la materia— pueden contar cómo era la vida cotidiana, qué clase de relaciones se daba entre las personas, cómo es la influencia de las antiguas personalidades de la historia en nuestros días.

Historia, arte y artesanías conviven como una tríada que gira y explica causas, efectos, razones. En los grandes museos se pueden ver cómo era la vida: desde platos y utensilios hasta esculturas y bustos de los gigantes que nos hicieron. Ahora, gracias a una técnica hecha por computadora, la vida de esos grandes personajes de la historia da una vuelta más y podemos acercarnos a su corporeidad. Podemos verle la cara, los ojos, los gestos en una hipótesis artística que nos los acerca y que se convierte en un camino más para ingresar en la compleja trama de los hechos de su vida.

La muestra incluye a figuras como Julio CésarAugustoNerónCalígulaPitágorasHomero, etc. Aquí algunos de ellos:


Pitágoras

Plutarco

Vespasiano

Homero

Parménides

Marco Agripa

Julio Cesar


Fuente: https://www.infobae.com/


viernes, 16 de septiembre de 2022

POMPEYA- NUEVOS HALLAZGOS

 

Las últimas habitaciones halladas en Pompeya desvelan más secretos: una manta, camas y una cuña





Como una inagotable mina de viajes al pasado más cotidiano de la Antigua Roma, Pompeya está continuamente desvelando nuevas sorpresas. Este mes de agosto se anunció el extraordinario descubrimiento en la Casa del Larario, en la zona Regio V, de una serie de estancias humildes con sus muebles llenos de objetos. Los arqueólogos documentaron una cama muy sencilla, una mesa auxiliar redonda de tres patas, un baúl con una preciosa lucerna con dos bocas, siete tablillas de madera dobles o un armario del mismo material y de unos dos metros de altura con al menos cinco baldas hundidas.

Cuando se comunicaron estos resultados, las excavaciones todavía seguían en marcha. Ahora, ya se conoce, por ejemplo, lo que escondía la parte inferior de este estante, que quedó en parte carbonizado y sepultado por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Tras retirar las pequeñas ánforas, contendores y platos de vidrio de las lejas superiores han salido a la luz cuencos de cerámica de mesa de terra sigillata y varias botellitas de vidrio fragmentadas. "Es un verdadero tesoro no por su valor material, sino por la imagen que proporciona de la vida cotidiana en la antigua Pompeya", ha señalado Gabriel Zuchtriegel, el director del parque arqueológico.

No obstante, las novedades no han terminado ahí. Los equipos de investigación de Pompeya han informado esta semana del hallazgo de otras dos pequeñas estancias, pertenecientes a otro edificio, detrás de la Casa del Larario, al norte. Gracias a la técnica de los calcos de yeso, que consiste en rellenar con escayola el hueco que deja la materia orgánica al descomponerse, se ha podido recuperar la totalidad del mobiliario de una de estas habitaciones, el llamado Ambiente 16, así como parte del derrumbe del falso techo.

Los moldes han revelado que la sala, de unos trece metros cuadrados y que servía como dormitorio, contaba con dos grandes camas con cabeceros decorados. La primera, de unas dimensiones aproximadas de 2,20 x 1,20 metros —más grandes que las identificadas el año pasado en la "habitación de los esclavos" de la villa suburbana de Civita Giuliana—, conservaba vestigios de tela, probablemente del colchón, y una manta arrollada de forma desordenada, a toda prisa. Como detalle curioso, debajo de uno de los pies del lecho se había colocado una pequeña cuña de madera para nivelarlo ante la irregularidad del suelo de tierra prensada.

"¿Sabes lo que hacía la gente de la antigua Pompeya cuando la cama se movía? Lo mismo que hacemos nosotros ahora: ¡ponían una cuña debajo de la pata!", ha comentado Gabriel Zuchtriegel sobre este curioso hallazgo.

Sobre la otra cama, de un tamaño similar, ha aparecido parte del falso techo de madera que cubría la estancia y que se derrumbó durante el suceso volcánico. Precisamente por eso los investigadores no han podido reconstruir al completo su estructura. Sin embargo, sí han sido capaces de documentar la decoración de su cabecero de madera, mucho más elaborada con la presencia de finas placas de hueso. Son siete formas milimétricas que van desde simples franjas lineales hasta elementos en forma de capitel jónico o de hoja lanceolada.

A los pies de uno de los catres se han documentado los vestigios del fondo de un cesto de mimbre de algo más de 30 centímetros de diámetro, así como un pequeño mueble contenedor cuadrangular de aproximadamente 50 x 45 cm. Son los últimos testimonios que descubre la infinita Pompeya. No tardarán mucho en aparecer los siguientes.

Fuente:https://www.elespanol.com/

lunes, 12 de septiembre de 2022

EL CONFLICTO CIVIL ROMANO EN GIBRALTAR

 

El final del conflicto civil romano en el Estrecho de Gibraltar (I)

  • En el 49 a. C., César, al mando de la Legio XIII, cruzaba la frontera entre la Galia Cisalpina e Italia provocando una nueva guerra civil entre el bando popular y el optimate

  • Esto provocará multitud de reacciones en nuestra zona, con especial virulencia en el Estrecho debido a su importante posición estratégica



1. Tiempos de Guerra I: Sertorio y Sila


Sila



El conflicto sertoriano se conoce bastante bien, qué duda cabe, gracias a la biografía escrita por Plutarco que se fijó en él especialmente como comandante militar. No cabe duda de que Quinto Sertorio ha sido tratado como un libertador para Hispania, un patriota romano o un simple aventurero. En palabras de Francisco Pina, 'Sertorio nunca intentó crear un Estado independiente de Roma bajo su dirección, en ningún momento se planteó la posibilidad de que Hispania dejara de ser una provincia perteneciente al Imperio Romano'. Por tanto, debemos entender la presencia de Sertorio en Hispania como una consecuencia de la guerra que se estaba librando entre Mario y Sila por el poder y la posterior victoria del último. En 83 a. C., Sertorio llegó a la Península como pretor de la Citerior pero tras la ascensión de Sila al poder, fue sustituido. Al enviar Sila un nuevo pretor, Sertorio comenzó una serie de batallas que le trajeron hasta el estrecho de Gibraltar. Así, en 81 a. C., se trasladó a África, regresando a Hispania un año después. Esto provocó que en 79 a. C. fuese enviado como procónsul de la Ulterior a Quinto Cecilio Metelo Pio manteniéndose la primacía de las armas del lado sertoriano hasta el año 76 a. C. Sin embargo, la llegada de Pompeyo y su ataque conjunto con las tropas de Metelo, que venía desde el Sur, hizo que la victoria se decantase del lado silano cuya consecuencia inmediata fue el asesinato de Sertorio en 73 a. C. lo que supuso el fin de este episodio.

Pero veamos de qué manera se vivieron estos años en el Estrecho.

En 93 a. C., las campañas celtibéricas de Tito Didio le trajeron a Hispania por vez primera donde el procónsul Publio Licinio Craso recibió un triunfo tras su victoria sobre los lusitanos. Según Plutarco es ahora cuando llega a la Ulterior , territorio que verá en 85 a. C. la llegada de un exiliado político de gran importancia, Marco Licinio Craso lo cual delata la zona campogibraltareña como no muy proclive a Sertorio y sí al gobierno senatorial romano. Esto se verá refrendado por hechos que luego abordaremos.

De nuevo lo tenemos en Hispania, esta vez en la Citerior como pretor dos años más tarde produciéndose el conflicto que durante unos años convertirá al estrecho en protagonista de la guerra civil entre Sila y Sertorio. Siendo ya pretor y no aceptando las órdenes de Roma, en 81 a. C., el enviado de Sila, Cayo Annio Lusco lo empujó al mar, haciéndole embarcar en Cartagena rumbo a África. Al no poder dirigirse al África proconsular, en manos de Pompeyo, viró hacia el Suroeste, al Oeste del río Muluya en territorio mauritano aunque sin determinar la zona. Hace años, Félix García Mora propuso la región del Muluya aunque admite la fragilidad de su razonamiento toda vez que se basa en que cuando Suetonio Paulino y Hosidio Geta en 44 llevaron a cabo la conquista de Mauritania Tingitana, utilizaron esta zona como base de operaciones.

Si fue en esta zona cercana al Estrecho, sabemos que Sertorio sufrió el ataque de poblaciones autóctonas lo que hizo que se dirigiera a la costa para embarcar rumbo a Hispania. Es probable que si se encontraba al oeste del Muluya, el punto de embarque elegido fuese Tingi, aunque esto es pura conjetura. Lo cierto es que fue rechazado en las costas hispanas y esto lleva a pensar que quizás este intento lo llevara a cabo en algún punto de la costa Norte del estrecho de Gibraltar pues, como vimos anteriormente, estas costas parece que no eran muy proclives a los populares. Este rechazo hizo que buscase refugio en el Mediterráneo, pactando con piratas cilicios y refugiándose en las Baleares, donde sufrió un ataque por parte de Annio.

Una tormenta lo empujó a cruzar 'el estrecho de Gades' en palabras de Plutarco conociendo la existencia de unas misteriosas islas occidentales que llamaban de los afortunados y a las que estuvo tentado de ir. Sin embargo, quizás obligado por sus aliados cilicios o bien por convicción, regresó a Tingi donde combatió al mauritano Ascalis, gobernador de la ciudad. El peligro era más que patente pues Pompeyo se encontraba en el vecino reino númida. Esto hizo pensar a Genaro Chic que Sertorio organizaba un contraataque popular contra Pompeyo; sin embargo, Félix García Mora sostiene que Sertorio solamente buscaba su propia supervivencia toda vez que la causa popular estaba ya derrotada.

Una vez dueño de Tingi, en los meses finales del año 81 a. C. un nuevo peligro se cierne sobre el sabino de la mano de Vivio Paciano muy probablemente el mismo que ocultó a Marco Licinio Craso en su territorio, lo cual parece demostrar que, de tratarse de la misma persona, Craso estuvo oculto en las inmediaciones del estrecho de Gibraltar.

Paciano desembarca un contingente de tropas cerca de Tingi y se enfrenta a Sertorio sufriendo una fuerte derrota pagando con su vida lo cual reforzará un poco el mermado poder de Sertorio en la zona tal como reseña Plutarco al comentar el conocido pasaje del descubrimiento de la tumba de Anteo y su autoridad por todo el país.

Es ahora cuando recibe una embajada de los lusitanos incitándole a llevar la guerra a la Ulterior. Así, en 80 a. C. atraviesa el Estrecho y derrota a Cayo Aurelio Cotta frente a las costas de Mellaria (Tarifa). Este hecho provocará la llegada a la Ulterior en 79 a. C. del cónsul Quinto Cecilio Metelo Pio. Éste será derrotado por Sertorio lo que le otorgará un gran prestigio entre los lusitanos.

Consecuencia de esta situación será la renovación del foedus con Gades el año 78 a. C. con el apoyo de la familia de los Balbos fieles partidarios de Metelo. Metelo intenta así reforzar una zona de marcado talante optimate como lo sería la costa andaluza; por el contrario, el Sur de Ciudad Real y toda la franja del Norte de Córdoba y Badajoz hasta el Alentejo parece que gira en torno al bando popular estableciéndose una frontera tácita entre ambos territorios y disputándose la alta Andalucía en torno a Sierra Morena a finales del año 78 a. C. Esto inmovilizaría a Metelo y le obligaría a renunciar a cualquier acción armada contra el sabino al menos hasta el año 76 a. C. cuando se produce el enfrentamiento entre Metelo e Hirtuleyo en las cercanías de Itálica con la rotunda victoria del bando optimate. Más tarde, en 74 a. C. Metelo derrotará a Sertorio licenciando su ejército en 72 a. C. y abandonando la provincia.

Por lo que respecta a la orilla Sur, el reino de Mauritania cuyo rey Baga fue aliado de Massinissa durante la Segunda Guerra Púnica había llegado a proporcionar hasta 4000 hombres a su ejército. Un curioso dato nos lo hace saber Polibio para el cual, las relaciones entre las dos orillas del estrecho de Gibraltar no existían. Según Majdoubi, Baga logró un reino autosuficiente sustrayéndose de las líneas comerciales itálicas merced a la casi ausencia de barniz negro en sus tierras.

Para Halima Ghazi-Ben Maissa, los reinos norteafricanos como los de Sífax, Massinissa o Baga eran una especie de reinos helenísticos de segundo orden estructurados en confederaciones de tribus bajo la autoridad del rey a modo de un caudillo que siempre era miembro de una poderosa familia aristocrática. Las ciudades poseían autonomía local, sobre todo las antiguas colonias púnicas cuya prueba más palpable es el derecho a acuñar moneda propia.

2. Tiempos de Guerra II: Pompeyo y César




El 10 de enero del año 49 a. C.César, al mando de la Legio XIII, cruzaba la frontera entre la Galia Cisalpina e Italia provocando una nueva guerra civil entre el bando popular y el optimate. Esta nueva situación va a provocar multitud de reacciones en nuestra zona toda vez que sus ecos se harán sentir con especial virulencia en el Estrecho debido a su importante posición estratégica.

Tras la derrota de Sertorio a manos de Pompeyo y la partida de éste hacia Oriente, nuestra zona quedó probablemente en manos de Marco Pupio Pisón Calpurniano, combatiendo las tribus lusitanas del Suroeste peninsular. Nada conocemos referente al Campo de Gibraltar pero el ambiente debería de ser tranquilo toda vez que la zona se había mostrado fiel al bando optimate. No obstante, los problemas venían de la pésima gestión que llevaban a cabo tanto gobernadores como lugartenientes. Conocemos el caso de Lucio Valerio Flaco, cuestor del año 70 a. C. en la Ulterior, el cual fue denunciado por Cornelio Balbo, ya ciudadano romano gracias a Pompeyo mediante la Lex Gellia Cornelia del año 72 a. C. Es más que probable que los abusos se cometieran en la zona objeto de estudio o en sus aledaños toda vez que es sabido el origen gaditano de los balbos.






Sí conocemos la preocupación que suponía el control de tantos kilómetros de costa en relación con las actuaciones de los piratas a los que Pompeyo debía enfrentarse. Para ello, no dudó en enviar a la zona del Estrecho a uno de sus quince legados: Tiberio Claudio Nerón en 67 a. C. el cual se dedicó a fortificar algunos puertos de la zona.

En la orilla Norte, la Ulterior estaba a cargo de Marco Terencio Varrón el cual ante la inminencia de la victoria pompeyana en Ilerda, decidió llevar a cabo una política militar en la Provincia. Tras la inesperada derrota del bando optimate y demasiado comprometido con su causa, decide refugiarse en Gades. César acudió rápido a su encuentro promulgando un edicto para que los representantes de todas las ciudades de la Ulterior se presentaran en Corduba para entrevistarse con él. Convencido de sus apoyos gaditanos, el tiempo le dio la razón y Varrón huyó de Gades con la intención de refugiarse en Itálica para acto seguido marchar a Corduba a rendirse ante César.

Tras la rendición de Varrón, César embarcará en Gades para continuar la guerra en Oriente dejando como gobernador de la Ulterior a Quinto Casio Longino; pero la mala gestión de éste unido a la gran simpatía que Pompeyo ejercía en el territorio, hizo que César lo sustituyese por Cayo Trebonio en 47 a. C.. No es de extrañar que Carteia formase parte de esta revuelta contra Longino pues será uno de los bastiones más importantes del bando senatorial en la Ulterior y probablemente sería una de las muchas ciudades sublevadas contra el gobernador cesariano.




Esta situación la aprovechará el bando senatorial para efectuar un movimiento estratégico tendente a catalizar la rebelión contra César. Incitado por Catón de Útica, el hijo mayor de Pompeyo, Cneo embarcó hacia Mauritania asaltando la ciudad de Auscurum defendida por una guarnición del monarca mauritano Bogud, ciudad que según Enrique Gozalbes debe tratarse de Rusaddir la actual Melilla. Derrotado, pone rumbo a las Baleares para acto seguido desembarcar en la zona levantina de la Península poniendo cerco a Cartagena con un ejército bajo el mando de T. Quinto Escápula y Quinto Amonio a los que César, en 46 a. C. enfrentará a sus legados Quinto Fabio Máximo y Quinto Pedio. Tras la toma de la ciudad, Cneo se procura una considerable fuerza militar con los restos del desaparecido ejército de su padre en la Citerior a los que hay que sumar las legiones sublevadas contra Longino. Según Apiano, Hispania era el refugio de los opositores a César e incluso Cicerón estuvo tentado de venir en el año 49 a. C. En este estado de cosas, Pompeyo refuerza su armada en los astilleros hispanos lo cual induce a pensar que, siendo Carteia uno de los más renombrados y estar del lado optimate, probablemente muchas de las naves de Pompeyo hijo se construirían en la ciudad campogibraltareña. Esta escuadra, al mando de Publio Atio Varo, fue derrotada por la flota de Didio frente a las costas de Carteia y es ésta ciudad la que aparece como sede de la flota pompeyana durante la campaña de Munda; incluso este hecho parece reflejarse en las monedas de la ciudad, concretamente en su emisión nº 22 del año 45 a. C. Ésta consta de cuadrantes acuñados por C. Minius con cabeza de Neptuno en anverso y delfín en reverso. No obstante, aunque la ciudad permaneciera fiel a Pompeyo, lo cierto es que había una importante facción cesariana. Todo acabará con la derrota pompeyana en Munda y posterior huida de Cneo, malherido, a Carteia encontrándose con una ciudad dividida lo que provocará su salida de la ciudad y posterior muerte. César se dirigirá entonces a la zona del Estrecho con la intención de pacificarla lo cual le hará pasar por las armas entre otras ciudades a Hasta y Carteia.

Sin embargo, la causa pompeyana no se apagará del todo y será Sexto, el hijo menor de Pompeyo quien resista en la Celtiberia incluso tras la muerte de César en 44 a. C.

Es ahora cuando Cayo Asinio Polión es enviado a la Ulterior sustituyendo a Cayo Carrinas para hacer la guerra a Sexto Pompeyo. Prueba de su fortaleza es que no será derrotado sino que por medio de la negociación con Marco Emilio Lépido (y porque las condiciones en Roma habían cambiado tras la reciente muerte de César) será como Sexto Pompeyo abandonará la Ulterior para dirigirse a Marsella. Sexto es acogido en Carteia sobre abril del 44 a. C. para marchar camino de Marsella sobre el mes de noviembre del mismo año una vez convenida la rendición con Lépido.


Fuente:  https://www.europasur.es/

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