In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

Si deseas saber más sobre esta historia, accede mediante este link

https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


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sábado, 3 de diciembre de 2022

Vacaciones por la Roma imperial: el manual del trotaimperios

A través de las aventuras del ficticio patricio Marco Sidonio Falco, Jerry Toner nos arrastra a un viaje tan real como histórico por la Antigua Roma planteado con ojos de un contemporáneo

 

 


 

 Saludos desde la antigua Roma.


Mi nombre es Marco Sidonio Falco, un romano noble de nacimiento. Con la ayuda de mi ayudante, el Dr. Jerry Toner, he escrito un relato de mi recorrido por el imperio romano en su apogeo. Únase a nuestro viaje hacia el este para disfrutar de los grandes festivales de Grecia y explorar el centro cultural de Atenas. Acompáñenos a visitar la joya de Éfeso y comparta nuestro viaje por el Nilo para ver las antiguas pirámides y la estatua parlante del dios Memnon. Viajando hacia el oeste por el granero del Imperio, se deleitará con la fecundidad de Hispania, de la que conoceremos cómo se extrae el oro y los buenos caballos de esa provincia, y la belleza de la Galia, antes de cruzar a Britania, donde también sufrirá lo peor que la vida provinciana puede ofrecer.


No todo será sencillo y experimentará los terrores de los viajes por mar, las chinches y la pésima comida de las posadas de carretera, y los peligros de los bandidos. Mi guía ofrece consejos prácticos para sobrevivir a todas estas dificultades. Es el Imperio romano el que ha hecho posible todos estos viajes. Su excelente red de comunicaciones, tanto por carretera como por mar, ha generado una circulación fácil y segura. Los romanos hemos cartografiado el mundo, tendido puentes sobre los ríos y cortado caminos a través de las montañas. Sin embargo, casi ninguno de los que desean conocer los aspectos más destacados del imperio tiene idea de por dónde empezar. Esta guía les dirá todo lo que necesitan saber.

 

 


 

El destacado clasicista británico vuelve a recurrir a su alter ego Marco Sidonio Falco para recorrer los territorios imperiales y mostrar cómo era ser un romano.


Cuando se le pregunta a un gran experto en la Antigua Roma por un lugar fascinante para remontarse dos milenios en la historia, uno no espera que el Coliseo, por básica, sea la respuesta. Pero la argumentación de Jerry Toner, director de estudios clásicos en el Churchill College de la Universidad de Cambridge y cuya línea de investigación ha consistido en observar el mundo romano “desde abajo”, en reconstruir la vida cotidiana de la gran mayoría no que formaba parte de la élite, disipa cualquier duda.

“Es un edificio icónico e impresionante, pero está construido por muchos cautivos y con las ganancias de la guerra contra los judíos, y donde miles de personas fueron ejecutadas y murieron luchando”, explica a este periódico al otro lado de la pantalla, desde su despacho. “Es, en cierto modo, una metáfora del Imperio romano: si miras los restos, no puedes evitar quedar impresionado, pero al mirar más profundamente, detrás de la estructura, te das cuenta de que fue un mundo muy diferente y brutal”.

Toner ha abordado la violencia, los extraños preceptos morales que gobernaron la Antigua Roma o la cultura popular en ensayos fabulosos como Infamia (Desperta Ferro, 2020) o Sesenta millones de romanos (Crítica, 2012). Ahora regresa con la continuación de uno de sus proyectos más originales y divulgativos: la serie en la que el aristócrata Marco Sidonio Falco, su alter ego, cuenta cómo era su vida en el siglo II d.C. En Guía de viaje por el Imperio romano (Crítica), emprende un grand tour por los extensos territorios de la Urbs tras perder el beneplácito del emperador.

Pregunta. ¿Por qué contar la historia de la Antigua Roma de una manera tan peculiar?

Respuesta. Porque quiero que la gente tenga una idea de cómo era ser un romano, para conocer cómo pensaban los romanos. Creo que es muy cómodo pensar que los romanos eran como nosotros, pero con togas. Son similares en algunos aspectos, pero en muchos otros muy diferentes. Falco nos proporciona una forma de entender las fuentes romanas más o menos desde su punto de vista, de que nos hablen de un modo que los historiadores no podemos. Aunque no deja de ser problemático: él adora el Imperio.

P. De la misma forma que en Cómo manejar a tus esclavos (La Esfera de los Libros, 2016) o Release Your Inner Roman, emplea un estilo muy fresco y erudito al mismo tiempo. ¿Qué le permite este tipo de libros que no puede hacer en un ensayo académico?

R. Obviamente, alcanzar una audiencia mucho más amplia. No hay mucha gente que quiera leer mis libros académicos. Además, quiero popularizar el mundo antiguo: es un periodo muy fascinante y quiero que el resto comparta esa fascinación. Muchas fuentes romanas son muy difíciles, como las inscripciones de temas legales. Aquí puedo reescribirlas de una forma que es mucho más accesible para un público moderno.

P. Falco dice que el Imperio romano no era cruel. Usted en Infamia ha mostrado todo lo contrario: un tríptico de atrocidades.

R. Los romanos no se consideraban crueles en absoluto, pero obviamente lo eran: si te rebelabas, te aplastaban. Pero entonces te dirían que los beneficios fueron cientos de años de pax romana. En el mundo preindustrial, la mayoría de estados estuvieron constantemente en lucha; mientras que alguien nacía en la Hispania o Britania del siglo II d.C., probablemente nunca viese una guerra en su vida. Es imposible decir que una cosa convierta la otra en moralmente justificable, pero desde el punto de vista romano había muchas ventajas.

P. De hecho, está esa famosa sentencia de Gibbon de que aquella época del Alto Imperio fue la más feliz y próspera de la historia…

R. En realidad, solo ha existido ese periodo en Occidente tras la II Guerra Mundial. Si retrocedemos en la historia, el siglo II sería el que escogeríamos para vivir si fuésemos romanos, aunque no necesariamente lo haría un esclavo o un judío.

P. Buena parte de su obra se ha centrado en estudiar a esa mayoría de la sociedad romana que no formaba parte de la élite. ¿Qué nos enseñan los esclavos o los pobres?

R. Una cara muy diferente del Imperio romano. Falco es un aristócrata rico que puede viajar de forma lujosa y disfrutar sus ventajas, pero esa sociedad necesitaba un montón de trabajadores esclavos para seguir funcionado. Falco, no obstante, diría que la pax romana también reportaba beneficios a la gente común, como los campesinos, mediante la estabilidad y una cierta prosperidad económica gracias al comercio. La esclavitud en la Antigua Roma no era exactamente como la angloamericana de plantaciones de cultivos capitalista. Era una mezcla de agricultura y estatus, de mostrar a tus esclavos en tu villa aunque realmente no hiciesen nada, simplemente para enseñar lo que uno se podía permitir.

P. Otra diferencia importante es que en Roma un esclavo se podía convertir en una persona libre.

R. Desde luego. No todos ellos, pero sí un número significativo. Si trabajaban duro y mostraban la actitud correcta, podían ser recompensados con la ciudadanía romana o la libertad. Así que la esclavitud permitió mucha más movilidad social. Además, no tenía un elemento racial: en Estados Unidos se sabía quiénes eran los esclavos solo con mirar a las personas, mientras que en Roma, una vez liberados, casi todos los esclavos podían desaparecer en ese gran crisol que era la población romana.

P. En Roma se daban multitud de robos al día y el orden prevalecía gracias a la violencia. ¿Cree que tendemos a idealizar el mundo clásico y nos olvidamos de este punto de vista?

R. Si nos metiéramos en una máquina del tiempo y viajásemos a Roma, estaríamos horrorizados por la jerarquía, las desigualdades, las terribles condiciones y la brutalidad ocasional. Me refiero a la violencia incluso en los tribunales de justicia, donde los esclavos eran torturados cuando testificaban. Creo que lo encontraríamos absolutamente repugnante.

P. En Infamia escribe que “a los romanos les parecería que nuestros valores y los suyos no eran muy distintos: una fe indestructible en la realización personal y el lucro”. Es una tesis muy provocadora.

R. El nivel de brutalidad es probablemente superior en el mundo romano, pero creo que dirían que en Occidente simplemente externalizamos nuestra violencia. Hay una guerra de poder en Ucrania, como las que hubo en Vietnam o Afganistán. En términos de producción de ropa, por ejemplo, usamos mano de obra barata y muy pobre de otras partes del mundo. Se estima que hay más de 50 millones de personas esclavizadas en el mundo moderno —cinco veces más que en la Antigua Roma, aunque obviamente sobre una población mucho mayor—. Pero es fácil para nosotros mirar solo a nuestros propios países occidentales cómodos y ricos, y olvidar que dependemos de mucha mano de obra barata.

P. En los últimos años estamos viendo muchos estudios que señalan que emperadores como Nerón o Calígula no fueron tan malvados y que muchas de sus excentricidades fueron mera propaganda. ¿Pueden estas investigaciones provocar una suerte de blanqueamiento de la brutalidad romana?

R. Es cierto que las historias de Tácito y Suetonio pintan una imagen exagerada de sus gobiernos. Los emperadores que maltrataron al Senado, a la clase letrada, recibieron una mala historia. Nerón, en realidad, parece haber hecho muchas cosas bastante sensatas, particularmente al principio, porque era popular entre la gente. Pero esa fue una de las razones para provocar el rechazo del Senado. Es una cuestión difícil, porque creo que las historias que lees sobre ellos a menudo son exageradas y, sin embargo, si no tenemos cuidado, si tratamos de absolver a toda la Antigua Roma por sus crímenes violentos, entonces estamos yendo demasiado lejos. Incluso si Nerón no era tan malo como se ha dicho, el Imperio romano todavía es brutal.

P. Los orígenes míticos de Roma están marcados por la violencia sexual contra las mujeres. Los romanos celebraban la violación y pensaban que la mujer era inferior. Pero las investigaciones recientes han desvelado un panorama mucho más complejo. ¿Se está haciendo al fin justicia con la fémina romana?

R. ¿Justicia? Es una palabra complicada… La gente es mucho más consciente de la posición subyugada de las mujeres en lo que era una sociedad muy patriarcal, jerárquica y violenta. Las actitudes en torno a la violación eran muy diferentes a las actuales: se veía principalmente como una ofensa contra el padre o la familia ya que dañaba su posesión de la misma manera que si golpeabas al esclavo de alguien, no estabas cometiendo un crimen contra el esclavo, sino un delito contra el dueño porque dañabas esa posesión.

»Es cierto que ha habido mucho trabajo para devolver a las mujeres romanas algo de su voz. El problema, y es lo que el libro de Falco intenta mostrar, es que el tipo de evidencia que tenemos proviene casi en su totalidad de hombres ricos, blancos y de mediana edad. Siempre estamos tratando de ver las cosas de manera diferente, pero siempre terminamos teniendo que ver las cosas a través de sus ojos. Eso limita cuánto podemos saber realmente sobre lo que pensaban los esclavos o, de hecho, lo que pensaban las mujeres, porque simplemente apenas salen en las fuentes.

P. ¿Qué lecciones pueden enseñarnos los antiguos romanos?

R. Cuando Gibbon escribió su historia de la caída del Imperio romano, Gran Bretaña acababa de perder su primer imperio en Estados Unidos. Y quería aprender de la historia cómo mantener y hacer crecer un imperio. No creo que queramos aprender esas lecciones hoy en día. Debemos aprender los problemas de la jerarquía, por qué la violencia nunca va a brindar justicia social, que los intereses no deben evitar que veamos las cosas desde un punto de vista más igualitario… Así que no estoy seguro de que los antiguos romanos nos enseñen lecciones, pero tal vez nos recuerdan lo que deberíamos intentar hacer en nuestras vidas.

P. ¿Quedan muchos misterios por resolver de la Antigua Roma?

R. Hay todo tipo de cosas que no sabemos: lo que pensaban los esclavos o la gente común de los ‘malos emperadores’ como Nerón. Pero no creo que nunca vayamos a encontrar los libros perdidos de Tácito o Tito Livio. Creo que siempre podremos hacer nuevas preguntas sobre Roma y arrojar algunas respuestas interesantes para que reflexionemos, pero no puedo ver que vayamos a obtener un montón de nuevas pruebas.

P. ¿Estamos en el momento en que menos atención se presta al legado clásico, en el que solo buscamos emperadores depravados para compararlos con los políticos actuales?

R. En Reino Unido, cuando miramos la historia de la familia Julio-Claudia y la de los últimos primeros ministros, resulta muy tentador y sencillo dibujar comparaciones. Pero no creo que estemos presenciando un decaimiento en el interés. El tema está seguro, aunque es muy fácil concentrarse en los emperadores locos y, en cierto modo, perpetuar una visión ligeramente estereotipada del mundo romano cuando, en realidad, sabemos que era mucho más complicado, particularmente al mirarlo a través de sus provincias.

 

 

Jerry Toner

 

FUENTE: www.elespanol.com

 

miércoles, 19 de octubre de 2022

LAPIS SPECULARIS COMO BIEN CULTURAL

 

El ‘lapis specularis’ de Cuenca busca la declaración de Bien de Interés Cultural








Los grupos de acción local CEDER Alcarria Conquense y ADI El Záncara promueven el expediente para los complejos mineros de época romana

Cuenca

Los grupos de acción local CEDER Alcarria Conquense y ADI El Záncara, a través de un proyecto de la Unión Europea, trabajan en la actualidad en la elaboración del expediente para solicitar la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) para algunos de los complejos y minas de lapis specularis de la provincia de Cuenca. En concreto se estudia esta figura de protección para la mina Pozolacueva de Torralba, Cuevas de Sanabrio de Saceda del Río (Huete), La Mora Encantada en Torrejoncillo del Rey, La Condenada de Osa de la Vega y los complejos de Alconchel de la Estrella y Belmonte-Villaescusa de Haro.

Los trabajos de investigación, documentación y elaboración del expediente corren a cargo de los arqueólogos y directores del proyecto de Minas de Lapis Specularis María José Bernárdez y Juan Carlos Guisado di Monti con quien hemos charlado en Hoy por Hoy Cuenca.




Hay una franja de terreno de yesares, o blancares como les dicen por aquí, que recorre la zona más occidental de la provincia de Cuenca de sur a norte, 150 kilómetros desde San Clemente hasta La Frontera, desde la Mancha a las puertas de la Serranía. Bajo esas tierras blancas se esconde el lapis specularis, el espejuelo, mineral de yeso cristalizado que se extrae en láminas casi transparentes y que los romanos, hace dos mil años, utilizaban para cubrir sus ventanas. El cristal de los romanos.


Minas como estas se localizaban en otros lugares del imperio, en la misma península ibérica en Almería, también en la región de Bolonia-Ravena de Italia, o en Sicilia, en la Capadocia turca, en Chipre y en Túnez. Olvidadas durante siglos, en las últimas décadas se ha trabajado en su recuperación para su estudio y aprovechamiento turístico.

En la provincia de Cuenca se han rehabilitado varias y ahora se persigue una figura de protección como el BIC a través de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que es quien tiene que resolverlo.

Las minas de Torrejoncillo del Rey, Saceda del Río y Osa de la Vega reciben decenas de turistas cada temporada tras su rehabilitación. Otros complejos mineros como los de Alconchel o Belmonte-Villaescusa de Haro, no explotados turísticamente, “son zonas de minados romanos muy interesantes con unos derrumbes que permiten ver seccionadas las galerías algo que aporta mucho al conocimiento de la minería romana del lapis specularis”, explica Guisado. “En Alconchel, por ejemplo, está ubicado cerca del yacimiento del cerro de la Virgen de la Cuesta donde ya existía un asentamiento romano que explotaba estas minas”.




De cara a presentar el expediente para la declaración de BIC, Guisado explica que “este año acabamos el trabajo de documentación para el que hemos aprovechado mucho de lo realizado anteriormente como topografías, publicaciones a nivel didáctico y científico, y en el plan de trabajo elaborado, este año se acabaría el expediente para presentarlo. Después depende ya de la Junta de Comunidades su resolución”.

¿Por qué es importante una declaración como BIC? Guisado destaca que en otros lugares con minas de lapis “nos llevan bastante ventaja”. “En Italia, estas minas, que son de menor calidad, están ya registradas como candidatas a Patrimonio de la Humanidad. En Almería ya están declaradas BIC siendo de una línea más baja que el gran centro neurálgico que surtía de cristales de lapis a todo el mundo que es el que tenemos en Castilla-La Mancha y especialmente en Cuenca”.





Fuente: https://cadenaser.com/castillalamancha

domingo, 16 de octubre de 2022

"COLISEO" CANAL HISTORIA

 ‘Coliseo’, la superproducción sobre el Imperio Romano, llega a canal Historia




‘Coliseo’, la serie documental de AMC Networks, sobre el ascenso y la caída del Imperio Romano, llega a canal Historia

Coliseo‘, la superproducción de AMC Networks, aterriza a las 22:00 horas con un doble episodio al canal Historia. Una serie documental que combina recreaciones históricas y la participación de expertos y cuenta la emocionante historia del ascenso y la caída del Imperio Romano. Todo ello en ocho episodios que se narran desde la perspectiva de los que lucharon y murieron allí.

Esta serie documental descubre los retos arquitectónicos que supuso la construcción del Coliseo y el impacto que supuso esta edificación a lo largo de la historia, realizando un recorrido cronológico que abarca desde el prodigioso levantamiento del edificio hasta su decadencia. Mediante una combinación de recreaciones ficcionadas y el testimonio de reconocidos y acreditados expertos e historiadores, ‘Coliseo’ ofrece una perspectiva única de un período fundamental en la historia.

La serie se centra en figuras clave de esta época, todas ellas basadas en personas reales. Los gladiadores Prisco y Vero, cuyo combate fue documentado por el poeta Marcial; Haterio, constructor que, bajo amenaza de muerte del emperador Domiciano, fue el encargado de construir el subsuelo del Coliseo: el hipogeo; Carpóforo, el reconocido venator o maestro de bestias más famoso del Imperio; Mevia, primera ciudadana libre de Roma que decide cambiar su posición para luchar en la arena como gladiadora; Ignacio de Antioquía, considerado uno de los ‘padres de la Iglesia’; Galeno de Pérgamo, uno de los médicos más reputados del mundo antiguo; y Cómodo, último emperador de la dinastía Antonina y primer César que combatió en la arena del Coliseo.

Canal HISTORIA ofrece una perspectiva única del Imperio Romano en ‘Coliseo’ convirtiendo al edificio en protagonista. Desde su construcción hasta la celebración de sus últimos juegos, la producción narra el ascenso y decadencia de esta civilización y da vida a personajes fascinantes a través de espectaculares recreaciones”, añade Sergio Ramos, vicepresidente de programación de los canales de factual y documentales de AMC Network International Southern Europe.




SINOPSIS EPISÓDICAS

Episodio 1 – Los Gladiadores

Estreno exclusivo: lunes 10 de octubre a las 22:00h

Año 80 d.C. El emperador Tito celebra la inauguración del Coliseo con 100 días de juegos espectaculares, que incluyen uno de los combates de gladiadores más famosos de Roma. Después de establecer una estrecha relación en el duro marco de la escuela de entrenamiento, dos gladiadores -el bárbaro Prisco y el campeón de Roma, Vero- deben luchar hasta la muerte ante más de 50.000 espectadores. Su historia ha llegado hasta nosotros a través del poeta romano Marcial.

Episodio 2 – El Constructor

Estreno exclusivo: lunes 10 de octubre a las 22:50h

El maestro de obras Haterio construye el Coliseo a partir de las cenizas de la Domus Aurea de Nerón. Sin embargo, su trabajo está lejos de terminar. El nuevo emperador Domiciano le encarga añadir una compleja red de túneles subterráneos: el hipogeo. Haterio tendrá que hacer equilibrios para satisfacer las insaciables demandas del todopoderoso emperador, con las fuertes presiones para finalizar la maravilla arquitectónica a tiempo para los juegos de Domiciano. El fracaso podría costarle la vida.

Episodio 3 – El Maestro de las bestias

Estreno exclusivo: lunes 17 de octubre a las 22:00h

A medida que el Imperio Romano continúa expandiéndose, también lo hace la diversidad de bestias exóticas que llegan al anfiteatro para entretener a las multitudes. Más de un millón de animales son sacrificados en la arena por maestros de las bestias muy bien entrenados. Ninguno más famoso que Carpóforo. Pero cuando debe enfrentarse al reto sin precedentes de luchar contra 20 criaturas salvajes, ¿podrá Carpóforo sobrevivir?

Episodio 4 – La Gladiadora

Estreno exclusivo: lunes 24 de octubre a las 22:00h

Cuando el poderoso emperador Trajano organiza sus grandes juegos del año 107 d.C., el público asiste a una representación poco común: gladiadoras. Las combatientes suelen ser prisioneras de guerra, pero en un juego, una mujer romana llamada Mevia hace historia. Decide cambiar su condición de ciudadana libre de Roma para luchar en la arena como gladiadora, una elección controvertida y sorprendente que se gana la enemistad del historiador y poeta satírico romano Juvenal. Su decisión ilustra los retos de la vida plebeya de las mujeres en la antigua Roma.

Episodio 5 – El Mártir

Estreno exclusivo: lunes 31 de octubre a las 22:00h

La ejecución pública de criminales es un espectáculo frecuente en el Coliseo, pero durante los 123 días de juegos de Trajano en el año 107 d.C., una de las víctimas no es un prisionero común. El obispo Ignacio de Antioquía forma parte de una creciente religión clandestina que amenaza las tradiciones romanas: el cristianismo. ¿La ejecución de tan alta jerarquía eclesiástica difundirá la palabra de Cristo más allá de lo que Trajano podría haber previsto?

Episodio 6 – El Científico

Estreno exclusivo: lunes 7 de noviembre a las 22:00h

Galeno de Pérgamo, uno de los médicos y científicos más famosos del mundo antiguo, se hace un nombre como médico de los gladiadores. Pero, justo cuando el Imperio de Roma alcanza la cima de su poder e influencia bajo el emperador Marco Aurelio, una devastadora plaga arrasa la ciudad y Galeno llama la atención del emperador. Ahora de él depende defender a Roma de la enfermedad y mantener vivo al emperador. Este episodio marca un punto de inflexión, ya que los ataques de los bárbaros a lo largo de las fronteras del norte de Roma se intensifican, comenzando el largo período de decadencia de Roma.

Episodio 7 – Cómodo

Estreno exclusivo: lunes 14 de noviembre a las 22:00h

Todos los emperadores han dado gran valor a los espectáculos y a los juegos, pero solo uno abandona el palco imperial y pisa la arena: Cómodo. Lejos de su padre, el gran emperador Marco Aurelio, Cómodo no tarda en crearse enemigos, especialmente en un órgano de élite, el Senado. Mientras el imperio se desmorona y la popularidad de Cómodo cae, se produce un juego mortal del gato y el ratón, centrado en el anfiteatro de Roma.

Episodio 8 – El Pagano

Estreno exclusivo: lunes 21 de noviembre a las 22:00h

En el siglo IV d.C., un Imperio Romano dividido se ve sacudido por devastadores terremotos, incendios, invasiones bárbaras y profundas diferencias religiosas. A medida que Roma decae, el Coliseo, que en su día fue un orgulloso símbolo de la gloria del Imperio, queda vacío. Para restaurar Roma, un devoto adorador de los antiguos dioses recurre a la arena. ¿Organizar espléndidos y costosos juegos podrá dar marcha atrás a la decadencia de Roma?





Fuente: https://www.loslunesseriefilos.com/

lunes, 10 de octubre de 2022

CANAL HISTORIA ( EL COLISEO)

 

Nerón no dio de comer nunca cristianos a los leones del Coliseo

El Canal Historia estrena el lunes 10 de octubre una excelente serie de ocho capítulos en los que el gran anfiteatro romano se convierte en protagonista







Una cosa es el imaginario popular alimentado, fundamentalmente, por las películas de Hollywood y los péplum que emiten ―o emitían― las televisiones en Semana Santa y otra, la realidad. Porque lo cierto es que Nerón Claudio César Augusto Germánico, el Nerón que tocaba el arpa mientras ardía Roma ―esto parece ser que tampoco es verdad― nunca arrojó cristianos al Coliseo para que fuesen devorados por los leones. La razón resulta obvia: el gran anfiteatro del Imperio Romano ―alcanzó una altura de 45 metros― no existía cuando el supuesto emperador pirómano aterrorizaba Roma con sus cánticos y su ardiente lira. Dejó este mundo en el 68 d.C. y el Coliseo se inauguró en el 80. La serie documental Coliseo (en Canal Historia a partir del 10 de octubre) reconstruye en ocho capítulos y con exquisita pulcritud ―la realidad virtual mezclada con las aportaciones de los mejores expertos del mundo logra maravillas― cómo era, cómo se construyó y quién asistía a las matanzas que se realizaban en el mayor símbolo arquitectónico y de poder de Roma.

Tito Flavio Vespasiano


Tito Flavio Vespasiano (9 d.C-79 d.C.) ―Vespasiano para la posteridad― era un militar romano que llegó a ser emperador y el primero de la llamada dinastía Flavia. No resultó un mal gobernante, puso en marcha un ambicioso programa de reformas financieras y ordenó la construcción de su gran obra: el Coliseo, que comenzó llamándose Anfiteatro Flavio, aunque pronto los romanos le cambiaron el nombre, como los hinchas de fútbol actuales lo hacen con los estadios. Tras su fallecimiento ―en su lecho de muerte dijo “vae puto deus fio” que, en contra de lo que pueda parecer, significa “creo que me estoy convirtiendo en dios”―, le sucedió su hijo Tito Vespasiano Augusto (31 d.C-81 d.C.) ―Tito― que no destacó precisamente por contar con el apoyo popular. Así que decidió que lo mejor sería inaugurar lo más pronto posible el impresionante edificio diseñado por su padre y convocar 100 días de juegos.

El público romano enloqueció. Había de todo en el Coliseo: presos ardiendo como teas en mitad de la arena, africanos esclavizados enfrentándose a enormes fieras ―el más famoso fue Carpóforo, un hombre cazado en el norte de África y que llegó a matar en una sola tarde 20 bestias salvajes―, gladiadores luchando a muerte contra sus propios compañeros y amigos de escuela o ludus y cristianos devorados por animales hambrientos. Hasta un obispo se comieron.


Casi 60.000 almas disfrutaban de tan sanguinolentos espectáculos ―la serie avisa de que algunas imágenes pueden afectar al espectador―, pero sin mezclarse entre ellas: el mejor sitio era para el emperador y sus cercanos, los asientos más bajos para las clases altas y los militares, las tribunas intermedias para los ciudadanos libres y las más altas para los esclavos y las mujeres, aunque estas fuesen ciudadanas con derechos. Y así pasaban las cien jornadas felices y contentos ―el respetable comía gratis la carne de los pobres animales sacrificados (rinocerontes, jirafas, leones, guepardos, jabalíes...)― y aplaudían al emperador. En un único festival mataron 11.000 aterrorizadas bestias. Pan y circo, se decía en la época. Se calcula que un millón de ejemplares fueron sacrificados por Roma en este tipo de diversiones, lo que provocó la extinción de especies en todo el Norte de África.

De todas formas, la afición de los romanos por estos espectáculos sufrió fuertes altibajos con el paso del tiempo, ya que no todos compartían con alegría ver cómo una fiera ingería a un ser humano indefenso. Así que cuando se programaba “una de cristianos” ―los espectáculos tenían siempre hora fija, se empezaba la juerga quemando criminales y se terminaba con los gladiadores―, muchos espectadores se iban a casa a tomar un tentempié o a echarse la siesta y luego, ya pasado el festín de mártires despedazados, volvían a sus asientos, algunos de ellos reservados de por vida en el Coliseo. Los arqueólogos han encontrado unas gradas con la inscripción gaditanorum, lo que podría traducirse como “reservadas para los de Cádiz”. No le han encontrado explicación posible.





Gladiadoras

Por eso, el Coliseo buscó nuevas atracciones que evitasen la huida del respetable. Y qué mejor que una lucha a muerte entre mujeres gladiadoras. Pero esto, a su vez, originaba un problema, porque suponía una inversión de roles. Se suponía que abrirse la cabeza a escudazos o que te atravesase de parte a parte un rudio ―espada reservada para este tipo de luchadores― “era solo cosa de hombres”. Sin embargo, Trajano (53-117 d.C.), el emperador que llevó el imperio a su máxima extensión (tres millones de kilómetros cuadrados), no era de esa opinión y, como oponerse a sus ideas podía conllevar ser el siguiente protagonista no deseado en la arena frente a los felinos, el público lo aceptó. De entre todas las gladiadoras, destacó una mujer libre romana llamada Media que logró múltiples victorias, menos una: la de comunicación. El poeta satírico Juvenal, que la consideraba un ejemplo perfecto de la decadencia de Roma, la tomó con ella. “Mujeres luchando, lo que nos faltaba por ver”, vino a escribir el vate. Así que Media, cuando el autor de Sátiras asistió al Coliseo, decidió jugárselo todo por el todo: lucharía con la mejor gladiadora del momento, una dacia tomada presa por Roma. La lucha fue tan espectacular que el poeta cambió de parecer y admitió que las féminas podían luchar tanto o mejor que los varones. Pero dos siglos después, Septimio Severo volvió a modificar la opinión imperial y prohibió la lucha entre mujeres definitivamente. “O tempora, o mores”, que decía Cicerón.

La muerte de Tito llevó al poder a su ambicioso hermano Tito Flavio Domiciano (Domiciano) que, según las malas lenguas, aceleró con algún veneno que el primero dejase de asistir antes de tiempo a este tipo de espectáculos. El nuevo emperador ―rencoroso y desconfiado― pensó que si a su fallecido hermano la construcción del Coliseo le había servido políticamente, a él no le iba a ser menos. De esta manera, decidió que el gran anfiteatro contase con algo muy novedoso: un backstage subterráneo ―trascenio o bambalinas en español, hipogeo en latín― que dejase patidifusos a los espectadores. Ordenó a Hatelio, uno de los grandes constructores de la época, realizar bajo la arena “un subterráneo arqueado” ―llegó a tener tres kilómetros de longitud― por donde introducir decorados, bestias y humanos antes de saltar al albero. Hasta entonces, las víctimas aparecían por alguna de la 80 bocas de entrada existentes a nivel de suelo. Pero cuando estuviese terminado el oculto trascenio bajo tierra, se abriría una puerta en mitad de la arena ―construyó 28 ascensores con sus correspondientes portezuelas― y aparecerían como por arte de magia los desdichados protagonistas.




Ahora bien, el problema estribaba en cómo extraer el agua de lluvia que se iba a colar bajo el Coliseo y cómo subir desde seis metros de profundidad un elefante, por ejemplo. Hatelio, que solo contaba dos meses para llevar a cabo el encargo del emperador, encontró las soluciones: un sistema de alcantarillado que aún se usa parcialmente en Roma y un ingenioso sistema de poleas y multiplicadores que lograban elevar cargas muy pesadas movidas por pocos hombres. Eso le salvó de una muerte segura y le convirtió en millonario.

El Coliseo recibe este nombre porque se situó junto a una estatua de bronce de 30 metros llamada Coloso Nerón. Al final, los romanos tiraron la metálica figura ―no se sabe cuándo―, quizás porque seguían sin perdonar al gordinflón emperador sus horribles cánticos y que quemase la Ciudad Eterna, aunque esto tampoco es seguro por mucho que lo cuente Hollywood. Mejor ver la excelente serie Coliseo y enterarse de la cruda verdad. “Quid veritas est?”, que preguntó Poncio Pilato a Jesucristo sin obtener respuesta.



Imagen del documental de canal historia


Más información sobre esta serie en :https://moraencantada.blogspot.com/2022/10/coliseo-canal-historia.html



Fuente: https://elpais.com/television

viernes, 30 de septiembre de 2022

SILFIO, CONDIMENTO MILAGROSO

 

¿Vuelve el silfio? Cómo 'resucitar' el condimento milagroso extinguido por el hombre

El silfio curaba enfermedades y hacía que los alimentos fueran sabrosos, pero, supuestamente, el emperador Nerón consumió el último tallo. Ahora, un investigador turco cree haber encontrado un superviviente botánico.





Desde antes del auge de Atenas hasta el apogeo del Imperio Romano, uno de los productos más codiciados del mundo mediterráneo fue una planta de flores doradas llamada silfio. Para los antiguos médicos griegos, el silfio era un remedio para todo, desde el dolor de estómago hasta la eliminación de verrugas. Para los cocineros romanos, era un producto culinario básico, crucial para condimentar una olla de lentejas cotidiana o para coronar un extravagante plato de flamencos escaldados. Durante el gobierno de Julio César, se almacenaban más de 450 kilos de la planta junto con el oro en los tesoros imperiales de Roma, y los plantones de silfio se valoraban al mismo precio que la plata.

Pero sólo siete siglos después de que la adorada planta creciera por primera vez a lo largo de la costa de Cirenaica, en la actual Libia (según un cronista, fue en el año 638 a.C. después de que cayera una "lluvia negra"), el silfio desapareció del antiguo mundo mediterráneo.

"Sólo se ha encontrado un tallo", se lamentaba el cronista romano Plinio el Viejo en su Historia Natural del siglo I d.C., "y ha sido regalado al emperador Nerón".




Desde la Edad Media, los exploradores botánicos inspirados por los antiguos relatos de esta notable planta la han buscado en tres continentes, y siempre en vano. Muchos historiadores consideran que la desaparición del silfio es la primera extinción registrada de una especie, ya sea vegetal o animal, y un ejemplo de cómo el apetito humano puede eliminar una especie de la naturaleza.

Pero, ¿se ha extinguido realmente el silfio? Gracias a un afortunado encuentro hace casi 40 años, y a décadas de investigación posterior, un profesor de la Universidad de Estambul (Turquía) sospecha que ha redescubierto los últimos reductos de la antigua planta más de 1000 años después de que desapareciera de los libros de historia, y a casi 1600 kilómetros de donde crecía.

Una "mina de oro química"

En una soleada mañana de octubre del año pasado, Mahmut Miski estaba de pie en las estribaciones de un volcán activo en la región de Capadocia, en el centro de Turquía, extendiendo un brazo hacia un matorral de tallos acanalados de color marrón claro a la sombra de los pistachos silvestres. Bienvenido a la "tierra del silfio", dijo el profesor de 68 años, mientras se agachaba para sacar un tallo y su nudosa raíz del suelo rocoso. El cepellón (la fábrica química de la planta) perfumaba el aire con un olor agradable y ligeramente medicinal, a medio camino entre el eucalipto y la savia de pino. "Para mí, el olor es estimulante, además de relajante", explicó Miski. "Puedes ver por qué todo el mundo que se encuentra con esta planta se encariña con ella".



Miski, cuya especialidad en la Universidad de Estambul es la farmacognosia, el estudio de los medicamentos derivados de fuentes naturales, había visto por primera vez la planta moderna, que ahora cree que es el silfio de los antiguos, mientras realizaba una investigación postdoctoral 38 años antes. Había recibido una beca para recoger especímenes de Ferula, un género de plantas con flores de una familia (Apiaceae) que incluye las zanahorias, el hinojo y el perejil, y que tiene fama de producir muchos compuestos novedosos para combatir enfermedades.

Un día de primavera de 1983, dos chicos de una pequeña aldea de Capadocia condujeron a Miski por un escarpado camino de tierra hasta las laderas del monte Hasan, donde su familia se ganaba la vida cultivando cebada y garbanzos. Detrás de los muros de piedra que protegían las plantas del ganado, los hermanos le mostraron a Miski varias plantas de Ferula inusualmente altas con tallos gruesos que rezumaban una resina de sabor acre. Las investigaciones del profesor acabaron revelando que sólo se había recogido otro espécimen de esta planta, en 1909, en un lugar situado a 240 kilómetros al este del monte Hasan, y que posteriormente se identificó como una nueva especie: Ferula drudeana.

La corazonada de Miski de que la Ferula drudeana sería una mina de oro química resultó ser correcta: los análisis del extracto de la raíz identificaron 30 metabolitos secundarios, es decir, sustancias que, aunque no contribuyen a la actividad principal de ayudar a una planta a crecer o reproducirse, le confieren algún tipo de ventaja selectiva. Entre los compuestos, muchos de los cuales tienen propiedades anticancerígenas, anticonceptivas y antiinflamatorias, se encuentra la shyobunona, que actúa sobre los receptores cerebrales de las benzodiazepinas y puede contribuir al olor embriagador de la planta. Miski cree que los futuros análisis de la planta revelarán la existencia de docenas de compuestos de interés médico aún no identificados.

"Se encuentran las mismas sustancias químicas en el romero, el pabellón dulce, la alcachofa, la salvia y el gálbano, otra planta de Ferula", se maravilla el profesor. "Es como si combinaras media docena de plantas medicinales importantes en una sola especie".





Similitudes convincentes

Está claro que la Ferula drudeana tiene un gran potencial médico, pero no fue hasta una nueva visita al monte Hasan en 2012 cuando Miski empezó a reflexionar sobre sus similitudes con la planta silfio sobre la que había leído en antiguos textos botánicos. Los jóvenes cuidadores de las plantas de Ferula le habían contado al profesor cómo a las ovejas y cabras les encantaba pastar en sus hojas, lo que le recordó una descripción de la Historia Natural de Plinio sobre el engorde de ovejas con silfio. Miski también observó que, tras ser atraídos por la savia de color perla, los insectos voladores comenzaban a aparearse, lo que le hizo pensar en las leyendas que celebraban las cualidades afrodisíacas de la antigua planta.

En un artículo de 2021 publicado en la revista Plants, Miski describió las similitudes entre el silfio, descrito en los textos antiguos y representado en las monedas de Cirenaica para celebrar el producto de exportación más famoso de la región, y la Ferula drudeana: raíces gruesas y ramificadas, similares al ginseng; hojas basales parecidas a las de una fronda; un tallo acanalado que se eleva hacia extravagantes racimos circulares de flores; hojas parecidas al apio; y frutos de papel, o mericarpos, en forma de corazones invertidos.

La similitud en el aspecto no era el único vínculo convincente. Se dice que el silfio original apareció de repente, tras un gran aguacero. Miski observó que, cuando las lluvias llegaban a Capadocia en abril, la Ferula drudeana brotaba del suelo y crecía hasta dos metros en poco más de un mes.





Dado que el silfio antiguo se resistía al cultivo, había que recolectarlo en la naturaleza, tarea que los nobles cirenaicos encomendaban a los nómadas del desierto; dos intentos (relatados por Hipócrates) de trasplantarlo a la Grecia continental fracasaron. Miski también encontró que la Ferula drudeana era difícil de trasplantar; sólo mediante el uso de la estratificación en frío, una técnica en la que se engaña a las semillas para que germinen exponiéndolas a condiciones húmedas e invernales, su equipo pudo propagar la planta en un invernadero.

Desde principios del siglo XIX, se han propuesto tres especies contemporáneas como posibles candidatas a ser el silfio perdido. El tallo y los frutos de la Ferula tingitana, conocida como hinojo gigante, se parecen a la planta representada en las monedas cirenaicas, y su resina se utiliza como medicina popular en Marruecos, pero el alto contenido de amoníaco de la planta la hace prácticamente incomible. La Cachrys ferulacea tiene frutos en forma de corazón y produce una resina agradablemente perfumada, pero sus hojas no se corresponden con las descripciones antiguas; también es una planta común en Italia y Grecia, lugares en los que las fuentes antiguas dejaban claro que no crecía el silfio. La Margotia gummifera se acerca tentadoramente a las imágenes representadas en las monedas, pero el área de distribución de la planta (que incluye el noroeste de África y la Península Ibérica) no coincide, su tallo es demasiado fino y varios estudios han concluido que tiene poco valor como planta medicinal.

"Morfológicamente, la Ferula drudeana parece ser la candidata más probable", afirma Shahina Ghazanfar, investigadora asociada especializada en la taxonomía de las plantas de Oriente Medio en el Real Jardín Botánico de Kew, en Londres. "Los tallos estriados, los frutos y posiblemente la raíz parecen apuntar a la idea de que esta especie de Ferula podría ser una planta cultivada remanente en Anatolia que se conocía como silphion". Ghazanfar destaca la forma distintiva en que las hojas están dispuestas en lados opuestos del tallo. "Las hojas opuestas, que no se encuentran en las otras especies, son particularmente convincentes".

¿Un superviviente lejano?

Aunque la Ferula drudeana se ajusta a las antiguas descripciones de la planta silfio más que cualquier otra especie propuesta hasta ahora, hay un problema: las descripciones antiguas eran unánimes en cuanto a que el mejor silfio procedía exclusivamente de una estrecha zona alrededor de la ciudad de Cirene, un lugar que ahora ocupa el moderno asentamiento de Shahat en Libia. Las estribaciones del monte Hasan están a 1287 kilómetros al noreste, en línea recta, a través del Mediterráneo. Cuando Miski presenta sus investigaciones en conferencias, hace hincapié en el hecho de que la planta se ha registrado en dos lugares de Turquía, ambos con poblaciones históricas griegas que se remontan a la antigüedad.




El pasado mes de octubre, Mehmet Ata, que de niño llevó a Miski al huerto donde crecía la planta, nos dirigió a una aldea cercana y nos mostró la casa de su infancia, ahora abandonada, que consistía en un laberinto de habitaciones oscuras talladas directamente en la roca volcánica. Ata, que ya es abuelo, nos explicó que su familia tomó posesión de la casa en algún momento después de la expulsión de los griegos de la región en 1923; antes de eso, la aldea había estado habitada por griegos capadocios que habitaban aldeas en el centro de Anatolia desde la época de Alejandro Magno, y Miski especula que hace unos 2000 años, un comerciante o agricultor griego intentó plantar semillas de silfio que le habían enviado desde el norte de África.

"Como tarda al menos diez años en madurar, es posible que la plantaran y luego se olvidaran de ella. Pero la planta siguió creciendo en la naturaleza y acabó poblando esta pequeña zona", ofrece. "Los descendientes de los agricultores originales no habrían sabido qué demonios era".

Erica Rowan, profesora asociada de arqueobotánica en la Universidad Royal Holloway de Londres, considera plausibles las especulaciones de Miski. "Los antiguos eran muy buenos transportando cosas", señala Rowan. "No hay ninguna razón por la que la gente de Cirenaica no pudiera haber traído las semillas a Capadocia y haberlas plantado. Son bastante similares, con un clima mediterráneo. Y esta especie de Ferula sí se parece a la que aparece en las monedas".

Alain Touwaide, historiador especializado en plantas medicinales de la antigüedad, es más escéptico, y cuestiona el razonamiento de que "se trata de algo griego, porque antes había griegos allí". Touwaide sostiene que el equipo de Miski tendría un argumento más sólido al aislar los compuestos de la Ferula drudeana que desempeñan una función médica similar a las que se prescribían para el silfio.

El problema es que las autoridades antiguas parecían prescribir la planta para casi todo. El silfio era una cura para la calvicie y el dolor dental, para la pleuresía y la epilepsia, y un bálsamo, según una traducción lírica, tanto para los "mordidos por el perro" como para los "heridos por el escorpión".

La única forma real de confirmar si son una misma cosa es si tuviéramos restos de la antigua planta para compararlos para su análisis, por ejemplo, de un frasco claramente etiquetado como "silfio" que se haya excavado en un yacimiento arqueológico, dice Lisa Briggs, investigadora posdoctoral del Museo Británico y Exploradora de National Geographic. Un artículo reciente del que es coautora recomienda la ciudad costera libia de Susa, la isla de Malta y el puerto griego del Pireo como buenos lugares para que los arqueólogos busquen restos de naufragios que puedan haberse hundido mientras transportaban silfio.

El "Santo Grial" culinario

A falta de un frasco bien etiquetado de silfio sacado de las profundidades, la mayoría de los expertos coinciden en que hay una forma prometedora (aunque no segura) de apoyar la idea de que la Ferula drudeana se corresponde con el silfio de los antiguos: alguien tendría que comerlo. "Sus propiedades médicas eran importantes para los antiguos, pero la característica que definía al silfio era que era un condimento", dice Rowan.

(Relacionado: Los neandertales ya se curaban con plantas medicinales)

A diferencia de los textos médicos clásicos, que suelen ser imprecisos en cuanto a los detalles, los libros de cocina que se conservan de la antigüedad suelen ser explícitos en cuanto a cantidades y técnicas. El más famoso, un manual de 475 recetas que tomó su forma definitiva en el siglo IV d.C., se conoce como Apicius, en honor a un célebre gastrónomo que vivió bajo el reinado del emperador romano Tiberio (r. 14-37 d.C.). En decenas de recetas de la recopilación se pide silfio, en una de sus tres formas: resina de goma pura, denominada laser vivum; resina mezclada con harina (laserpicium); o la raíz seca (laseris radix), que generalmente se corta en trozos y se machaca en un mortero con otros condimentos.

Para Sally Grainger, investigadora que coeditó la traducción autorizada al inglés de Apicius, "encontrar el silfio original, y experimentar de nuevo las recetas antiguas con él, es una especie de Santo Grial".

Grainger, que trabajó como jefa de pastelería en el Hotel Atheneum de Londres durante cinco años antes de licenciarse en historia antigua, demuestra las técnicas de cocina romana en su canal de YouTube "A Taste of the Ancient World". Hasta ahora, recreaba las recetas que requerían silfio libio utilizando un sustituto de menor calidad mencionado en Apicio: El "láser de Partia", que se cree que es la asafétida, una resina derivada de otra especie de Ferula que crece en Afganistán y que se utiliza en la cocina india contemporánea con el nombre de hing. Cuando el silfio original se hizo difícil de encontrar, los cocineros romanos empezaron a sustituirlo por la asafétida, más barata y abundante, y Apicius hace una clara distinción entre la planta libia de alta calidad y su prima oriental, más picante y sulfurosa.

En una soleada mañana de mayo en el Jardín Botánico Nezahat Gökyiğit de Estambul, el más importante depósito de biodiversidad vegetal de Turquía, Grainger y Miski se reunieron en una improvisada cocina al aire libre para averiguar si la Ferula drudeana puede ser realmente el Santo Grial de la historia culinaria.





El profesor acababa de regresar con muestras de plantas de las estribaciones del monte Hasan, donde Ata había estado supervisando el desarrollo de la planta. La nieve derretida había regado abundantemente el lugar, y el campo era un derroche de flores amarillas brillantes: las plantas de Ferula en plena floración significaban que las raíces estarían en su punto más activo desde el punto de vista farmacológico. Grainger había viajado desde el Reino Unido con un mortero y una maja, así como con todas las especias y condimentos necesarios para recrear las recetas de Apicio, incluidos los vinos dulces, la salsa de pescado fermentada garum y hierbas como la ruda y el apio de monte.

Ahora, mientras ollas de terracota llenas de lentejas se guisaban sobre braseros de carbón, Miski le presentó al chef un grueso y estriado tallo de Ferula drudeana, cuya savia de color perla rezumaba de un corte fresco. Grainger dejó caer un trozo de resina endurecida recogida de la planta en una sartén con aceite de oliva calentado, el primer paso para hacer el laseratum, un sencillo aderezo a base de silfio. Un olor característico llenó el aire.

"Es intenso y delicioso", dijo Grainger. "Cuando lo hueles, te fluye la saliva".

Cuando las mesas de picnic empezaron a llenarse con platos de media docena de recetas romanas (cada una con una versión aromatizada con Ferula drudeana y otra con el antiguo sustituto del silfio, la asafétida), una multitud, entre la que se encontraban los directores y el personal del jardín botánico y los estudiantes de Miski, se reunió en torno a las muestras. Un cuenco de aliter lenticulum, lentejas hechas con miel, vinagre, cilantro, puerro y Ferula drudeana, fue considerado complejo y delicioso, mientras que el mismo plato hecho con la penetrante resina de asafétida provocó muecas y quedó prácticamente intacto. La calabaza salteada con la raíz rallada de la planta también se comió con gusto, al igual que un delicado plato de albóndigas de langostinos que en Apicius se denominan isicia, bañadas en la salsa laseratum. El mayor éxito, sin embargo, fue el ius in ouifero fervens, una salsa para el cordero elaborada con vino dulce y ciruelas aderezadas con una amplia dosis de Ferula drudeana.

"¡Es precioso!", dijo Grainger, mientras descansaba en una silla de jardín después de un largo día de pie. "Aunque la salsa es rica y densa, el sabor del silfio no queda sepultado por las frutas y las especias. Tiene este intenso sabor "verde" que realmente resalta las cualidades de las otras hierbas de la salsa". Una versión elaborada con asafétida resultaba odiosamente picante. Era obvio que Grainger creía que la Ferula drudeana tenía un gran mérito gastronómico y era una buena candidata a ser la planta perdida de los griegos y los romanos.

Miski parecía complacido con los resultados de los experimentos de Grainger y sorprendido por el sabor, aunque confesó que le preocupaba lo que pudiera pasar después.

"Sólo hay 600 plantas individuales que conocemos en todo el mundo", señaló. Trescientas de ellas crecen en la naturaleza. Un número igual se cultiva ahora a partir de semillas en los jardines botánicos, aunque pasarán varios años antes de que alguna de ellas esté lo suficientemente madura como para producir cuerpos fructíferos. "Habría que cultivar mil veces más plantas para producir un suministro comercial".

Dos mil años después de que se cortara el suministro original de silfio, la legendaria planta puede haber resurgido sólo para enfrentarse a la amenaza de su antigua némesis: el apetito humano. Por el momento, su número es tan bajo que la Ferula drudeana se considera oficialmente una especie en peligro crítico.

"Eso es lo que me estresa", dice Miski, con una nota genuina de alarma en su voz. "Si todo el mundo empieza a hacer salsa de sifón, ¡espera! No vamos a tener suficiente para todos".



Fuente: https://www.nationalgeographic
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