Hay cosas en la vida que se aprenden y quedan grabadas de manera indeleble, y aunque pasen cincuenta años las seguimos recordando. La palabra «recordar» viene del latín “recordari» (re: «de nuevo», y cordis: «corazón»). Y quiere decir mucho más que tener algo presente en la memoria. Significa «volver a pasar por el corazón”. En mi caso, los recuerdos me llevaron a mis estudios de bachillerato, en cuyo plan docente había dos años de latín: en el tercer curso, donde se impartían los fundamentos gramaticales de esa lengua, y en el cuarto curso, con la traducción de fragmentos de los Comentarios de la Guerra de las Galias, escritos por Cayo Julio César. Desde aquel momento recuerdo la épica que narra en sus Comentarios… e incluso recuerdo las palabras con las que César inicia su relato:
«La Galia está dividida en tres partes, de las cuales, en una habitan los belgas, en otra, los aquitanos, y en la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos…».
Todas estas experiencias vividas vuelven a pasar por mi corazón, a ser recordadas al leer el libro de Laurent Olivier (Francia, 1958) titulado César contra Vercingétorix, ensayo que describe lo ocurrido en la Galia entre los años 58 a.C., y 51 a.C., durante el enfrentamiento entre romanos y galos, liderados por los protagonistas que dan título al libro y cuyo final es de sobra conocido. Considero que es mejor que el lector descubra y disfrute de la grandiosidad de la crónica militar, y por ese motivo prefiero centrarme en otros aspectos menos conocidos y que analiza el autor a lo largo de su ensayo. Afirma Laurent Olivier:
“Con la dominación romana, la Galia, además de perder su independencia, pierde mil años de civilización celta. El mundo galo perderá sus líderes espirituales, su religión y finalmente su lengua, convirtiéndose en romana y dejando atrás su antiguo legado bárbaro. A César se le debe el invento de Francia, ya que, sin saberlo, la conquista de la Galia dejó una huella mucho más profunda de lo que cabría pensar”.
A lo largo del libro, Olivier plantea una serie de cuestiones derivadas del enfrentamiento de César y Vercingétorix, preguntándose ¿cómo la Galia, país rico y poderoso, pudo colapsar?, ¿qué sucedió y cuáles son las causas que provocaron tal desastre?, y ¿cuál era el papel de los responsables del país, Vercingétorix en particular, que finalmente llevaron a la Galia a la derrota? Todos estos interrogantes tienen cumplida respuesta a lo largo del libro y será el lector quien juzgue lo que va planteando Laurent Olivier. Es preciso no olvidar que no se debe examinar la historia con la mentalidad del observador: debe abstraerse y ver los acontecimientos con la mentalidad imperante en el tiempo en que se desarrollan. Es la única manera de no errar en las apreciaciones, cuestión harto difícil.
Hay una cuestión primigenia y que no ofrece dudas: César es el incuestionable vencedor y dominador de la Galia. No solo gana en el campo de batalla, también gana en el relato, ya que a lo largo de casi siete años se dedica a dictar, con todo lujo de detalles, sus impresiones sobre lo que va ocurriendo. A la vista de muchos de los razonamientos que se exponen, no haría falta recordar que son los vencedores quienes escriben la historia. Comentarios a la Guerra de las Galias es su versión personal, está escrita para engrandecer su persona y magnificar sus conquistas, no pudiendo ser puesta en duda, ya que es la única crónica que se conserva y que fue realizada en el lugar de los hechos y en el momento que se van produciendo. César escribió Comentarios… como una obra propagandística, destinada a justificar ante el Senado de Roma sus decisiones. Indudablemente, una gran victoria exige un gran rival y César se ocupa de ponderar al líder galo. Las únicas dudas con respecto a la narración de César son ¿cuánto exagera sus victorias? y ¿cuánto disimula sus fracasos y errores? Sus actos, magnificados por la forma en que los relata, han ayudado en gran medida a situar a Cayo Julio César en el pódium de la gloria de los grandes militares de todos los tiempos.
Uno de los objetivos de Laurent Olivier es intentar, con los exiguos y limitados medios de que dispone, restituir el buen nombre de Vercingétorix. El caudillo galo solo tuvo un cronista que hablase de él y de sus actos, y ese fue su enemigo, César. Olivier se plantea una tarea casi imposible: averiguar y reconstruir la personalidad del caudillo galo a través de lo que cuenta Julio César en sus Comentarios…
César se planteó la conquista de las Galias como la única alternativa posible a su ruina económica. Solo tiene una manera de evitar que sus acreedores le reclamen sus deudas y es encontrarse, en misión oficial del Senado, fuera de Roma. Al ser nombrado gobernador de la Galia Cisalpina e Ilírico, consigue inviolabilidad y tiempo para hacerse con un botín suficiente para pagar sus deudas de millones de sestercios. Con la conquista de la Galia pudo salir de la ruina económica y conseguir la gloria que desde que inició su cursus honorum persiguió. Sus éxitos provocaron un sinnúmero de envidias que llegaron a costarle la vida, y que algunos historiadores, con un espíritu revanchista, tejiesen una leyenda negra, en los cuatro siglos posteriores a su asesinato, que en ningún momento pudo empañar la grandeza de sus logros y victorias.
De Vercingétorix, hasta el siglo XIX, únicamente se tenían noticias a través de los Comentarios de César. En 1852, en una finca de Puy de Dôme, se desentierra una olla de terracota con cientos de monedas con el nombre y la imagen grabada del caudillo galo. Diecinueve siglos después, es la moneda de Vercingétorix la que confirma que César, en su relato, no se inventó a su enemigo.
Del análisis de lo narrado en los Comentarios a la Guerra de las Galias se desprende que el valor y arrojo galo no tiene parangón, pero no es suficiente para vencer al ejército romano dirigido por su general más competente, por lo que la campaña militar no puede tener otro resultado que el conocido.
La obra de Cayo Julio César tiene el reconocimiento público de ser uno de los grandes escritos de la literatura de la Roma clásica por su estructura narrativa, ya que al narrar los hechos en tercera persona disocia al narrador del autor, dando una idea de imparcialidad.
En el profundo ensayo que acomete Laurent Olivier, con objeto de descubrir y describir al líder galo, recorre el amplio espectro arqueológico, para intentar recomponer, con los pocos pedazos de que dispone, una aproximación a Vercingétorix. No solo busca en la crónica del propio César; también analiza los escritos de los historiadores romanos que afirman que Julio César miente, con objeto de convertirse en leyenda gracias a su propio relato. Se fundamenta en las excavaciones arqueológicas que impulsa, en el siglo XIX, el emperador Napoleón III. En este siglo las opiniones sobre Vercingétorix son contradictorias. Se le empieza considerando un arquetipo de héroe mártir, que da su vida por salvar la patria gala. Plutarco tiene razón —casi doscientos años después de los hechos—, ya que su rendición ante Julio César es grandiosa, estando a la altura de la resistencia gala. Más adelante, se crea la corriente que quiere destruir el entusiasmo de sus seguidores, que le consideran un héroe. Se empiezan a poner en tela de juicio su capacidad de liderazgo, le cuestionan como estratega, porque consideran que se equivoca en su planteamiento de guerra de guerrillas y política de tierra quemada, y le responsabilizan de la derrota.
A lo largo de la obra solo disponemos de las certezas contadas por César, frente a las interpretaciones de otros autores que quieren saber qué sucedió, pero no tienen medios para saber qué es verdad y qué no lo es. Dice Laurent Olivier:
“A los ojos de los eruditos, Comentarios de las guerras de las Galias es un documento valioso que atestigua los orígenes remotos y gloriosos del mundo actual, así como de la increíble grandeza de las figuras de la historia romana. En la herencia de la tradición romana, la historia proporciona modelos de vida; los grandes hombres de la Antigüedad, como César en particular, siguen siendo una fuente de inspiración para el presente. La historia enseña lecciones a la gente de hoy; es tanto una guía como un maestro”.
Parte del objetivo del ensayo pasa por reivindicar la reinvención del caudillo galo como patriota, luchador por la libertad, héroe del pueblo y de la guerra de las Galias, que termina siendo mártir. Incluso se llega a un revisionismo histórico buscando el paralelismo de la guerra del siglo I a.C. con las guerras franco prusianas de finales del siglo XIX y principios del XX. No hay que perder de vista lo afirmado por Plutarco de que la Galia, que derrota Julio César, está compuesta por cerca de trescientas tribus, que habitan el espacio entre los mares, el río Rin e Hispania, y que gracias a Vercingétorix logra la unidad de todos por poco tiempo, frente al peligro de la conquista romana. Cuando llega la derrota, se pierde ese mínimo momento de unión de la Patria Gala, y cada tribu busca su supervivencia.
Retomando lo que decía al principio, corresponde al lector juzgar todo lo expuesto, observando con detenimiento las figuras de César y Vercingétorix, encerradas, por el autor, en esa figura de cristal poliédrico que permite examinarlos desde todas las posiciones y obtener sus propias conclusiones, enfrentando lo que cuenta César en sus Comentarios a la guerra de las Galias a las diversas hipótesis planteadas acerca del caudillo galo, al que nadie, en el siglo I a.C. y posteriores, se ocupó de describir, permaneciendo en la galería de los vencidos hasta que unas monedas con su efigie lo rescataron del olvido.
Fuente: https://www.zendalibros.com/la-guerra-de-las-galias/