In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

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https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


miércoles, 18 de agosto de 2021

UNA MOMIA EN POMPEYA

 

Marcus Venerius, el nuevo mecenas que emerge de entre las ruinas de Pompeya




Investigadores de la Universidad de Valencia encuentran el esqueleto de un magistrado romano que es el mejor conservado de cuantos se han hallado en la ciudad sepultada por el Vesubio y el único con signos evidentes de momificación


Marcus Venerius Secundio tomó el ascensor social en el siglo primero. Esclavo del templo de Venus en Pompeya (Italia), obtuvo su liberación para unirse después a la magistratura augustal, guardiana del culto imperial. Aquella posición de privilegio le fue como anillo al dedo para desarrollar sus inquietudes de mecenas ­—”liberalidad con la que Roma seducía a sus oponentes”, escribió el historiador antiguo Tito Livio— y en esos días comenzó a financiar obras de teatro. Las inscripciones que incorpora su tumba, en la necrópolis de Porta Sarno, dan cuenta de esta trayectoria. Los investigadores de la Universidad de Valencia comenzaron a excavarla en julio y hace solo dos semanas lograron acceder a su interior, dos metros y medio de cavidades donde reposaban los restos humanos mejor conservados de cuantos se han hallado en este yacimiento inagotable. Y los únicos con signos evidentes de momificación.




La cremación constituyó el rito funerario mejor establecido en Roma hasta el siglo segundo, por lo que aquí solo se habían encontrado inhumaciones de época samnita. Venerius falleció con más de 60 años, cuando la esperanza de vida rondaba entonces los 45. La conservación de su cabello, del cartílago de su oreja y de sus huesos constituye un milagro biológico que se suma a la riqueza arquitectónica de la tumba. Decorada con el fresco de un vergel, presenta en su fachada principal un tímpano de estuco labrado en el que puede leerse: “Ofreció actuaciones en griego y latín durante cuatro días”. El antropólogo valenciano Llorenç Alapont, director científico de la investigación, coordinada por el Parque Arqueológico de Pompeya, asegura que nunca antes se había podido acreditar la representación de obras helenas en esta tierra. “Otro indicio de que era una ciudad global”, anota.



Alapont lleva más de una década interviniendo en Pompeya y califica este hallazgo como el más relevante de todos los que ha efectuado: “Cambia la idea que teníamos sobre los rituales funerarios en la cultura romana”. La gestión de la muerte define la identidad de una comunidad, refleja las creencias y el estatus de los vivos, convierte el hecho natural en un fenómeno cultural. Entonces, ¿por qué Venerius decidió enterrarse y embalsamar su cuerpo en contra de las ceremonias instituidas? “Se trata de un misterio en el que tendremos que trabajar durante los próximos meses”, responde el arqueólogo. Con todo, el equipo baraja una hipótesis: que el origen del liberto estribara en Grecia, donde solo el entierro del cadáver podía prolongar su existencia más allá de la muerte. Una posibilidad que también explicaría su promoción de espectáculos en lengua helena.

Despista, sin embargo, el segundo apellido del difunto o cognomen, cuya raíz léxica es latina. Esto impide que los investigadores abonen sin titubeos la tesis de un origen griego. La amplia cámara funeraria y la preservación del cuerpo recuerdan, incluso, a las tradiciones egipcias, agrega Alapont. “Todavía tenemos que estudiar si la momificación parcial del fallecido se debe a un tratamiento buscado o solo es consecuencia del sellado hermético de la tumba”, aclara. No son pocos los textos de la época que detallan el uso de ciertas fibras, como el asbesto, durante los procesos de embalsamamiento. Solo la ciencia podrá arrojar evidencia sobre su posible aplicación para el desecado de Venerius. Sus restos descansan, mientras tanto, en la cámara frigorífica del laboratorio biológico de Pompeya, similar a la que albergó en 2018 a Ötzi, aquella momia prehistórica encontrada en un glaciar alpino.


En esas mismas dependencias científicas, a la espera de que Alapont y los arqueólogos italianos prosigan con su labor en otoño, permanecen guardadas las dos urnas fúnebres que acompañaban a Venerius. La primera de ellas, hecha de terracota, custodia las cenizas de un adulto, mientras que la segunda, fabricada con vidrio dentro de una caja de plomo, guarda lo que queda de dos niños y otra persona mayor. Esta última luce una inscripción con el nombre de Novia Amabilis, tal vez familiar del magistrado. “Estos recipientes también resultan inusuales”, describe Alapont. “Los más pequeños sí solían inhumarse en la Antigua Roma. Queremos estudiar qué relación existía entre los diferentes cuerpos encontrados”. Las muestras de estas cenizas, así como los restos orgánicos implicados en la momificación de Venerius, viajarán durante las próximas semanas hasta la Unidad de Análisis Químico de la Universidad de Valencia, bajo supervisión de Gianni Gamello.





Además, se han recuperado ajuares funerarios, entre ellos dos ungüentarios —utilizados como recipientes para almacenar aceite, aunque también dispensaban polvo— y numerosos fragmentos de tejidos que quizá formaron parte de la vestimenta. Objetos analizados con recelo por los arqueólogos tras un descenso a la tumba más bien aparatoso, como relata Alapont. La cuadrilla de 15 investigadores implicados insertó en la piedra una puerta de acceso que, desde dentro, pudiera cerrarse, evitando los cambios bruscos de temperatura y humedad. Estas variaciones pueden degradar los restos orgánicos con mucha rapidez. Gracias al uso de técnicas como la fotogrametría o la realidad virtual, pudieron intuir que el sellado hermético estaba contribuyendo a crear unas delicadas condiciones ambientales en el interior. “Nuestra prioridad era preservar ese microclima”, asevera el valenciano.



Después aplicaron a todo el entorno un tratamiento fungicida que detuviera el proceso de descomposición. A raíz del hallazgo de Venerius, el parque arqueológico ha iniciado una serie de trabajos de estabilización, dirigidos a mantener la necrópolis de Porta Sarno —al Este del antiguo núcleo urbano de Pompeya— que aún permanece cerrada a los visitantes. La línea ferroviaria separa este gran recinto del resto de yacimientos, pero la dirección quiere incluirlo en el recorrido abierto al público, para lo que ha encargado un estudio de viabilidad que ofrezca distintas opciones. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, define el descubrimiento como “otra tesela de un gran mosaico, a saber, la Pompeya multiétnica de principios de la Edad Imperial, donde el griego, entonces lengua franca del Mediterráneo oriental, se encontraba con el latín”. Una civilización que, desde aquella volcánica jornada en tiempos de Tito, aguarda a ser descubierta.

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Según la tradición los cuerpos de los adultos siempre se incineraban en Pompeya, la ciudad destruida por la erupción del Vesubio en el 79 a. C. Sin embargo, el hallazgo de los investigadores de la Universidad de Valencia de una tumba magníficamente conservada y con el cuerpo parcialmente momificado de un hombre ha descolocado a los arqueólogos: ¿Por qué Marcus Venerius Secundio quiso ser inhumado?

Las excavaciones se han realizado en el marco del proyecto que investiga la arqueología de la muerte en la necrópolis de Porta Sarno con la dirección científica a cargo de Luana Toniolo, arqueóloga funcionaria del Parco de Pompeya y de Llorenç Alapont, investigador del departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia.



"Se trata de un hallazgo importantísimo y único. Es la única tumba en Pompeya con cámara para la inhumación y además con una inscripción que cuenta no sólo la vida del difunto sino también su afición al teatro y a las obras artísticas sobre todo en griego, por lo que es la primera vez que se comprueba que en la ciudad se realizaban espectáculos en este idioma", explica su descubrimiento Alapont en una entrevista a EFE.

Un descubrimiento excepcional

En la losa de mármol del frontón de la tumba se puede leer una inscripción que conmemora al difunto Marcus Venerius Secundio, pero además también arroja detalles de que en el teatro de Pompeya también se realizaron actuaciones en griego, algo que nunca antes se habían atestiguado directamente.

La tumba, que se supone es de las últimas décadas de la vida de la ciudad, consiste en una mampostería en cuya fachada se conservan restos de pintura: se vislumbran plantas verdes sobre un fondo azul.



El personaje de Marcus Venerius Secundio aparece en el archivo de tablillas de cera pertenecientes al banquero pompeyano Cecilius Jucundus, propietario de la domus del mismo nombre en la Vía Vesubio y era un esclavo público y guardián del templo de Venus que una vez liberado había alcanzado un cierto estatus social y económico, como muestra la tumba bastante monumental y también, como se deduce, por la inscripción.

Se convirtió en Augustal, es decir, en miembro del colegio de sacerdotes dedicado al culto imperial, como recuerda el epígrafe, "Diede ludi de griego y latín durante cuatro días".

"Los 'Ludi graeci' deben entenderse como actuaciones en lengua griega", indica el director del parque arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, que explica que es el primer testimonio cierto de actuaciones en la ciudad en lengua helénica, pues hasta ahora solo se tenían hipótesis. 



"Se trata de uno de los esqueletos mejor conservados encontrados en la antigua ciudad". El fallecido fue enterrado una pequeña celda de 1,6 x 2,4 metros detrás de la fachada principal, mientras que en la parte restante del recinto, se encontraron dos incineraciones de urnas, una de ellas en un hermoso recipiente de cristal perteneciente a una mujer llamada Novia Amabilis, que podría ser la mujer de Marcus Venerius.

Pero el entierro de Marcus Venerius es, por tanto, "altamente inusual también en cuanto al rito funerario adoptado, considerando que era un hombre adulto de más de 60 años", explican y además el hallazgo se completa con la recuperación de objetos del ajuar funerario incluyendo dos ungüentarios de vidrio y numerosos fragmentos de lo que parece ser tela.

El misterio de la decisión

Para el investigador de la Universidad de Valencia "ahora el gran misterio es porqué eligió ser inhumado y no incinerado como los dos miembros de su familia" cuyos restos están en la tumba en dos urnas.

"Tenemos varias hipótesis, la primera es que se trataba de una persona que tenía una afiliación griega o una debilidad por el arte y cultura griega porque en estos momentos en Grecia se prefería la inhumación", destaca a EFE.



Pero otra parte, explica, "seguimos investigando si fue una elección personal el conservar incorrupto el cuerpo, esto significaría que respecto a los funerales se tenía una cierta libertad de culto y que no se tenían en cuenta reglas estrictas o temor por romper los ritos y las amenazas de los Dioses" añadiendo "Supondría que había una libertad ideológica en el momento de elegir tras la muerte".

Sobre los detalles de la momificación explica que aún queda mucho trabajo, pues ahora se tendrán que analizar las sustancias que cubrían el cuerpo y una especie de tejido también hallado en la tumba.

"Esta tela, plantas o sustancias que favorecieron la momificación nos puede dar la clave si fue intencional o simplemente se ha momificado por el ambiente sellado que tenía la tumba: con dos muros de malta y piedra volcánica y arcilla. O si incluso el sellado fue intencional para conservar mejor el cuerpo", añade.

Los restos orgánicos del tejido encontrado y otros elementos del cadáver de Marco Venerio Secundio serán estudiados en la unidad ArchaeChemis, unidad de Análisis Químico de la Universidad de Valencia, bajo la supervisión de Gianni Gallelo, investigador del departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de dicho centro.

"Nos queda mucho trabajo por delante para desvelar este gran misterio que ha aparecido en Pompeya y que podría cambiar lo que sabíamos de las tradiciones funerarias en el mundo romano", concluye Alapont.



Fuentes :  https://elpais.com/

https://www.abc.es/cultura

https://www.elespanol.com/

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