LOS TESOROS MÁS BELLOS DEL LEGADO ROMANO EN ESPAÑA
El Imperio Romano dejó una huella tan profunda que aún hoy se puede disfrutar de sus joyas arquitectónicas a lo largo y ancho del país.
1-CONJUNTO ARQUEOLÓGICO BAELO CLAUDIA (CÁDIZ)
Uno de esos yacimientos que dejan patente el buen gusto que tenían los romanos para escoger ubicaciones. La antigua Baelo Claudia está a pocos kilómetros de Tarifa, la capital del sur del windsurf. Bañada por el Atlántico, la ciudad romana de Baelo Claudia, fundada en el II a.C, era un importante enclave por su conexión marítima y por su factoría de salazón y garum, una salsa fabricada a partir de tripas de pescado y sal que potenció la pesca del atún en la zona. Las ruinas del antiguo teatro –con capacidad para 2.000 personas–, varios templos, tiendas, termas y murallas forman parte del conjunto arqueológico. Después de recorrer el yacimiento, el plan del día sigue con un baño en el mar y con una visita a la duna de Bolonia.
2-TEATRO ROMANO DE CARTAGENA (MURCIA)
Por muchos que los cartagineses la llamaran Qart Hadasht (Ciudad Nueva) en el 227 a. C., lo cierto es que los primeros asentamientos se remontan a íberos y tartessos primero. Pero quienes construyeron el brillante teatro que se puede visitar en la actualidad -gracias, en parte, a un afortunado hallazgo en 1988- fueron los romanos. Hoy el teatro parece contemplar con curiosidad a la ciudad moderna. Con capacidad para 7.000 espectadores, confirma que el enclave fue de vital importancia para el Imperio Romano. Para hacerse con todos sus secretos lo mejor es pasar primero por el Museo del Teatro Romano de Cartagena.
3-ACUEDUCTO DE SEGOVIA
Una de las construcciones romanas más emblemáticas de toda la Península Ibérica es el acueducto de Segovia. Todo un prodigio de la ingeniería civil que consiguió traer agua del río Frío, al pie de la Sierra de Guadarrama, a las casas segovianas. Para ello, salvaba la distancia de 16 kilómetros antes de llegar a la ciudad. Hoy es un auténtico símbolo de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad. Sobre todo, la parte de la arquería que cruza la plaza del Azoguejo. Reformado durante sucesivos siglos posteriores, el Acueducto de Segovia siguió cumpliendo su función hasta 1973. Tras visitarlo, no hay que dejar atrás el famosos cochinillo segoviano que se puede degustar en clásicos de la restauración patria como el Mesón de Cándido.
4-MURALLA DE LUGO
La antigua ciudad romana de Lucus Augusti estaba rodeada por una muralla que debía tirar para atrás a cualquier invasor solo con verla. Sin embargo, hoy sirve de recorrido de altura por la ciudad y brinda algunas de las perspectivas más bellas del casco histórico de Lugo. Con una longitud de 2266 metros, 5 puertas originales (entre 1853 y 1921 se abrieron otras cinco)y coronada por 85 torres, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 al tratarse de una de las únicas muestras de muralla romana de grandes dimensiones que se conserva fuera de Roma.
5-PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARA
Que un puente construido entre los años 103 y 104 d. C. sea uno de los más fotografiados de España a la fuerza debe tener una justificación: su belleza, sostenida a pesar de las sucesivas destrucciones y reconstrucciones que ha ido sufriendo con el paso de los siglos. Una belleza que se debe en parte al propio enclave escogido para su construcción, cruzando un Tajo en el que sus sólidos arcos se reflejan como en un espejo. Y belleza también por el equilibrio entre estética y funcionalidad que confluyen en él y que lo convierten en uno de los máximos exponentes de la ingeniería que los romanos desarrollaron en Hispania. Que siga en pie es toda una garantía si se hace caso a la inscripción que luce en latín: “Pontem perpetui masvrvm in secula mundi” (Este puente durará mientras dura el mundo).
6-PARQUE ARQUEOLÓGICO DE SEGÓBRIGA (CUENCA)
Se trata de una de las ciudades romanas mejor conservadas de toda la península. Recorrer el yacimiento arqueológico, con paradas en el anfiteatro, el teatro, la muralla, el foro, la basílica, los diversos templos, las termas, las necrópolis o por algunas de sus viviendas, se convierte en todo un viaje al pasado de esta gloriosa ciudad impulsada por el emperador Augusto en torno a la minería del Lapis Specularis. Yeso cristalizado muy afamado por su transparencia y versatilidad como material constructivo.
7-TARRACO (TARRAGONA)
Tarragona es un verdadero museo al aire libre. No se mueve piedra de su centro histórico sin que surja aquí y allí un nuevo vestigio de la antigua Tarraco, la ciudad que Augusto elevó casi a la categoría de auténtico mito urbano. Capital de la provincia Tarraconensis, fue dotada de templos, un gigantesco foro, un acueducto y un circo como mandaban los cánones. Sin embargo, su principal símbolo sigue siendo el anfiteatro junto al mar. Lo mejor es pasar por el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona para comprender cómo este pequeño castro militar levantado durante las Guerras Púnicas acabó convirtiéndose en la importante urbe que fue.
8-ARCO DE TRIUNFO MEDINACELI SORIA
No es un secreto que hubo zonas de la península que se lo pusieron bien difícil a los romanos. Por ejemplo, el territorio que hoy ocupa Soria, donde campaban diversos pueblos celtíberos que plantaron cara al todopoderoso Imperio. Tal vez por ello, cuando finalmente los ejércitos romanos se hicieron con el control del territorio allá por el siglo I d. C. quisieron dejarlo bien claro levantando un arco de triunfo. Y no cualquiera: el de Medinaceli es el único existente con tres vanos en España.
9-ITÁLICA (SEVILLA)
Aunque cueste, hay que desviar un poco la mirada de la ciudad de Sevilla y ponerla a pocos kilómetros, en Santiponce, o, mejor dicho, en Itálica, la que ostenta con orgullo ser la primera ciudad romana fundada en Hispania y la primera creada fuera de territorio italiano. Fundada en el año 206 a.C., fue el hogar de los emperadores Trajano y Adriano. Entre sus joyas destaca el anfiteatro, uno de los tres mayores de todo el Imperio, con capacidad para 25.000 personas, el acueducto, las termas, y, por supuesto, sus mosaicos, para muchos, uno de los legados artísticos más bellos que el Imperio Romano dejó fuera de Italia. Muchos siglos después su anfiteatro volvió a vivir momentos épicos gracias a que se convirtió en escenario de la serie Juego de Tronos.
10-CIUDAD ROMANA DE AMPURIAS (GIRONA)
Los romanos no pudieron escoger más bello puerto de entrada para expandirse por la Península Ibérica que este pequeño rincón de la actual Costa Brava, fundado por los griegos como enclave comercial. Como explican los manuales de Historia, la cosa sucedió concretamente durante la Segunda Guerra Púnica, cuando el ejército romano de Marco Porcio Catón desembarcó en estas costas allá por el año 218 a.C. Entre los restos del yacimiento romano, abundan algunas domus dotadas de bellos mosaicos, la basílica, el forum y las tabernae. Las vistas al Mediterráneo y al Golfo de Rosas durante la visita están más que garantizadas.
11-TEATRO ROMANO DE MÉRIDA
Antiguamente conocida como Augusta Emerita, Mérida fue una de las urbes más importantes de la provincia romana de Lusitania. Basta ver algunos de los tesoros que aguardan en la capital extremeña y que fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad en 1993 por la Unesco. Entre sus joyas destaca el emblemático teatro, “príncipe entre los monumentos emeritenses”, para el arquitecto José Menéndez-Pidal. Que los romanos controlaban la asignatura de arquitectura es evidente en la prodigiosa acústica del escenario por el que pasan los artistas que participan en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
12-MONUMENTO NATURAL LAS MÉDULAS (LEÓN)
La mayor mina aurífera del Imperio Romano se ubicó en la localidad de El Bierzo, en León. La vista desde el mirador de Orellán permite hacerse una idea de la titánica tarea que emprendieron los romanos en la zona: una red de canales de más de 100 kilómetros donde destacan los farallones de areniscas rojizas que fueron quedando de la explotación minera. Esta mina a cielo abierto es el testimonio cruel de lo que puede llegar afectar el ser humano a la naturaleza. Por su importancia como testimonio histórico fue reconocido como lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
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