Santiago Posteguillo se lanza con seis novelas sobre Julio César: "No fue un genocida"
Escipión el Africano, Trajano, la emperatriz Julia y, por fin, Julio César. Santiago Posteguillo, el autor más vendido de novela histórica en la actualidad en español —según Penguin Random House tiene más de cuatro millones de lectores—, se ha adentrado finalmente en la frenética y entusiasmante vida del político y militar romano, aquel al que había querido llegar desde siempre, con ‘Roma soy yo’ (Ediciones B), una novela que viene a iniciar una saga que se prevé monumental: en total, habrá seis novelas sobre este personaje que abarcarán toda su existencia. Y, pese a haber transcurrido 21 siglos desde entonces, para este escritor valenciano no puede estar más de actualidad: "Es el Zelenski de su época, alguien que puede cambiar la historia".
Posteguillo ha removido los cimientos de la industria editorial por sus ventas y también ha protagonizado una de las mayores jugadas editoriales de los últimos tiempos. Si bien Roma y Grecia siempre han atraído a los lectores, este profesor titular en la Universitat Jaume I de Castellón ha conseguido una nutridísima audiencia gracias a un sencillo 'leitmotiv': hacer que sus novelas sean apasionantes y que se entiendan, algo que repite constantemente. Por ello, no le importa contar las mayores batallas de la historia de Roma en 70 páginas con un ritmo que te lleva sin resuello. O hacer algún pequeño anacronismo con el fin de que el lector vea con claridad lo que está contando. Todo esto le llevó al Premio Planeta en 2018 con ‘Yo, Julia’, cuyo éxito dio lugar a una segunda parte, ‘Y Julia retó a los dioses’, en 2020. A finales del año pasado, se conoció el golpe de mano dado por Penguin Random House al arrebatar a este autor de las filas de Planeta. De ahí que ahora esta primera novela sobre Julio César se haya publicado en Ediciones B, sello de Penguin en el que Posteguillo empezó y al que ahora vuelve como uno de los mayores 'bestsellers' en español (y con el ojo puesto en EEUU).
Lanzamiento en Tesalónica
El lanzamiento de la primera novela sobre el militar romano del valenciano ha contado con todos los fuegos artificiales posibles estos días. No hay que olvidar que abril da inicio a fechas para la industria tan importantes como Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid. Tres meses en los que prácticamente se decide el año (hasta navidades). Y más cuando parecen haber pasado las restricciones de la pandemia.
La historia de ‘Roma soy yo’ se centra en la juventud de Julio César, quien a los 23 años fue contratado como fiscal por un grupo de macedonios que habían denunciado al gobernador de Macedonia, Dolabela, por extorsión y todos los delitos posibles de un tipo que en esta provincia romana tan lejana a la metrópolis hacía realmente lo que le venía en gana. Tesálonica, la ciudad más importante de la zona, era un lugar donde uno se podía hacer muy rico sin que fuera fiscalizado por nadie. Julio César acudió a esta provincia de la que ya hacía tiempo que se habían apagado los fulgores de otro gran momento histórico: las victorias de Alejandro Magno, que había nacido aquí en el año 356 a. C., cuatro siglos antes. Por eso, además de representar a los macedonios e intentar acabar con un sátrapa como Dolabela, quería mirarse para un futuro en el espejo de aquel militar griego que prácticamente puso el mundo (oriental) conocido a sus pies.
Historia poco conocida
Quizá muchos lectores se pregunten si es posible abordar la historia de Julio César cuando ya se ha escrito tanto, se ha investigado tanto y se han hecho tantas películas, documentales y series. Cuando se conocen hasta la saciedad las guerras de las Galias, la historia con Cleopatra y Marco Antonio o cómo fue asesinado por Bruto. Lo cierto es que este juicio que llevó quien todavía era un imberbe político frente a Cayo Aurelio Cota y Quinto Hortensio, dos importantes oradores, no es un momento histórico demasiado recordado. El propio Posteguillo reconoce que quería dar con algún elemento algo sorpresivo para dar comienzo a un proyecto en el que piensa embarcarse durante los próximos 10 años. Y este le pareció el más apropiado.
"Esta novela cuenta cómo se dio a conocer como abogado en Roma. Es verdad que de Cleopatra o las Galias hay más información, pero la de Cleopatra nos ha llegado distorsionada por Augusto, que la retrata como una hechizadora; y las Galias, la verdad, es que a la gente le suenan más por Asterix y Obelix y no fueron eso. Muchas veces la historia se simplifica", manifiesta el escritor en una entrevista con este medio durante el viaje. Lo que él pretende es contar cómo él ve lo que fue la tardorrepública, los últimos años de este sistema antes de que se iniciara el Imperio: "Era un sistema oligárquico como la Rusia de Putin. Sila [dictador al que se enfrentó Julio César en varias ocasiones] es un oligarca como Putin y contra él arremete Julio César". Sila aparece en la novela como el gran dictador y enemigo puesto que es quien permite a Dolabela llevar a cabo todas sus tropelías.
Desde el inicio, Posteguillo describe una sociedad romana fuertemente polarizada. Por un lado, están los optimates, el bando más conservador que está en el poder y al que pertenecen Sila y Dolabela. Por otro lado, los populares, que quieren reformas más progresistas, como una redistribución de la riqueza y en el que se encuentra Cayo Mario, tío de Julio César y su gran mentor. Hay un tercer grupo, los socii, que son los que se encuentran en las ciudades aliadas de Roma y que empiezan a manifestar deseos de que se les haga algo más de caso. Y otro no menos importante, los provinciales, en las provincias que Roma se va anexionando y que quieren lo mismo que los socii.
"Es un contexto guerracivilista y así se vive en las calles de Roma. Hay un ambiente de mucha violencia, con sicarios que van matando a sus enemigos políticos. Y yo todo lo que cuento es real, como la lapidación de Saturnino en el Senado. No está inventada", señala Posteguillo sobre esta época que en la novela prácticamente parece un régimen del terror al que se enfrenta un joven idealista que, por otra parte, no siempre ha sido así visto por la historia.
Julio César, ¿dictador?
Porque no pocas veces se habla de Julio César como un dictador. En la novela es cierto que solo tiene 23 años y aún puede ser un tipo honesto, ingenuo, lleno de sueños, cuya acumulación de poder que vendrá después transforme todo, como afirma el escritor, pero este tampoco cree que haya que tildarlo realmente de dictador. "Yo es una visión que cuestiono con todas las connotaciones que ponemos ahora a un dictador. Es verdad que Sila abdicó, pero como hizo Putin con Medvedev. Y Julio César no abdicó porque le asesinaron. Es decir, es más complejo que decir que fue un genocida. Hoy no resolveríamos así las cosas, pero no me pasaría 12 años de vida escribiendo sobre alguien a quien no admire. En la visión que voy a dar, primará lo admirable sobre lo cuestionable", comenta el escritor.
Entre estas cosas, muchas que, según dice Posteguillo, Julio César hizo por primera vez como un discurso fúnebre a una mujer joven —su primera esposa, Cornelia— o llevar a una mujer a juicio como testigo. El protagonismo de las mujeres, como sucede en otras novelas de este autor, vuelve a ser importante. Tanto Cornelia como Aurelia, la madre de Julio César, son piezas angulares. Y de la testigo, que ha sido violada, se llega a decir en el juicio por sus contrincantes que es manipuladora y una mujer maléfica, algo que Julio César rechaza. "No puedo hacer presentismo y hacer un César feminista, pero sí que defiende a la mujer", sostiene Posteguillo.
La novela, un juicio
Batallas de más de 70 páginas mediante 'flashbacks' y un juicio. Estos dos son los pilares de una novela de la que el propio autor recalca que tiene mucho de John Grisham —no es malo el detalle si se quiere entrar en el mercado estadounidense— y de Agatha Christie y su novela ‘Testigo de cargo’, que fue llevada al cine por Billy Wilder con Charles Laughton y Marlene Dietrich. "Sí, hay mucho de 'thriller' judicial", sostiene el escritor. El lector pasará rápido las páginas intentando llegar a la sentencia final (aunque sea conocida).
Precisamente otro de los temas que pretendía era mostrar cómo todavía le debemos tanto a los romanos en cuestiones de derecho. Y a la importancia de la Justicia. “Lo que intento contar es que, cuando esta falla, toda la sociedad se resiente y las cosas se acaban solucionando de otra manera en la que suele entrar la violencia”, indica el escritor.
Toda esta historia, no obstante, Posteguillo no cree que sea trasladable al presente. Tampoco deseable. Aunque algo sí echa de menos, como dirá varias veces a lo largo del viaje. "Alguien con el carácter, la audacia de Julio César se echa de menos… Quizás el único ahora sea Zelenski, que le ha roto todos los planes a Putin. Ningún político de Bruselas se hubiera quedado en Kiev. Zelenski sí tiene ese punto de cesarismo de luchar hasta la muerte", insiste.
Y él, ¿tiene cesarismo? ¿Cómo siente un escritor la acumulación de lectores, los premios, que sus novelas sean presentadas allende los mares? ¿Cómo lo hace quien ha sido un profesor universitario toda la vida?
"No me creo para nada César. Dar clases me mantiene en el mundo real porque, si no, sí te puedes idiotizar. Yo sé lo que vale un café o el billete de un tren de cercanías. Estoy atado a la vida real. Y literariamente tampoco me creo nada. Sigo teniendo miedo el día del estreno, como los actores. No quiero que los lectores sientan que me repito. Busco siempre fórmulas que sean distintas", manifiesta el escritor. Un detalle que no siempre sucede con este tipo de lanzamientos por todo lo alto y con autores que se encuentran en el top 5 de los 'bestsellers': Posteguillo viajó en turista, se alojó en el mismo hotel que la prensa y comió en los mismos lugares. Y va a seguir teniendo un buen puñado de lectores.
Fuente:
https://www.elconfidencial.com/
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