No se yo, si como decían los galos de Axteris, estos romanos estaban locos; pero lo cierto es que no dejan de sorprender con caracteristicas culturales y algunas de sus constumbres.
Como ejemplo valga este artículo que podeis leer a continuación.
¿Por qué los muros de Pompeya están llenos de penes?
Uno de los aspectos que más sorprenden al visitante cuando llega a la ciudad engullida por el Vesubio es la multitud de atributos masculinos que llenan sus calles
El “local” se encontraba en algo así como uno de los barrios de moda y más poblados de Pompeya, en el cruce entre las calles de las Bodas de Plata y la de los Balcones, y, además, el hallazgo vino con más premios: un fresco de la ninfa marina, Nereida, montada sobre un caballo y pinturas de varios animales, sobre todo aves de corral, pintados en colores brillantes.
Todo ello es consecuencia de una colada de lava que, de una forma fugaz, paró el tiempo en Pompeya: “El termopolio da la impresión de haber sido cerrado y abandonado apresuradamente por sus propietarios, aunque es posible que alguien, quizá el hombre más viejo, se haya quedado y falleciera durante la primera etapa de la erupción, al derrumbarse el desván”, reconocía entonces Massimo Osanna, director general del Parque arqueológico.
Pero al margen de los descubrimientos que van surgiendo a medida que se rasca en la tierra/lava/cenizas, hay un aspecto concreto de la ciudad que llama la atención, y mucho, a los visitantes que se dejan caer por el lugar: los penes. Penes por todas partes. El pene como un emblema ligado a una sociedad que lo tenía mucho más presente, al menos de forma visible, de lo que lo tenemos ahora. Paredes, puertas, hornos de pan, carreteras... El miembro viril masculino por antonomasia lo llena todo.
¿Por qué? Dependiendo del guía que te toque ese día puede que te cuenten una historia u otra: de simples flechas para llegar hasta un lupanar a amuletos al estilo del “eguzkilore” vasco que se pone encima de las puertas para espantar a las malas vibraciones. Pero conviene acudir a voces autorizadas para entender un poco el panorama de la ciudad. Así, Mary Beard, experta en el mundo clásico y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales (2016), habla del común “pene alado” como una mezcla entre el chiste y la veneración en su obra “Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana” (Crítica).
Y es que el pene solo viene a confirmar lo erotizada que estaba la sociedad romana, que convirtió el placer sexual en su rutina. Se puede hablar de ciudad falocéntrica en la que las representaciones que ahora vemos como “subidas de tono” eran de lo más normal. Si no, expliquen, cómo es posible que un fresco del dios de la mitología griega Príapo, bien dotado, por supuesto, estuviese allí como uno más e, incluso, pesándose sus atributos en una balanza. Un personaje menor en el imaginario heleno que estuvo muy presente en el mundo romano que surgió de la relación entre Afrodita y Dionisio: Hera, celosa por la relación adúltera entre Zeus y Afrodita, se vengó de Príapo otorgándole un aspecto grotesco y unos órganos genitales de tamaño descomunal, cuenta la leyenda.
Fuente: https://www.larazon.es/
2 comentarios:
Que maravilla Como he aprendido
te lo agradezco Un abrazo grande desde Miami
Me alegra que te guste la temática de este blog.
Encantado siempre de recvibirte.
Un saludo.
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