Sale a la luz en Galicia un campamento romano completo debido a la sequía
El complejo arqueológico Aquis Querquennis situado en Ourense se puede ver en plenitud a causa de la escasez de agua y lluvias
Retrocedamos un poco en la historia: la construcción y mantenimiento de las calzadas romanas movilizaba un ingente número de ingenieros y tropas. Y las obras de la Vía XVIII o Vía Nova, entre las ciudades de Bracara Augusta (actual Braga, en Portugal) y Asturica Augusta (actual Astorga) no eran una excepción. Para albergar a la cohorte de legionarios encargados de esas labores se levantó hacía el año 79 un gran campamento a orillas del río Limia, en lo que hoy es la parroquia de Baños de Bande, al sur de la provincia de Ourense.
Era una fortificación notable, con una extensión de 25.000 metros cuadrados y rodeada por una sólida muralla de cinco metros de alto por tres de ancho hecha con piedra de granito sin cementar, dotada de cuatro puertas y otras tantas torres defensivas más un foso exterior de otros cinco metros de ancho. Un recinto bastante inexpugnable, vamos. Y suficiente para albergar a 600 legionarios de infantería y caballería de la Legio VII Gemina, desplazados a tal efecto desde su cuartel general en León.
El paso de la Vía Nova por Ourense era conocido desde antaño porque la provincia está regada de miliarios: es la calzada romana en la que se han encontrado más cantidad de estos postes kilométricos en toda Europa. Pero del campamento no se supo hasta los años 20 del siglo pasado, cuando los vecinos al remover tierras encontraron restos de muros y cerámicas. La primera visita y excavación de cierto rigor científico la llevó a cabo en 1921 el historiador y antropólogo Florentino López Alonso-Cuevillas junto a otros miembros de la intelectualidad galleguista de la Xeración Nos. Pensaron que podría tratarse de una ciudad, pero ni los medios que tenían ni la época en la que vivían les permitieron avanzar más allá. El lugar pasó a ser conocido entre los lugareños como a cidá, la ciudad.
Junto al campamento apareció también una mansio, las casas de postas que daban servicio a las calzadas romanas cada 25 milia passum. Se trata de la tercera de las diez mansiones de la Vía Nova contando desde Braga (según el Itinerario de Antonino) y deja ver aún las habitaciones donde pernoctaban los viajeros imperiales, el horno donde se cocía el pan, el pozo de agua y las caballerizas. Un poco más allá hay unas pozas de aguas termales al aire libre conocidas por los vecinos desde tiempos inmemoriales y usadas ahora por los viajeros en las que debían estar las termas romanas y que fueron, sin duda, una de las razones por las que el campamento se instaló aquí.
A la entrada del yacimiento está el Centro de Interpretación y sede de la Fundación Aqua Querquennae. Alberga una interesante exposición permanente sobre el pueblo galaico-romano de los Quarquernos -que habitaban estas tierras-, la llegada de Roma y la construcción del campamento; también sobre el paso de la Vía Nova por esta comarca.
Aquis Querquennis es una visita de lo más recomendable si estás por esta comarca del sur orensano o te interesa la historia de Roma en la península. Puede que cuando llegues al agua anegue parte del yacimiento, pero eso es parte de su peculiaridad y encanto.
- Es uno uno de los asentamientos militares romanos mejor conservados.
- Fue construido sobre el 69-79 dc, siendo Vespasiano emperador, y abandonado el 120 dc.
En su día, este campamento albergó a las legiones romanas que llegaban hasta aquí para construir la Vía Nova, pero también para colonizar estas tierras, en aquel momento salvajes e inhóspitas. Aquis Querquennis fue construido sobre los años 69-79 dc, siendo Vespasiano emperador, y abandonado sobre el 120 dc.
Eran casi 25.000 metros cuadrados, perfecta y regularmente divididos en calles para más de 500 legionarios, entre soldados de infantería y de caballería. Se cree que la unidad militar que ocupaba este campamento fue la cohorte III, que dependía de la Legio VII Gémina, cuya base estaba en León. Esta cohorte fue trasladada a la Dacia (hoy Rumanía) dejando Aquis Querquennis vacía.
Los conjuntos estructurales que hasta ahora han exhumado los arqueólogos, total o parcialmente, son los siguientes:
- 'Principia' o cuartel general.
- Dos grandes hórreos para el almacenaje de alimentos no perecederos.
- 'Valetudinarium' (hospital).
- Cinco barracones de la tropa.
- Vías y canales de drenaje.
- Sistema defensivo (muralla con sus torres, 'porta pincipalis sinistra', puerta principal izquierda, 'porta decumana', puerta sur, pequeño sector del foso e 'intervallum', o vía perimetral, también llamada 'sagularis').
Las reconstrucciones virtuales realizadas por los expertos del proyecto Aquis Querquennis 3D nos dan una idea de cómo fue.
La mansión viaria está compuesta de varias estancias, que se emplearían para hospedar a los viajeros que recorrían la vía romana y como cuadras para las caballerías. También se ha encontrado un horno para cocer el pan y un pozo circular.
El yacimiento de este campamento romano es Bien de Interés Cultural desde 2018. De todo ello da cuenta el Centro de Interpretación Aquae Querquennae-Vía Nova (en la foto de abajo), que alberga un museo y varias salas explicativas del complejo arqueológico.
Muy cerca de la mansión viaria se encuentra una zona de aguas termales, conocida como O Baño. En ella hay varias piscinas y bañeras de piedra, que son vestigios de un balneario que funcionó hasta la construcción del citado embalse de As Conchas.
El "río del olvido" que temían los legionarios
En el lugar estarían las termas romanas, pero todavía no han sido excavadas. Tienen algo misterioso porque cuando llueve mucho, el embalse abre sus compuertas y entonces el agua las cubre y las termas desaparecen... y ya volverán a emerger.
La serie El desorden que dejas (con Inma Cuesta, Bárbara Lennie y Tamar Novas de protagonistas), que Netflix estrenó en 2020, se rodó en parte aquí. Fue en estas termas romanas, junto al embalse.
Termas que se alimentan del río Lima, aquel que los romanos llamaban el "río del olvido". Una leyenda cuenta que el comandante Décimo Junio Bruto tuvo que ser paciente y pedagógico para demostrar a los legionarios que no iban a perder la memoria por cruzar el río. De modo que se situó en medio de la corriente y desde allí, uno a uno, los fue llamando para demostrar que nada había que temer.
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