Hallan en Pompeya la habitación de unos esclavos bien conservada
Pompeya, la ciudad sepultada y, por tanto, la de las sorpresas. La ciudad se descubrió rodeada de misterio y aún hoy continúa siendo sede de estudiosos y curiosos de la arqueología. Quedó destruida en el año 79 d.C., tras la erupción del volcán Vesubio, y aún hoy continúa desvelando rincones que ofrecen una imagen de la situación en aquella época. Ahora, un nuevo descubrimiento: un equipo de arqueólogos que trabaja desde 2017 en Pompeya han dado con una estancia pequeña, donde se presume que vivían esclavos, posiblemente una familia con un hijo, y que se encargaban del mantenimiento de la villa de sus dueños.
Según informa el ministerio italiano de Cultura, el hallazgo se ha producido en la zona de la villa de Civita Giuliana, situada en la zona norte de Pompeya y que ya ha sacado a la luz en los últimos meses otros descubrimientos, como una carroza ceremonial casi intacta o un establo con los restos de tres caballos. Un reducido alojamiento de unos 16 metros cuadrados que, ahora, hallada “en un estado de conservación excepcional”, enriquecerá “aún más el conocimiento de la vida cotidiana de los antiguos pompeyanos” y concretamente de una parte de la sociedad, de cuyo estilo de vida se sabe bastante poco, dijo el ministro de Cultura, Dario Franceschini, a través de un comunicado.
Gracias al refinamiento de la técnica de moldes inventada por Giuseppe Fiorelli en el siglo XIX, se han encontrado tres camas y otros objetos pertenecientes a estas personas, que probablemente eran los empleados que se ocupaban del trabajo diario de una villa romana, incluidas las labores de mantenimiento y preparación del carro de caballos. Asimismo, se han encontrado tres catres de madera y un cofre, también de madera, con objetos de metal y telas que los arqueólogos creen que podrían formar parte de los arneses de los caballos.
Las camas eran unas tablas de madera toscamente trabajadas, que podían ensamblarse según la altura de quienes las utilizaran. Dos camas miden unos 1,70 metros de largo, mientras que la otra es de solo 1,40 metros, por lo que los expertos deducen que podría ser de un niño. Debajo, se guardaban objetos personales, como ánforas para conservar objetos, jarras de cerámica y el orinal. La habitación tenía una pequeña ventana en la parte superior y carecía de decoración en las paredes.
La habitación era también utilizada como almacén Fuente: https://www.larazon.es/cultura |
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