En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.
Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.
En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.
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Las pinturas rupestres nos permiten hacernos una idea de cómo era la vida en el Paleolítico. Dibujos de animales principalmente que, en algunos casos, su belleza se acaba fusionando con las creaciones naturales propias de la cueva. El agua, la temperatura y las propiedades del terreno subterráneo han creado auténticas obras compuestas de techos cubiertos de estalactitas, estalagmitas, columnas, etc.
España es un país que cuenta con un gran número de cuevas: la de Nerja en Málaga, Altamira en Cantabria, Valporquero en León, las cuevas del Drach en Mallorca… Aquí os dejamos una pequeña representación de aquellas que forman parte del patrimonio del país, o que sorprenden por su belleza.
1. Cueva de Altamira (Cantabria)
La cueva fue descubierta en 1879 y, para evitar su deterioro, su entrada está restringida a cinco personas a la semana. La selección es por sorteo. Justo al lado, para saciar los deseos de los amantes del arte, se abrió la Neocueva de Altamira. Una réplica de la cavidad original donde se pueden ver expuestos una copia de las pinturas y grabados encontrados.
Los dibujos representan bisontes, caballos, cabras, ciervos y figuras abstractas que, en su conjunto, desde 1986 son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
2. Cuevas del Drach (Mallorca)
Tal belleza no podía no mostrarse, así que a principios del año XX las cuevas fueron acondicionadas para poder ser visitadas. En total se trazó un recorrido de 1.200 metros, se crearon unas escaleras de acceso y se realizó la instalación eléctrica, obra de Sr. Buigas.
Desde 1935 en el lago Martel se ofrece a los visitantes un concierto de música clásica acompañado de efectos luminosos. Además de que se ofrece la opción de navegar por el lago.
Las cuevas del Drach son una de las atracciones turísticas más populares de Mallorca, por lo que en los meses de verano están algo masificadas. Están situadas al este de la isla, en Porto Cristo, muy cerca de Manacor.
3. Jameos del Agua (Lanzarote)
El resultado, una cavidad volcánica de formas peculiares a la que César Manrique quiso dotar de colorido y personalidad. Una joya muy apreciada en la isla de Lanzarote.
Te sorprenderá la originalidad de su auditorio, la piscina de aguas turquesas, el puente de la Atlántida, los helechos que cubren parte de la roca o los cangrejos ciegos que habitan la zona, una especie endémica que llega con la pleamar.
4. Cueva de Valporquero (León)
Su gran boca de entrada nos da una pista de la belleza que nos encontraremos dentro: siete salas y galerías conocidas como Pequeñas maravillas, Gran rotonda, Hadas, Cementerio estalactítico, Gran vía, Columna solitaria y Maravillas. Además de algunas asombrosas formaciones que tienen nombre propio, como El fantasma, La virgen con el niño, Las gemelas o la Torre de Pisa.
La cueva de Valporquero también permite practicar la espeleología. Al final de la sala de la Gran Vía hay un recoveco que permite acceder hasta el Curso de aguas, donde hay galerías, saltos, pasos entre lagos y varias cascadas naturales.
La cueva de Valporquero está situada en la pedanía de Valporquero de Torío, en la montaña de León.
5. Cueva de Nerja (Málaga)
La cueva de Nerja está compuesta de tres galerías cubiertas de diferentes formaciones geológicas como estalactitas, estalagmitas, gours y columnas. Lo más sorprendente es que, en algunas de sus paredes, también se han encontrado más de 580 pinturas rupestres del Paleolítico Superior. Esta última parte no está abierta al público para ayudar a conservarlas.
La cueva de Nerja está situada en Maro, una pedanía de Nerja, Málaga. En 2006 fue declarad Bien de Interés Cultural.
6. Mina Romana de La mora encantada (Cuenca)
Fotografía: Javier Morales
En Torrejoncillo del Rey, Cuenca, está la mina romana de La mora encantada. Un antiguo yacimiento romano que fue descubierto en 1953 por un vecino de la zona. Está situado en el homónimo cerro, que se llama así por una antigua leyenda que decía que en aquel lugar había un tesoro y una princesa mora con poderes. El hombre, excavando para encontrar el botín, acabó encontrando un antiguo pozo romano y la mina de La mora encantada.
Aquí es donde los romanos explotaron el lapis specularis o cristal de la Hispania, un yeso transparente que, en aquella época, se utilizaba como cristal de ventanas. En total, la mina cuenta con más de un kilómetro de galerías situadas a unos 40 metros de profundidad.
7. Gruta de las Maravillas (Huelva)
Está situada en el centro de Aracena, entre casitas encaladas. Existen varias teorías sobre cómo se encontró. Una de ellas dice que fue un pastor que estaba buscando a una res. Otra, que fue debido a la mina que allí había. Lo que sí está claro es que la gruta de las Maravillas se ha convertido en una visita imprescindible en Huelva.
A través de un recorrido guiado de unos 45 minutos, los viajeros pueden recorren 1.200 metros y observar las formaciones de estalactitas, estalagmitas, columnas, gours, coladas, etc. La ruta pasa por diferentes salones, galerías, lagos y ríos subterráneos ubicados bajo el cerro del Castillo. Cada parte del itinerario es diferente.
8. Coves de Sant Josep (Castellón)
La cavidad data del Paleolítico Superior, pues en el yacimiento se encontraron varias pinturas rupestres de la época. También la existencia de un poblado ibero en los alrededores han permitido a los historiadores saber que ya en su día fue explorada por los iberos y también por los romanos, pues se encontró una lápida de la época.
En el siglo XIX, algunos vecinos tenían la costumbre de retarse para ver quién llegaba más lejos dentro de la cueva. Algunas galerías eran peligrosas debido a las subidas del nivel del agua. Fue en 1936 cuando se decide poner una barca para poder adentrarse en las cuevas. Aunque no es hasta los años 50 cuando espeleólogos la visitan y realizan un mapa del lugar.
Las cuevas de Sant Josep están situadas en Vall de Uxó, en Castellón.
9. Cueva de los Enebralejos (Segovia)
Con 3.670 metros de longitud, la cueva de los Enebralejos es la cavidad más larga del Sistema Central. Está ubicada en el pueblo de Prádena de la Sierra, en Segovia, a solo una hora de Madrid.
Durante la Edad de Cobre, la cueva fue utilizada como necrópolis. De aquella época, y de la Edad de Bronce, se han encontrado cerámicas, huesos, ajuar funerario y pinturas en las zonas donde se realizaban los enterramientos.
Dice la leyenda, que durante el reinado de los Reyes Católicos, este fue un escondite de los judíos, por eso la Santa Inquisición ordenó tapiar su entrada. Su hallazgo no tuvo lugar hasta el siglo XX, también cuando se abren al público.
10. Cuevas del Cerro del Águila (Ávila)
Salir no fue tan fácil como entrar, ya que necesitaban volver por el mismo agujero. Una vez lo encontraron, los chicos proclamaron su hallazgo. Desde 1964, las cuevas del cerro del Águila están abiertas al público.
El recorrido tiene unos 1 kilómetros de longitud y en él se puede ver la variedad de texturas y colores de la cueva. También hay estalactitas, estalagmitas, columnas y coladas.
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