In memoriam Pedro Morales Cuenca.


En la localidad conquense de Torrejoncillo del Rey, fue descubierta en el año 1955, por D. Pedro Morales, una cavidad revelada en sueños, como un lugar donde encontraría un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Tres meses de intensos trabajos dieron como resultado el hallazgo de una cavidad subterránea que resultó ser una mina romana de lapis specularis, de la que no quedaba ni el recuerdo.

En la actualidad, gracias a la intervención de la asociación arqueológica: Cien mil pasos alrededor de Segóbriga y la diputación provincial de Cuenca, se ha convertido en lugar de obligada visita tanto por su interés histórico como cultural.

Si deseas saber más sobre esta historia, accede mediante este link

https://moraencantada.blogspot.com/2011/04/historia-de-un-sueno.html


miércoles, 18 de enero de 2023

Si tienes alguno de estos apellidos, tus antepasados proceden del Imperio Romano

 
 
 En España perviven apellidos que provienen de épocas pasadas y de civilizaciones que marcaron nuestra historia.

 A lo largo de la historia han pasado un buen número de civilizaciones por la Península Ibérica, por lo que tenemos antepasados de lo más variados. Una de nuestras mayores herencias procede del Imperio Romano, la cual se puede observar, más allá del poso cultura, en la manera de llamarnos.

 

En España es común que se encuentran apellidos derivados de un oficio (Zapatero), de un topónimo (Arévalo) o proveniente del propio padre (Rodriguez, hijo de Rodrigo). Pero también hemos adoptado apellidos de otras civilizaciones como la árabe o la romana.

Centrándonos en los romanos, estos tenían un sistema bastante complejo a la hora de nombrar a sus ciudadanos. Tal y como explican en Muy Historia, primero iba el praenomen (nuestro actual nombre propio), el nomen (indicando el nombre del clan de procedencia) y el cognomen (lo que vendría siendo nuestro apellido, que indicaba la familia de procedencia dentro del clan). Incluso se podía agregar al final un agnomen, reservado para generales que habían logrado alguna hazaña.

En el caso de las mujeres, solo se les permitía heredar un nomen, que venía de su clan de pertenencia. Solo se les autorizaba a agregar un cognomen numeral para distinguir su posición en el nacimiento (prima, secunda, tertia).

 

Entre los apellidos que aún conservamos en la actualidad y que tienen un origen romano encontramos, por ejemplo, Acosta, así como sus vacaciones: Lacosta, Cuesta o Dacosta. Romero es otro apellido de origen romano. Así se llaman a los peregrinos que viajan desde cualquier punto del Imperio a Roma o desde Roma a Tierra Santa.

Expósito o Espósito también tienen su raíz en el latín proviniendo de la expresión ex positus, que hacía alusión a los niños y niñas a los que un padre no reconocía como propios y eran abandonados. Otro apellido, Rossi, más famoso en Italia, hace por su parte referencia al rojizo del cabello o de la barba.

Dos apellidos en España

España es de los pocos países del mundo en el que el uso de dos apellidos es tradición desde hace siglos. Fue en 1889, con la creación del primer Código Civil español, cuando se estableció el uso oficial del apellido paterno y materno. Concretamente, el artículo 114 recogía que "los hijos legítimos tienen derecho a llevar los apellidos del padre y de la madre".

Antes era común que los miembros de una misma familia no compartieran apellidos, ya que tenían opción de elegirlo cuando llegaban a la etapa adulta. Así, los hombres solían adquirir el apellido del padre y las mujeres el de la madre. El sistema de doble apellido ya era común en las clases altas de Castilla, que lo aplicaban en el siglo XVI.

 

Fuente:   https://www.losreplicantes.com 

 


 

Si tienes estos apellidos, tus ancestros son del antiguo imperio romano

¿Te has preguntado si tu apellido es de origen romano? Te contamos si tus ancestros pertenecieron al antiguo imperio.

 

A medida que se asentaron las civilizaciones, la forma en la que se nombraban las personas fue evolucionando, por ejemplo, los romanos se basaban en el praenomen, el nomen y el cognomen. ¿Te has preguntado si tu apellido es de origen romano? Te contamos si tus ancestros pertenecieron al antiguo imperio.

  • Acosta

¿Conoces a algún Acosta? Las personas con este patronímico pueden presumir de un linaje de posible origen romano, según la enciclopedia heráldica y genealógica hispanoamericana citada por Europa Press.

Sin embargo, su procedencia no está probada y otras teorías apuntan que procede de Portugal o que su origen se relaciona con un rey godo llamado Acoista.

  • Romero

Si en tu acta de nacimiento dice Romero, en la sección de apellidos, probablemente tus ancestros peregrinaron a Tierra Santa desde el antiguo Imperio Romano de Occidente.

 

 

Pero para algunos otros genealogistas, el apellido Romero podría haberse aplicado a las personas que peregrinaban a Roma durante el medievo.

  • Expósito o Espósito

Y sí, al leer este apellido seguro pensaste en la famosa actriz española Ester Expósito Quintero. La palabra deriva del latín ex positus, y de acuerdo con el sitio Tataranietos, se dice que su etimología tiene origen en la época romana.

El paterfamilias -el principal de cada líneadecidía si reconocer a los hijos de su esposa o no. En dado caso de que no lo hiciera, podía abandonar al recién nacido fuera de su casa a fin de que fuera expuesto para muriera de inanición o alguien se hiciera cargo de él.

  • Costa

Este es el apellido más antiguo en Italia pero también está entre los más populares, de acuerdo con el sitio Plusesmas. Además, hace referencia a un accidente geográfico u orográfico debido a que alude a "camino en cuesta", "terreno inclinado".

  • Rossi

En Italia es considerado el apellido más famoso. Por lo general el origen se le vincula con los romanos y hacía referencia a la característica de la coloración del cabello, la barba, la piel o los labios del jefe de familia: el color rojizo. 

 

 "Ya entre los romanos este rasgo había originado el cognomen latino Rossius, derivado del latín rubius (rojo),  y en algunos casos se puede hipotetizar que el apellido Rossi deriva directamente o mediante formas hipocorísticas, incluso dialectales, de este cognomen", explica el sitio Ancestros Italianos.

¿Cómo 'nacieron' los nombres y apellidos romanos?

En Roma únicamente existía el praenomen, mismo que equivalía al nombre de pila. Posteriormente, las familias con mayor poder impusieron el uso del nomen, el equivalente al apellido, éste indicaba la filiación gentilicia de las personas. 

El sitio Aragón Gen, explica que entre las familias de la nobilitas o nobleza, se generalizó un tercer nombre: cognomen; distinguía las diferentes líneas o estirpes dentro de la gens (algo parecido al conjunto de personas que se consideraban descendientes de una misma persona sin importar la veracidad de esto), cada una de ellas bajo la potestad de un paterfamilias.

Ahora que ya sabes cómo evolucionó el sistema de nombres en el antiguo imperio, no dudes en 'rolarle' esta información a alguien con apellido de origen romano. 

 

Fuente:  https://www.radioformula.com

 

 


jueves, 12 de enero de 2023

CAEMENTICIUM ROMANO

Revelan el gran secreto del hormigón romano: por qué es mucho más fuerte y resistente que el actual

Un estudio realizado por ingenieros del MIT y de Harvard descubre que el cemento de la Antigua Roma tenía la capacidad de "autocurarse".

 


 

Los romanos fueron, si se nos permite el símil, unos magos de la argamasa. Unos auténticos genios de la ingeniería. Gracias a sus excelentes dotes arquitectónicas, crearon vastas redes de carreteras, acueductos, anfiteatros, puertos y puentes con tal pericia que muchas de estas construcciones han sobrevivido hasta nuestros días. El Coliseo, por ejemplo, el principal monumento de la Antigua Roma, comenzó a construirse en el año 70 d.C., finalizando la obra 10 años después, y ahí sigue, convertido en un emblema de esta civilización.

En España también tenemos algunos buenos ejemplos: el teatro romano de Mérida, el "príncipe entre los monumentos emeritenses", fue inaugurado en los años 16-15 a.C y aún hoy sirve de escenario para representaciones y conciertos. Por su parte, el teatro romano de Cartagena, construido entre los años 5 y 1 a.C, mantiene buena parte de su estructura en unas condiciones más que aceptables. En contraste, muchas estructuras de ingeniería moderna han acabado desmoronándose después de algunas décadas.

La ciencia lleva décadas intentando explicar cómo los romanos consiguieron crear semejantes estructuras hace miles de años de forma imperecedera. Estas construcciones, en algunos casos, aguantaban toneladas de peso —véase algunos diques o muelles—; en otros, fueron construidas en lugares sísmicamente activos y han soportado el inclemente paso del tiempo y la actividad sísmica que emerge de las profundidades de la Tierra. 

Ahora, un grupo internacional de investigadores del MIT, la Universidad de Harvard y distintos laboratorios de Italia y Suiza acaba de alumbrar el misterio de la resistencia del hormigón romano. Según el estudio que se publica este viernes en la revista Science Advances, los romanos utilizaron estrategias de fabricación con las que consiguieron hacer una masa ultrarresistente, que dotó a sus construcciones de un vigor realmente admirable gracias a un proceso de "autocuración".

 

Pero vayamos por partes. Lo cierto es que, desde hace tiempo, los investigadores sospechaban que la clave de la resistencia y duración del hormigón romano se encontraba en un ingrediente: el uso de materiales puzolánicos —que contienen sílice— como la ceniza volcánica que existe en la región de Pozzuoli, en el norte de Nápoles. Esta ceniza llegó a ser enviada por todo el Imperio Romano para ser utilizada en la construcción. De hecho, muchos arquitectos e historiadores la describieron como un ingrediente clave para el hormigón. 

 


 

Pero esto no es nuevo. Un análisis mucho más detallado ha constatado que el secreto del hormigón romano no sólo se encuentra en los materiales puzolánicos que incluía. El hormigón romano también contiene unas sustancias minerales blancas, brillantes y pequeñas, de apenas unos milímetros, que se denominan clastos de cal. "Desde que comencé a investigar el hormigón romano antiguo, siempre me han fascinado sus características", dice Admir Masic, profesor de Ingeniería Civil y Ambiental del MIT y uno de los autores del estudio. "En las formulaciones modernas del hormigón no encontramos estas características. Entonces, ¿por qué están presentes en estos materiales antiguos?", añade.

Cemento con "capacidad de autocuración"

El lector puede pensar que los romanos llegaron a esta fórmula tras realizar mezclas descuidadas. Sin embargo, la ciencia descarta este extremo. Este nuevo trabajo de investigación sostiene que los clastos de cal que incluían los romanos en el hormigón le otorgaron una gran "capacidad de autocuración" que no se conocía hasta la fecha. Además, lejos de ser una magnífica casualidad del destino, su hormigón fue el resultado de un proceso de optimización que duró siglos. "Si los romanos pusieron tanto esfuerzo en hacer un material de construcción sobresaliente, siguiendo todas las recetas detalladas que habían sido optimizadas a lo largo de muchos siglos, ¿por qué pusieron tan poco esfuerzo en asegurar la producción de un hormigón bien mezclado?", se pregunta Masic.

Lo cierto es que el asunto es todavía más complejo. El profesro del MIT y el resto de investigadores que participaron en esta investigación se propusieron utilizar imágenes multiescala de alta resolución y técnicas de mapeo químico para analizar más en profundidad este cemento milenario. Gracias a ellas se obtuvieron nuevos hallazgos relacionados con la funcionalidad potencial de los clastos de cal utilizados por los romanos.

Tradicionalmente se había pensado que la cal que se incorporaba al hormigón romano había sido mezclada con agua previamente para formar un material pastoso altamente reactivo. Sin embargo, este proceso por sí solo no podía explicar la presencia de clastos de cal. Así, al estudiar nuevas muestras de hormigón antiguo llegaron a la conclusión de que las inclusiones blancas contenían distintas formas de carbonato de sílice. "El examen espectroscópico proporcionó pistas de que estos se habían formado a temperaturas extremas, como era de esperar de la reacción exotérmica producida por el uso de cal viva en lugar de o, además de, la cal apagada en la mezcla". 

Es decir, la mezcla de los distintos ingredientes del hormigón romano en caliente fue clave para crear una masa superduradera y ultrarresistente. "Los beneficios de la mezcla en caliente son dobles", explica Masic. "Primero, la mezcla a altas temperaturas permite procesos químicos que no son posibles si solo se usa cal apagada, produciéndose compuestos asociados a estas altas temperaturas que de otro modo no se formarían. Por otro lado, este aumento de la temperatura reduce significativamente los tiempos de curado y fraguado, ya que todas las reacciones se aceleran, lo que permite una construcción mucho más rápida", subraya el experto. 

Pero la cosa no queda solo aquí. El gran hallazgo del estudio que hoy se publica en Science Advance apunta a que este material era capaz de regenerarse o "autocurarse". "Durante el proceso de mezcla en caliente, los clastos de cal desarrollan una arquitectura de nanopartículas característicamente frágil que crea una fuente de calcio fácilmente fracturable y reactiva". Los investigadores descubrieron que esta fuente de calcio otorgaba al hormigón la capacidad de regenerarse cuando se fracturaba. "Este material puede reaccionar con agua, creando una solución saturada de calcio que puede recristalizarse como carbonato de calcio y llenar rápidamente la grieta, o reaccionar con materiales puzolánicos para fortalecer aún más el material compuesto". 

Según apuntan los científicos, estas reacciones se producían espontáneamente, curando automáticamente las grietas antes de que se propagaran por toda la construcción. De hecho, para demostrar que estaban en lo cierto, los investigadores crearon el cemento tal y como lo hacían los romanos, en caliente, lo rompieron e hicieron correr a través de las grietas el agua. Así pudieron comprobar que, "en dos semanas", el hormigón se regeneraba y el agua dejaba de fluir por el interior. Por supuesto, tras el hallazgo, el equipo encabezado por Masic ya ha anunciado que se encuentra trabajando para comercializar este hormigón modificado con el objetivo de que pueda ser utilizado en las construcciones y obras actuales. 

 


 


Fuente: https://www.elespanol.com

sábado, 24 de diciembre de 2022

viernes, 9 de diciembre de 2022

PERROS SALCHICHA EN EL COLISEO

Los romanos usaron un antiguo perro salchicha para sus espectáculos en el Coliseo

 


Alcantarillas y pasillos subterráneos, lugares húmedos y oscuros que ocultan miles de historias. Y más si nos encontramos en el Coliseo de Roma, el gran anfiteatro que durante siglos albergó multitud de espectáculos. En las entrañas de este imponente edificio aún se pueden encontrar detalles impactantes de su trayectoria, evidencias de sus populares eventos.

Los arqueólogos italianos se han pasado todo un año excavando cloacas y pasadizos interiores, descubriendo restos de los alimentos que consumían los antiguos romanos durante mientras disfrutaban de las sangrientas luchas de gladiadores en el Coliseo: aceitunas, nueces, carnes, cerezas, uvas, higos, moras y duraznos de hace 1.900 años.

 

El sistema de drenaje del anfiteatro ocultaba, además, una cantidad ingente de huesos de animales. Desde osos hasta grandes felinos, pasando por presas a las que se perseguía durante juegos de caza en la arena romana, explicó la semana pasada Alfonsina Russo, directora del parque arqueológico.

Lo que más sorprendió a los investigadores, sin embargo, fue la gran cantidad de huesos de perro salchicha que encontraron. Su teoría es que fueron utilizados para realizar acrobacias o incluso algo mucho peor, lanzados a la arena para luchar con fieras más grandes y feroces.

 

“Esos animales, antecesores de los perros salchicha modernos (creados en el siglo XVIII en Alemania), medían menos de 30 centímetros de altura. Creemos que pueden haber sido usados para realizar trucos acrobáticos, tal como se vería en un circo actual. O puede ser que formaran parte de cacerías escenificadas (las "venationes") o incluso se lanzaran contra osos y animales por el estilo. No lo sabemos con seguridad”, dijo Russo.

Sus restos aparecieron mezclados con los de perros grandes, leopardos, leones, osos y avestruces. Pero en los antiguos desagües también aparecieron más de 50 monedas de bronce del período romano tardío, así como una moneda de plata de alrededor del 170-171 d.C. para conmemorar los 10 años de gobierno del emperador Marco Aurelio.

 


La excavación se centró en la limpieza de alrededor de 70 metros de desagües y alcantarillas debajo del costado sur del Coliseo y se considera que arroja luz especialmente sobre los últimos años de su uso antes de que cayera en desuso, alrededor del año 523 después de Cristo.

El milenario Anfiteatro Flavio (o Coliseo romano), cuya construcción empezó en tiempos de Vespasiano en el siglo I, fue acumulando basura durante décadas. Objetos que se tiraban directamente desde las gradas y cayeron en el olvido en las profundidades de la instalación.

 

En las cloacas de roca también han aparecido fragmentos de las plantas que se usaban para decorar aquellas jornadas de pan y circo, como el laurel o el arbusto boj. Además, han surgido dados y objetos de uso personal, como una insignia de marfil, así como prendas de vestir como zapatos o fragmentos de cuero.

"Este importante trabajo de investigación ha permitido comprender mejor el funcionamiento del Coliseo en lo que respecta a su sistema hidráulico, pero también profundizar en la vida y hábitos de los romanos que frecuentaban este lugar durante las largas jornadas de espectáculos", concluyó Alfonsina Russo.

 

Fuente:https://www.lavanguardia.com

 

martes, 6 de diciembre de 2022

LAS FRASES DE MARCO AURELIO

Las frases del emperador Marco Aurelio, y por qué no es ningún santo

 El emperador Marco Aurelio goza de buena prensa, quizá por su estoicismo, una filosofía parecida al cristianismo. Repasar su biografía y releer lo que dijo lo pondrán a prueba

 


 Si Marco Aurelio (121-180) fue un emperador caritativo, ¿por qué bajo su gobierno se intensificaron las persecuciones contra los cristianos? Responder a esta pregunta merece unas líneas, que servirán para trazar la frontera entre el cristianismo y el estoicismo, que, aunque parecidos, constituyen un credo y una corriente de pensamiento con diferencias insalvables.

Al hacerlo, es inevitable desmitificar la figura de Marco Aurelio, que ha pasado a la historia como el último de los cinco emperadores buenos. Según la historiografía tradicional –más aún, la romana–, fue un gobernante prudente, sabio y comedido, que timoneó sus impulsos con la misma mesura que su imperio. Lo hizo en arreglo a su estoicismo, una doctrina filosófica fundada por Zenón de Citio (c. 336 a. C.-c. 264 a. C.) que celebraba el autocontrol como una virtud.

 

No podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar lo que pensamos sobre estos eventos”, podría ser la síntesis de esta escuela, que coqueteaba, pues, con la resignación.

Pero, además, el estoicismo defendía la moderación de las propias pasiones –entendidas como un mal que potencialmente puede perturbar la vida– y la práctica de la caridad, la benevolencia o la tolerancia, virtudes que, claramente, figuran en las Meditaciones de Marco Aurelio, rebosantes de dulzura y empatía.

 Muchos recordarán a Marco Aurelio por la película Gladiator (2000), en la que le dio vida el actor irlandés Richard Harris. Incorrecciones al margen, pues el filme tampoco pretendía ser histórico, la cinta acierta en el perfil personal del emperador. 

 o que no cuenta, sin embargo, es que fue él quien decretó la persecución “de oficio” de los cristianos, esto es, sin necesidad de denuncia. Tampoco que permitió que en distintos lugares del Imperio fueran martirizados en espectáculos circenses, más aún cuando las acuciantes guerras en el limes (frontera) encarecieron los juegos de gladiadores.

Muy duro con el emperador, el historiador italiano Augusto Fraschetti lo consideró poco menos que un inmisericorde perseguidor de cristianos. Lo hizo en Marco Aurelio. La miseria de la filosofía (2014), un libro en el que, tras revisar los documentos de la época, reventó el halo de santidad del personaje, haciéndolo más corriente. 

Sobre los cristianos, Fraschetti nos recuerda que fue Marco Aurelio quien acabó con la política ambigua de sus predecesores, acometiendo una persecución activa. Algo paradójico en un hombre que dijo aquello de “lo propio del hombre es amar incluso a los que nos dañan”. Una cita, por cierto, que podría haber firmado cualquier escolástico.

En su introducción a las Meditaciones, el helenista Carlos García Gual nos da algunas pistas para entender esta dicotomía. La clave está en la oposición entre la moral estoica, que basa su conducta en la razón divina y la conciencia propia, y la cristiana, que descansa sobre una verdad revelada. Podríamos resumir que, a pesar de coincidir en sus modos, un estoico militante jamás creería en las verdades últimas del cristianismo.

 

Para explicarlo, García Gual recupera una hermosísima cita del helenista alemán Ulrich von Wilamowitz (1848-1931): “Marco Aurelio tenía la fe y tenía la caridad; lo que le faltaba era la esperanza”. Le faltaba porque no creía en la recompensa en la otra vida, y menos en la justicia divina. Romano arquetípico, la predilección cristiana por el martirio se le antojaba simple terquedad.

A García Gual la paradoja marcoantoniana le resulta “patética”, precisamente porque su humanitarismo le acercaba al sentir cristiano. De hecho, con los años, los pensadores cristianos se quisieron reflejar en los viejos estoicos, entre ellos algún padre de la Iglesia.

 

Fue el caso del panegirista Tertuliano (c. 160-c. 220), que definió al estoico Séneca (4 a. C.-65) como “saepe noster”, “uno de los nuestros”. Más exagerado, san Jerónimo (c. 340-420) lo consideró un santo. Y, cómo no, de Marco Aurelio se llegó a decir que había mantenido una amistosa correspondencia con el papa.

A la luz de esta historia, más de uno estará tentado de conceder una dispensa al personaje. Al fin y al cabo, pensarán, trató de comportarse como un “buen romano”, haciendo lo que su razón le dictaba que era mejor para la supervivencia del Estado. Un extremo, este último, que no podemos demostrar. Lo que sí resultará útil es releer algunas de las cosas que el emperador escribió. Al hacerlo, la similitud entre el estoicismo y el cristianismo se nos hará evidente.


“La vida no es buena ni mala, sino un lugar para el bien y el mal”.

sábado, 3 de diciembre de 2022

Vacaciones por la Roma imperial: el manual del trotaimperios

A través de las aventuras del ficticio patricio Marco Sidonio Falco, Jerry Toner nos arrastra a un viaje tan real como histórico por la Antigua Roma planteado con ojos de un contemporáneo

 

 


 

 Saludos desde la antigua Roma.


Mi nombre es Marco Sidonio Falco, un romano noble de nacimiento. Con la ayuda de mi ayudante, el Dr. Jerry Toner, he escrito un relato de mi recorrido por el imperio romano en su apogeo. Únase a nuestro viaje hacia el este para disfrutar de los grandes festivales de Grecia y explorar el centro cultural de Atenas. Acompáñenos a visitar la joya de Éfeso y comparta nuestro viaje por el Nilo para ver las antiguas pirámides y la estatua parlante del dios Memnon. Viajando hacia el oeste por el granero del Imperio, se deleitará con la fecundidad de Hispania, de la que conoceremos cómo se extrae el oro y los buenos caballos de esa provincia, y la belleza de la Galia, antes de cruzar a Britania, donde también sufrirá lo peor que la vida provinciana puede ofrecer.


No todo será sencillo y experimentará los terrores de los viajes por mar, las chinches y la pésima comida de las posadas de carretera, y los peligros de los bandidos. Mi guía ofrece consejos prácticos para sobrevivir a todas estas dificultades. Es el Imperio romano el que ha hecho posible todos estos viajes. Su excelente red de comunicaciones, tanto por carretera como por mar, ha generado una circulación fácil y segura. Los romanos hemos cartografiado el mundo, tendido puentes sobre los ríos y cortado caminos a través de las montañas. Sin embargo, casi ninguno de los que desean conocer los aspectos más destacados del imperio tiene idea de por dónde empezar. Esta guía les dirá todo lo que necesitan saber.

 

 


 

El destacado clasicista británico vuelve a recurrir a su alter ego Marco Sidonio Falco para recorrer los territorios imperiales y mostrar cómo era ser un romano.


Cuando se le pregunta a un gran experto en la Antigua Roma por un lugar fascinante para remontarse dos milenios en la historia, uno no espera que el Coliseo, por básica, sea la respuesta. Pero la argumentación de Jerry Toner, director de estudios clásicos en el Churchill College de la Universidad de Cambridge y cuya línea de investigación ha consistido en observar el mundo romano “desde abajo”, en reconstruir la vida cotidiana de la gran mayoría no que formaba parte de la élite, disipa cualquier duda.

“Es un edificio icónico e impresionante, pero está construido por muchos cautivos y con las ganancias de la guerra contra los judíos, y donde miles de personas fueron ejecutadas y murieron luchando”, explica a este periódico al otro lado de la pantalla, desde su despacho. “Es, en cierto modo, una metáfora del Imperio romano: si miras los restos, no puedes evitar quedar impresionado, pero al mirar más profundamente, detrás de la estructura, te das cuenta de que fue un mundo muy diferente y brutal”.

Toner ha abordado la violencia, los extraños preceptos morales que gobernaron la Antigua Roma o la cultura popular en ensayos fabulosos como Infamia (Desperta Ferro, 2020) o Sesenta millones de romanos (Crítica, 2012). Ahora regresa con la continuación de uno de sus proyectos más originales y divulgativos: la serie en la que el aristócrata Marco Sidonio Falco, su alter ego, cuenta cómo era su vida en el siglo II d.C. En Guía de viaje por el Imperio romano (Crítica), emprende un grand tour por los extensos territorios de la Urbs tras perder el beneplácito del emperador.

Pregunta. ¿Por qué contar la historia de la Antigua Roma de una manera tan peculiar?

Respuesta. Porque quiero que la gente tenga una idea de cómo era ser un romano, para conocer cómo pensaban los romanos. Creo que es muy cómodo pensar que los romanos eran como nosotros, pero con togas. Son similares en algunos aspectos, pero en muchos otros muy diferentes. Falco nos proporciona una forma de entender las fuentes romanas más o menos desde su punto de vista, de que nos hablen de un modo que los historiadores no podemos. Aunque no deja de ser problemático: él adora el Imperio.

P. De la misma forma que en Cómo manejar a tus esclavos (La Esfera de los Libros, 2016) o Release Your Inner Roman, emplea un estilo muy fresco y erudito al mismo tiempo. ¿Qué le permite este tipo de libros que no puede hacer en un ensayo académico?

R. Obviamente, alcanzar una audiencia mucho más amplia. No hay mucha gente que quiera leer mis libros académicos. Además, quiero popularizar el mundo antiguo: es un periodo muy fascinante y quiero que el resto comparta esa fascinación. Muchas fuentes romanas son muy difíciles, como las inscripciones de temas legales. Aquí puedo reescribirlas de una forma que es mucho más accesible para un público moderno.

P. Falco dice que el Imperio romano no era cruel. Usted en Infamia ha mostrado todo lo contrario: un tríptico de atrocidades.

R. Los romanos no se consideraban crueles en absoluto, pero obviamente lo eran: si te rebelabas, te aplastaban. Pero entonces te dirían que los beneficios fueron cientos de años de pax romana. En el mundo preindustrial, la mayoría de estados estuvieron constantemente en lucha; mientras que alguien nacía en la Hispania o Britania del siglo II d.C., probablemente nunca viese una guerra en su vida. Es imposible decir que una cosa convierta la otra en moralmente justificable, pero desde el punto de vista romano había muchas ventajas.

P. De hecho, está esa famosa sentencia de Gibbon de que aquella época del Alto Imperio fue la más feliz y próspera de la historia…

R. En realidad, solo ha existido ese periodo en Occidente tras la II Guerra Mundial. Si retrocedemos en la historia, el siglo II sería el que escogeríamos para vivir si fuésemos romanos, aunque no necesariamente lo haría un esclavo o un judío.

P. Buena parte de su obra se ha centrado en estudiar a esa mayoría de la sociedad romana que no formaba parte de la élite. ¿Qué nos enseñan los esclavos o los pobres?

R. Una cara muy diferente del Imperio romano. Falco es un aristócrata rico que puede viajar de forma lujosa y disfrutar sus ventajas, pero esa sociedad necesitaba un montón de trabajadores esclavos para seguir funcionado. Falco, no obstante, diría que la pax romana también reportaba beneficios a la gente común, como los campesinos, mediante la estabilidad y una cierta prosperidad económica gracias al comercio. La esclavitud en la Antigua Roma no era exactamente como la angloamericana de plantaciones de cultivos capitalista. Era una mezcla de agricultura y estatus, de mostrar a tus esclavos en tu villa aunque realmente no hiciesen nada, simplemente para enseñar lo que uno se podía permitir.

P. Otra diferencia importante es que en Roma un esclavo se podía convertir en una persona libre.

R. Desde luego. No todos ellos, pero sí un número significativo. Si trabajaban duro y mostraban la actitud correcta, podían ser recompensados con la ciudadanía romana o la libertad. Así que la esclavitud permitió mucha más movilidad social. Además, no tenía un elemento racial: en Estados Unidos se sabía quiénes eran los esclavos solo con mirar a las personas, mientras que en Roma, una vez liberados, casi todos los esclavos podían desaparecer en ese gran crisol que era la población romana.

P. En Roma se daban multitud de robos al día y el orden prevalecía gracias a la violencia. ¿Cree que tendemos a idealizar el mundo clásico y nos olvidamos de este punto de vista?

R. Si nos metiéramos en una máquina del tiempo y viajásemos a Roma, estaríamos horrorizados por la jerarquía, las desigualdades, las terribles condiciones y la brutalidad ocasional. Me refiero a la violencia incluso en los tribunales de justicia, donde los esclavos eran torturados cuando testificaban. Creo que lo encontraríamos absolutamente repugnante.

P. En Infamia escribe que “a los romanos les parecería que nuestros valores y los suyos no eran muy distintos: una fe indestructible en la realización personal y el lucro”. Es una tesis muy provocadora.

R. El nivel de brutalidad es probablemente superior en el mundo romano, pero creo que dirían que en Occidente simplemente externalizamos nuestra violencia. Hay una guerra de poder en Ucrania, como las que hubo en Vietnam o Afganistán. En términos de producción de ropa, por ejemplo, usamos mano de obra barata y muy pobre de otras partes del mundo. Se estima que hay más de 50 millones de personas esclavizadas en el mundo moderno —cinco veces más que en la Antigua Roma, aunque obviamente sobre una población mucho mayor—. Pero es fácil para nosotros mirar solo a nuestros propios países occidentales cómodos y ricos, y olvidar que dependemos de mucha mano de obra barata.

P. En los últimos años estamos viendo muchos estudios que señalan que emperadores como Nerón o Calígula no fueron tan malvados y que muchas de sus excentricidades fueron mera propaganda. ¿Pueden estas investigaciones provocar una suerte de blanqueamiento de la brutalidad romana?

R. Es cierto que las historias de Tácito y Suetonio pintan una imagen exagerada de sus gobiernos. Los emperadores que maltrataron al Senado, a la clase letrada, recibieron una mala historia. Nerón, en realidad, parece haber hecho muchas cosas bastante sensatas, particularmente al principio, porque era popular entre la gente. Pero esa fue una de las razones para provocar el rechazo del Senado. Es una cuestión difícil, porque creo que las historias que lees sobre ellos a menudo son exageradas y, sin embargo, si no tenemos cuidado, si tratamos de absolver a toda la Antigua Roma por sus crímenes violentos, entonces estamos yendo demasiado lejos. Incluso si Nerón no era tan malo como se ha dicho, el Imperio romano todavía es brutal.

P. Los orígenes míticos de Roma están marcados por la violencia sexual contra las mujeres. Los romanos celebraban la violación y pensaban que la mujer era inferior. Pero las investigaciones recientes han desvelado un panorama mucho más complejo. ¿Se está haciendo al fin justicia con la fémina romana?

R. ¿Justicia? Es una palabra complicada… La gente es mucho más consciente de la posición subyugada de las mujeres en lo que era una sociedad muy patriarcal, jerárquica y violenta. Las actitudes en torno a la violación eran muy diferentes a las actuales: se veía principalmente como una ofensa contra el padre o la familia ya que dañaba su posesión de la misma manera que si golpeabas al esclavo de alguien, no estabas cometiendo un crimen contra el esclavo, sino un delito contra el dueño porque dañabas esa posesión.

»Es cierto que ha habido mucho trabajo para devolver a las mujeres romanas algo de su voz. El problema, y es lo que el libro de Falco intenta mostrar, es que el tipo de evidencia que tenemos proviene casi en su totalidad de hombres ricos, blancos y de mediana edad. Siempre estamos tratando de ver las cosas de manera diferente, pero siempre terminamos teniendo que ver las cosas a través de sus ojos. Eso limita cuánto podemos saber realmente sobre lo que pensaban los esclavos o, de hecho, lo que pensaban las mujeres, porque simplemente apenas salen en las fuentes.

P. ¿Qué lecciones pueden enseñarnos los antiguos romanos?

R. Cuando Gibbon escribió su historia de la caída del Imperio romano, Gran Bretaña acababa de perder su primer imperio en Estados Unidos. Y quería aprender de la historia cómo mantener y hacer crecer un imperio. No creo que queramos aprender esas lecciones hoy en día. Debemos aprender los problemas de la jerarquía, por qué la violencia nunca va a brindar justicia social, que los intereses no deben evitar que veamos las cosas desde un punto de vista más igualitario… Así que no estoy seguro de que los antiguos romanos nos enseñen lecciones, pero tal vez nos recuerdan lo que deberíamos intentar hacer en nuestras vidas.

P. ¿Quedan muchos misterios por resolver de la Antigua Roma?

R. Hay todo tipo de cosas que no sabemos: lo que pensaban los esclavos o la gente común de los ‘malos emperadores’ como Nerón. Pero no creo que nunca vayamos a encontrar los libros perdidos de Tácito o Tito Livio. Creo que siempre podremos hacer nuevas preguntas sobre Roma y arrojar algunas respuestas interesantes para que reflexionemos, pero no puedo ver que vayamos a obtener un montón de nuevas pruebas.

P. ¿Estamos en el momento en que menos atención se presta al legado clásico, en el que solo buscamos emperadores depravados para compararlos con los políticos actuales?

R. En Reino Unido, cuando miramos la historia de la familia Julio-Claudia y la de los últimos primeros ministros, resulta muy tentador y sencillo dibujar comparaciones. Pero no creo que estemos presenciando un decaimiento en el interés. El tema está seguro, aunque es muy fácil concentrarse en los emperadores locos y, en cierto modo, perpetuar una visión ligeramente estereotipada del mundo romano cuando, en realidad, sabemos que era mucho más complicado, particularmente al mirarlo a través de sus provincias.

 

 

Jerry Toner

 

FUENTE: www.elespanol.com

 

martes, 15 de noviembre de 2022

ARISTÓTELES Y EL SENTIDO COMUN

El sentido común en palabras de Aristóteles

Considerado el padre de no pocos saberes, Aristóteles reflexionó sobre todo, y, al hacerlo, estableció unas bases que hoy en día diríamos que son de sentido común

 

 Es un buen ejercicio pensar cuánto de lo que consideramos “de sentido común” es en realidad una herencia de Aristóteles (384-322 a. C.). Polímata, el griego transformó casi todas las áreas del conocimiento a las que se acercó, ya fueran la ciencia política, la ley natural, el método científico o la teleología, estableciendo unos principios que hoy en día damos por sentados.

¿Y qué sería el sentido común? Quizá la definición que más familiar nos puede resultar es la del ilustrado escocés Thomas Reid (1710-1796), que los consideró unos principios universales, fijos y no sometidos a crítica. Cosas que, sin necesidad de estudio o investigación, podemos distinguir como verdaderas o falsas.

Por tratarse de afirmaciones que aceptamos como naturales sin apenas pensar en ellas, podríamos decir que son la antítesis del pensamiento crítico. Pero también una herramienta muy práctica. Como lo definió el francés Henri Bergson (1859-1941), el sentido común es un modo rápido, útil y poco perfeccionista de orientarnos en la vida.

Aunque distintas entre ellas, estas propuestas parten de una misma tradición: el pensamiento aristotélico. En su formato clásico, esta corriente lo entendía como la unión de los sentidos externos (olfato, tacto, gusto, audición y vista) y los internos (la facultad de pensar, la memoria y la imaginación). Son estos sentidos –comunes a todos los seres humanos– los que ayudarían a distinguir lo bueno de lo malo.

Ahí está la clave: ¿por qué el adjetivo “comunes”? Porque, según decía Aristóteles, las personas tenemos una forma idéntica de percibir el entorno. Desde luego, este discípulo de Platón no inventó el sentido común, pero lo que sí hizo fue asentar algunas máximas sobre ética, ciencias naturales o metafísica que hoy diríamos que son “de lógica”.

Un buen ejemplo es el principio de no contradicción, que establece que una proposición y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. O su teleología, que entendía al hombre como un ser constituido por alma y cuerpo, cuyo fin último sería la actividad intelectual. Incluso su idea de virtud, explicada como un término medio entre dos vicios que debe mantenerse mediante el hábito, parece hoy muy razonable.

Alguno apuntará que Aristóteles no inauguró la mayoría de los saberes que hemos mencionado, y acertará. Al fin y al cabo, Parménides de Elea (siglo V a. C.) ya planteó el principio de no contradicción al determinar que “lo que es no puede no ser”.

El mérito del insigne estagirita fue transformar todo aquello sobre lo que reflexionó y estudiarlo sistemáticamente. Tanto, que buena parte de los fundamentos de la ciencia aún vigentes se los debemos a él. Han pasado más de dos milenios, pero sus citas sobre el conocimiento, la ética o la naturaleza todavía rebosan sentido común.

 

“Solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego”.

martes, 1 de noviembre de 2022

MINAS DE LAPIS COMO RECURSO TURÍSTICO

 

Minas de lapis specularis, un recurso turístico por explotar






Conseguir la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para las minas de lapis specularis de la provincia de Cuenca es el objetivo que los Grupos de Acción Local CEDER Alcarria Conquense y ADI El Záncara persiguen desde hace años.

Una iniciativa en la que trabajan de la mano de Juan Carlos Guisado Di Monti y María José Bernárdez Gómez, dos arqueólogos investigadores que llevan 27 años indagando sobre el papel destacado que jugó en el desarrollo del Imperio Romano este mineral que fue empleado como acristalamiento de ventanales durante el siglo I a. C. y siglo II d. C. Y sí, las incógnitas de la ecuación están cada vez más despejadas.

Tal es el nivel de conocimiento que tienen sobre las minas de lapis specularis conquenses que Guisado Di Monti las define como “una joya”. Y es que, con los últimos estudios, en los que ha participado un equipo multidisciplinar formado por geólogos, ingenieros de minas y cristalógrafos, se han contabilizado un total de 23 complejos mineros que abarcan una longitud de 150 kilómetros, desde la zona de Priego hasta Belmonte concretamente.

Una nueva actualización que no hubiera sido posible llevar a cabo sin el uso de, por ejemplo, un dron y metodologías modernas “sin las que no habríamos podido  conocer sus dimensiones reales”, apunta Guisado.

Un patrimonio arqueológico de calidad excepcional que bien podría ser explotado como un nuevo recurso turístico en Cuenca ya que, por ahora, solo 3 son visitables pero funcionan “a medio gas”, en palabras de Juan Carlos Guisado. Estas tres  minas se encuentran en Saceda del Río conocida como (La Cueva del Sanabrio), Torrejoncillo del Rey  (La Mora Encantada) y Osa de la Vega (La Condenada), aunque hay una cuarta en Torralba (El Pozolacueva) que está bien conservada pero no es accesible.

Desde ADI El Záncara y CEDER Alcarria esperan tener lista la documentación necesaria para mostrar por qué deberían ser declaradas BIC antes de que termine este año. Así, en 2023, podrían presentar la propuesta ante la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Conseguirlo otorgaría una deseada y más que necesaria protección para las minas pues “es necesario protegerlas a nivel jurídico para evitar excavaciones ilegales llevadas a cabo por furtivos del patrimonio arqueológico”, subraya Guisado. Prácticas que ya han sido llevadas a cabo.

Además, este calificativo les daría entidad y serviría para poner el foco sobre ellas y atraer muchos más visitantes siendo “el patrimonio minero una potencialidad de desarrollo para ambas comarcas”, dice la coordinadora de los Grupos de Acción Local y gerente de CEDER, Clara Isabel Fernández-Cabrera Marín.

Incluso traería consigo inversiones económicas porque en algunos casos es necesario construir un parking y caminos de acceso hasta el yacimiento. Y cómo no, se trabajaría para establecer los pilares sobre los que debe basarse su gestión y promoción turística que en la actualidad se lleva a cabo a través de un solo perfil de Facebook y el boca a boca que, por falta de información, a veces da lugar a confusiones en cuanto al lugar en la que se realizan las visitas guiadas. También en realización a la promoción turística Guisado apunta la posibilidad de establecer una ruta que compagine las minas con las ciudades romanas de Ercávica, Valeria y Segóbriga porque “se complementarían muy bien”.

“Sabemos que el Gobierno regional es sensible con el proyecto y queremos que apuesten por él”, apostilla Fernández-Cabrera, pues a pesar del déficit en cuanto a la organización de visitas se refiere son cientos de personas la que visitan cada año estas minas. Cifras que podrían multiplicarse.






Junto a la búsqueda de la declaraciçon de Bien de Interés Cultural, los Grupos de Acción Local  desarrollan otras acciones enfocadas fundamentalmente a la concienciación y divulgación del valor de las minas entre la ciudadanía conquense.

Por ello, para dar a conocer estos recursos tienen previsto organizar varias jornadas informativas a las que hay que sumar diez rutas de senderismo, un documental audiovisual, un folleto informativo y visitas a Almería y Bolonia (Italia), las dos ciudades en las que también existen minas de lapis specularis visitables.

Con ello, pretenden que “la sociedad sea consciente del recurso que tenemos porque hay una asignatura pendiente: preservar estas minas únicas en el mundo”, apunta  el arqueólogo Juan Carlos Guisado Di Monti.

Y es que, las minas de Cuenca serían las más importantes del Imperio Romano, por encima de las de Almería y Bolonia que ya han sido declaradas Bien de Interés Cultural y, además, en el caso italiano ya luchan por ser Patrimonio de la Humanidad. ¿Por qué no también las de Cuenca?


Fuente:  https://www.lasnoticiasdecuenca.es/



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